En busca de una acústica diferente y con el sueño de tener un estudio de grabación musical, unos juninenses están materializando esa idea de manera artesanal, y bajo tierra, en una quinta situada a las afueras de la Ciudad.
Los vecinos detrás de este ambicioso proyecto subterráneo son el programador y artista Abelo Galdeano y el músico Esteban Damián Balvidares, quienes comparten una amistad de muchos años. La planificación tomó forma en momentos de ocio, además, con Joaquín (hijo de Abelo).
La obra, que arrancó hace unos cuatro años, se realiza a mano y el pozo (de 3 metros de profundidad) fue cavado a pico y pala, sin la utilización de maquinarias. Actualmente avanzan con la colocación de los ladrillos reciclados en las paredes, en una superficie de 40 metros cuadrados.
“Entre comidas de por medio con Esteban y mi hijo Joaquín, que es técnico en sonido, hablando de las propiedades que podría tener un estudio subterráneo, ellos pensaron que era una buena idea realizarlo”, explicó Galdeano a Democracia.
“Como yo tengo 50 años, quedamos que el ‘Toro’ (Balvidares) agarraba la pala y se cavó toda la cabina, pero nos dimos cuenta que íbamos a necesitar un poco más de ayuda”, por lo que ahora “estamos trabajando con otra persona, el ‘Chino’ Ocampo, que también es músico”, agregó.
“Solo trabajamos los fines de semana y para diciembre y enero, todo lo que es estructural, va a estar terminado. Después hay que finalizar la parte técnica con el paso de los cables por ejemplo”, indicó.
Según informó, les van a prestar “una de las mejores consolas análogas de estudio que hubo en Junín, de 32 canales, y queremos mantener esa idea en toda la parte técnica”.
Además, explicó que “con mi hijo Joaquín queremos armar una de 32 de manera artesanal”.
Cómo está conformado
Tras comenzar las excavaciones en 2018, “hubo una parada muy fuerte en el año previo a la pandemia, ya que me afectó la crisis macrista y ahora estoy bárbaro, y con todo eso se sumó la pandemia y hubo un parate de 2 años”, expresó Galdeano.
Pero ahora con la obra a pleno, explicó cómo está distribuido el estudio de grabación: “Se baja por una escalera de 1,50 metros con un descanso enorme, de escalones largos para poder bajar con los instrumentos”.
“Luego hay un lugarcito que da a la cabina (que tiene dos peceras con vidrio cuádruple) y otro a la sala. Tenemos una pared de 40 centímetros que divide esos dos espacios”, afirmó
En relación al tamaño de la escalera, recordó: “Nos imaginábamos al ‘Cabezón’ Gambarte, que mide dos metros, bajando con el equipo y el bajo, y que tenía que bajar cómodo como una pluma. Si baja él, baja cualquiera”.
“En el verano vamos a tener la obra civil lista. Todo está unido con mi casa, donde además tengo un bar que se va a extender hacia lo que va a ser el techo de la sala”, concluyó.
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