MARKETING Y COMUNICACION

La caja

Juan Bautista Blanc. juanbautistablanc@hotmail.com Sobre la normalización como proceso de producción.

Algún libro, una charla de sobremesa y el tan valioso silencio se codean preocupados ante la llegada de un extraño. Después de mucho tiempo de una prohibición auto-impuesta, nuevamente contraté el servicio de cable en casa. 

Cediendo ante cierto instinto animal, que nos imanta hacia los medios que menos resistencia nos ofrecen, hoy tengo el control remoto en mis manos; un desafío que merece ser analizado. 

En sus comienzos, aquella extraña caja abrazaba a la familia convocándolas a la mesa o el sillón. Más tarde, la explosión de contenidos fraccionó los encuentros concluyendo en una profundización de la individualidad. 

La segmentación del público según sus intereses y la disminución del consumo colectivo de la televisión cercenaron la tan necesaria contextualización de los contenidos y así los medios se transformaron en formadores de sentido. 

Sometidos a un proceso industrial, que elimina lo que no concuerda con sus intereses, la información es absorbida por noticieros y reality shows mezclando realidad y  ficción. Está claro, el entretenimiento es la supra ideología para todo el discurso mediático sin importar lo que se muestra o el punto de vista desde donde se lo hace. 

De esta manera se comenzó a estructurar una “cultura de masas” que combina contenidos residuales de los diarios, hábitos televisivos, frases publicitarias o escenas de películas “oscarizadas” como realidad suprema.

Como contrapartida,  se desprenden las llamadas “resistencias” (algunas poco ortodoxas como la prohibición que me impuse) en manos de competencias culturales que desarrollan otras perspectivas en busca del equilibrio.  

Si bien muchas veces se le exige a la publicidad cierta responsabilidad social (que está implícita desde la ética profesional) está claro que la televisión y otros medios masivos se desarrollan en función de una dinámica comercial. 

Delegando responsabilidades, es importante destacar que la capacidad de interpretación y la formación de sentido crítico son valores que sólo instituciones como la familia o la educación pueden transmitir.

Con conocimiento de causa y efecto,  me voy a ver televisión.