Sequía: llovió un milímetro en Junín y advierten que no “mejorará la situación de los cultivos”
Las precipitaciones, que comenzaron después de las 13.30, son “prácticamente lo mismo que nada”, dijo el presidente de la SRJ, Andrés Moutous. Se necesitan “por lo menos 50 milímetros para recomponer el perfil del suelo”, dijo Rosana Franco, titular de la Federación Agraria Junín.
Tras más de un mes sin precipitaciones, y en el contexto de una sequía extrema, ayer llovió en Junín y la Región, pero el campo advierte que “es prácticamente lo mismo que nada” y que “no mejorará en absoluto la situación”.
Así lo afirmó el presidente de la Sociedad Rural de Junín, Andrés Moutous, quien agregó que hace falta “por lo menos una lluvia de 40 a 50 milímetros” para que empiecen a mejorar los cultivos y las pasturas para el ganado.
En la misma línea, la titular de la Federación Agraria de Junín informó que “llovió a penas un milímetro” y que se necesitan “por lo menos 50 milímetros para recomponer el perfil del suelo”.
Para las primeras horas de hoy, el Servicio Meteorológico Nacional, informó que hay una probabilidad de chaparrones entre un 10 y 40 por ciento.
Panorama
Los informes agrícolas, que de manera semanal, difunden la Bolsa de Cereales de Buenos Aires, de alcance nacional; y la Bolsa de Comercio de Rosario, específicamente para la zona núcleo, muestran un escenario cada vez más complicado para la campaña triguera 2022/23, no solo por la sequía, sino por la sucesión de heladas que han agravado aún más la condición de suelos y cultivos.
Según el Panorama Agrícola Semanal de la entidad porteña, el 46,2% de los lotes de trigo en Argentina tienen una condición hídrica entre regular y seca, y el 34,3% del área presenta condición de cultivo entre regular y mala.
“A la escasez de lluvias y las heladas alternadas con temperaturas altas, se suman la aparición de focos de plagas y enfermedades. De no concretarse las lluvias pronosticadas para los próximos días, y con las temperaturas en aumento, el actual escenario podría agravarse, incrementando las pérdidas de área y las mermas en los potenciales de rendimiento”, advierte la entidad porteña.
Y menciona también que, ante la falta de humedad, se han dificultado las labores de fertilización y controles químicos.
Pérdidas de todo tipo
“Productores reportan plantas espigando con pobre crecimiento, amarillamiento de tejidos, pérdida de área foliar y aborto de macollos. En las regiones más afectadas de las provincias de Córdoba, Santa Fe y el norte de Buenos Aires, han comenzado a resignar área cosechable”, subraya el relevamiento.
En estas zonas, y en el norte del país, la proporción de lotes en regular o mal estado supera la mitad (51,1%) y la llegada de lluvias en el corto plazo es esencial para evitar mermas adicionales sobre los rendimientos esperados.
En este marco, el sur del área agrícola, fundamentalmente el núcleo triguero bonaerense, sigue siendo la esperanza para evitar una catástrofe productiva: allí, un 73,3 % del área en pie mantiene una condición hídrica entre adecuada y óptima.
“En general, en estas regiones el cereal pudo ser fertilizado y, a pesar de presentar daños por heladas y bajas temperaturas, se espera que el mismo se recupere manteniendo un elevado potencial de rendimiento”, indica el informe de la Bolsa porteña.
Zona núcleo, bajos rindes
En la zona núcleo, el reporte semanal de la Guía Estratégica para el Agro (GEA) es lapidario: el porcentaje de lotes en condición regular a mala se elevó del 54% al 70% en solo una semana, y en algunos territorios ya hablan de rindes que apenas llegarían a 10 o 15 quintales por hectárea, en zonas que tradicionalmente rinden 40 quintales.
Otros asesores, desde Cañada de Gómez, agregan: “Las heladas están haciendo más daño que la sequía. Los regulares pueden pasar de los 20 quintales si para de helar”.
En los alrededores de Rosario, en tanto, los monitoreos indican tallos que “pasaron de verdes a una coloración té con leche”, con una estimación de 30% menos de espigas. Aquí se habían fertilizado los lotes esperan alcanzar 50 quintales, pero admiten que apenas se alcanzarían entre 20 y 25.
Desde Bigand el panorama no luce mejor: “Están muy desmejorados, ya se notan pérdidas de plantas, hay mucho daño por heladas. Con este escenario estiman entre 10 a 15 quintales. Por decir un valor necesario, para detener una caída más grave, sería necesario más de 100 milímetros”.
La gran preocupación que generan estos rindes estimados es que aún si se alcanzaran valores de 25 quintales, que serían buenos bajo este panorama, significa una pérdida de más de 325 dólares por hectárea como margen neto en campo alquilado.