El precio del kilo de pan comenzó a venderse entre los $330 y $450 en las panaderías y supermercados de Junín, con una presión alcista que lo proyecta cerca de los $500 para antes de fin de año, según coinciden los especialistas. En un relevamiento por distintos comercios y supermercados juninenses, Democracia recabó que, en algunas panaderías, el kilo de pan ya trepa a los $450, aunque también se percibe una importante dispersión de precios, con variaciones entre un local y otro que superan el 30%.
En la panadería La Ideal, el kilo de pan se comercializa a $400, mientras que la docena de facturas cuesta $720; en La Victoria, el kilo de pan cuesta $330 (flautín, miñón, felipe); mientras que en El Mortero asciende a $450.
“En la medida en que siga habiendo escasez de trigo, va a seguir aumentando el precio del pan. Seguro a fin de mes aumenta de nuevo y el año que viene va a ser peor”, afirmó uno de los panaderos consultados.
En los supermercados e hipermercados, el kilo de pan oscila entre los 350 y 400 pesos. Los sostenidos aumentos de los costos de producción, mano de obra, combustibles y especialmente del trigo, forzaron a las panaderías a un nuevo ajuste en el precio del producto. “Hoy un kilo de pan debería estar entre $500 y $600, pero estamos tratando de aguantar lo máximo que podemos porque la gente algo tiene que llevar a la casa”, señaló José Hernández, titular de la Cámara de Panaderos del Norte.
Por su parte, Emilio Majori, presidente del Centro de Panaderos de La Matanza, afirmó: “Con el precio de $450 nos estamos quedando cortos, porque lo que vivimos la última semana con el tema de la inflación fue caótico”.
Inflación y sequía
Al impacto sobre los costos que produce una inflación del orden de 100% anual, en el caso del pan se suma la delicada situación que atraviesa la producción de trigo por la histórica sequía que afecta a gran parte del país y a nuestra región.
Hernández explicó que, por esta situación, la calidad del trigo cayó y entonces se necesita más harina para poder lograr la misma producción y ese es un factor que pega directo en el precio final del producto.
Por otra parte, según las proyecciones, la caída en la cosecha de trigo por la falla hídrica, está provocando un faltante de al menos 500 mil toneladas que presionará sobre el precio del principal insumo.
Sobre el fideicomiso que creó el Gobierno para subsidiar el precio del trigo, el dirigente aseguró que existe y está funcionando, pero que es insuficiente. “No participan todos los molinos de ese fideicomiso y entonces no todas las panaderías tienen acceso a ese precio. Está funcionando y la plata está, pero no alcanza”, explicó. “La bolsa de trigo subsidiada está cerca de los $ 2000, contra un precio normal que puede estar entre los $3200 y $3600, con un ritmo de aumento de casi $100 por semana”, añadió.
Al fideicomiso que administra la Secretaría de Comercio ingresaron 23 molinos, lo que representa cerca de un 50% del mercado. De acuerdo al mecanismo establecido, los molinos le venden a la panadería a $3100. Las panaderías pagan $1100 y los $2000 los paga el fideicomiso. Para ello, los molinos deben presentar la factura en la Secretaría de Comercio, luego una auditoría externa verifica la factura y se habilita el pago. Toda la operatoria demanda unos 15 días y en consecuencia los molinos se muestran reacios a seguir participando.
Hernández deslindó responsabilidades de las panaderías y señaló que el margen sobre los costos que se aplica es del orden del 40%. Y subrayó: "La última semana fue caótica para la inflación. Aumentó la nafta, los servicios y la bolsa de harina nos aumentó $ 800”.
Para Majori, el fideicomiso está funcionando “a cuentagotas” y, según su experiencia, la cantidad de molinos participantes se redujo a sólo cuatro, que resulta insuficiente para abastecer a un universo de 40 mil panaderías.
Cifarelli: “El primer perjudicado es el productor”
El presidente de la Federación Argentina de la Industria Molinera (FAIM), Diego Cifarelli, oriundo de nuestra ciudad, sostuvo que la situación es “preocupante” y que el primer perjudicado “es el productor, que apostó al cultivo, que venía dando buen resultado, pero esta vuelta el clima le da la espalda”. Y amplió: “Estamos en niveles donde los pronósticos de 21 millones de toneladas que pensábamos cosechar bajaron a alrededor de 13: son 8 millones de toneladas de pérdida”.
“El primer perjudicado es el productor, después veremos cómo acomodamos los molinos para poder funcionar todo el año”, remarcó. “Nosotros, a pesar de lo que cree el común de la gente, tratamos de no meternos, de no pedirle demasiado al Gobierno porque sabemos que a veces le erra con alguna política pública y creo que cada uno tiene que cumplir sus compromisos y nosotros pondremos todo el trigo que tengamos a disposición”, aseguró. Y continuó: “Si tenemos que traer el trigo de otra latitud estamos con la tranquilidad de que lo vamos a poder traer. Argentina tiene que honrar sus compromisos internacionales para poder seguir teniendo su imagen a nivel mundial”.
“Ese remanente (13 millones de toneladas) está siendo custodiado por quién lo tiene, que es lo más lógico, para cumplir sus propios compromisos. Por eso tenemos momentos muy complicados de oferta de trigo, pero nosotros siempre hablamos de volúmenes y no de predisposición para vender”, dijo.
Que esté el cereal, “no significa que el productor esté dispuesto para la venta. Primero hay que analizar que el volumen esté en el país, luego que esté disponible para la venta y por último analizamos la calidad”, subrayó. “Tendremos la harina que podamos tener y los clientes deberán aminorar las exigencias. Esto es una cadena. Cuando el clima no te permite tener lo que querés y tener lo que podes, tendremos que bajar, todos, nuestras exigencias”, concluyó.
