Como cada 15 de septiembre, se conmemorará un nuevo Día Mundial de Concientización sobre el Linfoma. Este año se enfocará en difundir sus síntomas y promover el diagnóstico temprano. El linfoma es un tipo de cáncer de la sangre, que se manifiesta en órganos del sistema linfático, mayormente desconocido por los pacientes, pero con una gran relevancia: cada 90 segundos se diagnostica a una persona en el mundo con la enfermedad, y produce alrededor de 200 mil muertes al año.
El sistema linfático es la parte central de nuestra respuesta inmunitaria. Esta red de tejidos y órganos produce, almacena y transporta los glóbulos blancos que le permiten a nuestro cuerpo combatir las infecciones. Sin embargo, este “escudo” de protección tiene un punto débil: también puede ser blanco de patologías graves.
En nuestro país cada año se detectan más de 4.500 casos y es la causa de más de 1.500 muertes, según cifras oficiales. Sus causas son desconocidas, por lo que no existen formas de prevenirlo y la principal herramienta para combatirlo es la detección temprana. El objetivo de este día es difundir los conocimientos esenciales de esta patología, sus síntomas y formas de tratamiento, para concientizar a la población y lograr una mayor atención a las señales de alerta que permiten llegar a tiempo a la consulta médica.
Dos tipos de linfomas
Estos tumores están divididos en dos subtipos: linfoma de Hodgkin y linfoma no Hodgkin. Según datos publicados por el Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades de los Estados Unidos (CDC, por sus siglas en inglés), el primero se propaga de manera ordenada de un grupo linfático a otro, mientras que el segundo se disemina a través del sistema linfático de manera desordenada. Los linfomas no Hodgkin son los más comunes y se subdividen según el linfocito que le dio origen: B o T.
Los síntomas del linfoma
Para entender la sintomatología de un linfoma, primero es útil conocer cómo se produce. Básicamente, se genera cuando los linfocitos sufren mutaciones que les permiten sobrevivir y acumularse en ganglios, bazo, medula ósea o en otros órganos del cuerpo. En otras palabras, en vez se cumplir el proceso normal de cualquier célula, comienza a multiplicarse y distribuirse dentro del sistema encargado de defender el organismo.
Crecimiento, generalmente indoloro, de uno o varios ganglios linfáticos, cansancio, aumento de la temperatura (en general durante la noche) hasta no más de 38 grados, pérdida de peso, sudores nocturnos, picazón persistente en todo el cuerpo, tos y falta de aire.
El desafío de detectar a tiempo
La ciencia aún no logró determinar cuáles son las causas que producen un linfoma. Sin embargo, existen algunas pautas que pueden ser de utilidad Conocer los síntomas es sumamente importante. Según un estudio realizado por la Lymphoma Coalition en los 69 países en los que tiene representación: El 75% de los diagnosticados no conocía los síntomas. Los pacientes con diagnóstico precoz tienen 70% de probabilidad de supervivencia a 5 años.
Esa probabilidad decae al 58% de los pacientes con diagnóstico en estado avanzado. El 58% de los pacientes tardaron 6 meses en concurrir al médico después del primer síntoma. El 73% desconocía la enfermedad. El 62% fue diagnosticado erróneamente. Sólo el 20% había sospechado la enfermedad antes del diagnóstico (el promedio global es del 27%).
Cada 90 segundos se diagnostica a una persona con LNH en el mundo, y produce 200 mil muertes al año. Algunos datos numéricos que brinda la Asociación Civil Linfomas, Mielodisplasias y Mielofibrosis Argentina (ACLA) para tener en cuenta sobre esta enfermedad son: Cada 90 segundos se diagnostica a una persona con LNH en el mundo, anualmente hay 735.000 casos nuevos entre ambos tipos, esta enfermedad produce 200.000 muertes al año, existen aproximadamente 60 subtipos de LNH. En conjunto, los linfomas afectan a 20 de cada 100.000 argentinos. La mayor parte de ellas tienen altas probabilidades de curación si son diagnosticadas y tratadas a tiempo.
Los tratamientos del linfoma
Una vez que se definió el diagnóstico y el subtipo de linfoma, se determina el tratamiento a seguir, que puede incluir: quimioterapia, inmunoterapia, drogas blanco dirigidas, radioterapia y combinaciones de estas opciones. En algunos subtipos de linfomas se puede requerir un trasplante de células precursoras hematopoyéticas.
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