El estado de los cultivos
El centro y sur de Buenos y el este de La Pampa son las regiones que hoy concentran la mayor superficie del trigo que se encuentra en condiciones normales a buenas en la Argentina gracias a un mejor régimen de lluvias, y que de producirse nuevas precipitaciones cuenta con la posibilidad de mejorar aún más su estado. De esta manera, la principal zona triguera del país, que aporta entre el 40% y el 50% de la producción nacional, contiene el grueso de las 2,8 millones de hectáreas que espera un rendimiento promedio o por encima del mismo a pesar de la sequía, lo que representa el 46% de las 6,1 millones de hectáreas implantadas del cereal a nivel nacional.
Según el último informe sobre condición de cultivos de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires (BCR), en el cual se volvió a recortar la estimación de producción de trigo en 1,2 millones de toneladas hasta las 14 millones, el 54% del trigo presentaba un estado regular a malo, el cual se ubica sobre el centro y norte del país mayoritariamente, mientras que el 37% mostraba una condición normal y solo el 9% entre bueno y excelente, ubicado casi con exclusividad en el centro y sudoeste bonaerense y este de La Pampa.
"Entre el 40% y 50% del trigo sale de Buenos Aires, lo que la hace clave. El sudeste tuvo muchos más problemas por falta de lluvias y heladas que el sudeste y el centro, donde hubo mayor regularidad de lluvias y, de algún modo, puede generar una buena contribución al remanente de producción esperada para esta campaña", explicó el director del Centro de Investigación de Recursos Naturales del INTA, Pablo Mercuri.
Para el especialista, esta región todavía está propensa a potenciales mejoras en su condición y su rendimiento de darse precipitaciones claves durante noviembre y diciembre.
Mercuri explicó que, de darse estas condiciones, "en el sur de la provincia mejoraría la situación. Una lluvia en donde el trigo está de regular a buena va a mejorar la situación para el llenado de grano y subir el rinde esperado. Buenos Aires es clave en este momento".
Para el analista de la BCBA Martín López, las lluvias importantes en la zona mejoraron la condición del cultivo, pero casi al unísono se produjeron heladas tardías que impactaron en los cultivos, cuyos efectos nocivos se podrán ver en las próximas semanas. No obstante, las lluvias que precedieron a la helada permitieron aminorar su impacto.
"Las precipitaciones antes de una helada la atempera. Hubiera sido mucho peor si continuábamos con la seca y después sobrevenía una helada. El impacto en los lugares más altos va a ser menor, pero hay que prestar atención a los lugares bajos", dijo López. Pero más allá de las heladas y sus efectos negativos, López planteó que el trigo del sur bonaerense "lo que va a necesitar es más lluvia durante noviembre y diciembre, porque va a estar ingresando en estado crítico con el llenado de granos. Necesita mucha agua en este periodo. Eso va a permitir, posiblemente, llevar el cultivo en estado normal a bueno y poner un piso de rendimiento. Ese es el escenario que necesitamos para mantener los rindes proyectados para esa zona".
De hecho, esas lluvias podrían hacerse presente, indicó Mercuri, ya que los modelos meteorológicos con los que trabaja el INTA estiman una probabilidad de lluvias interesantes en cuanto al volumen para el 9 y 10 de noviembre para el área pampeana
"El problema es llegar hasta ahí, porque desde hoy hasta que se dé ese evento vamos a atravesar días secos y con temperaturas altas, lo que va a generar un estrés muy grande en el cultivo en estos próximos cinco días", concluyó Mercuri.
En contraposición, en el centro y el norte del área agrícola, el trigo ya no presenta posibilidades de mejora, sino que, más allá de algunas excepciones, concentra gran parte del 54% de lotes en condiciones malas que se contabiliza a nivel nacional.
El estadío avanzado de desarrollo que presenta el cultivo hace que nuevas lluvias no generen mejora alguna que impacte en su rendimiento. "La mayoría de los lotes que están entre malos a regular están en el centro y norte del país. En este último punto ya lo están cosechando con rindes de 8 quintales por hectárea (qq/ha), muy por debajo del promedio histórico", dijo López.
En cuanto al centro del país, donde se ubica la denominada región núcleo, epicentro de la sequía y donde se espera una producción 83% menor a la de la campaña, la fenología del cultivo "está muy avanzada llenando grano para cosecharse dentro de tres a cuatro semanas. Está tan avanzado el cultivo que una lluvia traería más beneficio para la implantación de una soja de segunda o un maíz tardío, que para el trigo implantado", concluyó.
"Se van a disparar los precios"
La falta de precipitaciones y las persistentes heladas en la provincia de Buenos Aires continúan condicionando el crecimiento del cultivo de trigo y ya se prevén mermas en los rendimientos.
Así lo afirmó el presidente de la Asociación de Productores de Benito Juárez, Pablo Goñi. "Realmente es tremenda la sequía en toda la provincia, y en gran parte del país. Ya tenemos pérdidas en la cosecha fina, como el trigo, cebada, avena. Sobre todo, en el trigo, las pérdidas en kilos son grandes y pronto se verá a nivel nacional, porque la cosecha alcanzará solo para el consumo y hay muchas exportaciones cerradas", advirtió.
En esta línea, Goñi sostuvo que "este es el momento en que el Estado tiene que estar presente, no solamente cuando necesita recaudar. Porque se van a disparar los precios, pero no por culpa de los productores sino por la oferta y la demanda. El momento es muy complicado, agravado por la inflación, que también afecta a la producción”.
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