Hace un año que dirige al conjunto de mayores de Los Indios.
DIRECTOR TÉCNICO Y FORMADOR

Mario Andrade: “No soy entrenador de primera, soy entrenador de básquet”

Tiene 48 años y una vasta trayectoria en el deporte, tanto a nivel local como provincial. Fue preparador físico de Ciclista durante los años de oro del TNA y ascendió dos equipos al Federal. Actualmente dirige a Los Indios y, sin dudas, vive la profesión de forma apasionada.

Trabaja en el básquet local desde el 97, y fue parte de planteles de todas las categorías. Dio sus primeros pasos como entrenador con conjuntos femeninos y de mini básquet, y fue tetracampeón con la selección juninense. Ascendió con San Martín y Sarmiento al Torneo Federal y, actualmente, intenta lo mismo con Los Indios, club al que se integró tras un impasse deportivo.

Mario Andrade es uno de los tantos apasionados por el básquet en la ciudad. Conocedor del campo, considera que, en Junín, “el nivel es muy bueno” y deposita su confianza y mayor preocupación en las divisiones inferiores. Sus inicios, sus hitos, las anécdotas y sus proyectos, en esta entrevista con Democracia.

Primer contacto

“Empecé a jugar al básquet cuando tenía 6 años”, explicó Mario que, criado en el barrio Villa Talleres, había tenido un paso por el fútbol y, por invitación de un amigo muy cercano, ingresó al Club Junín.

“Mi abuela vivía a la vuelta del Club Los Indios, por lo que primero fui ahí”, detalló, aunque recordó que sólo estuvo en el club unos minutos, porque “el profesor, un señor barbudo, Darío Luján Racero” le generó temor. “Después de eso, el Toto Gómez me invitó a jugar al Club Junín y acepté”, agregó.

Además, explicó que, 40 años atrás, cuando ingresó por primera vez, “el Club Junín ya era un club reconocido”, con su cancha de básquet al aire libre y el piso era de baldosas.

Formación

Alcanzada la mayoría de edad, al finalizar sus estudios secundarios, Mario se instaló en Buenos Aires para emprender su formación profesional. “Siempre supe que me quería dedicar al deporte, me gusta mucho”, afirmó quien estudió para ser preparador físico y entrenador de básquet y natación.

Sin embargo, su proyecto inicial era convertirse en médico deportólogo, puesto que anhelaba “estar en el banco de suplentes de algún equipo”. Indefectiblemente, la duración de la carrera universitaria, sumada a la especialización, no se condecía con la inserción que buscaba.

“Hice una lectura detallada y concluí que no debía estudiar medicina si quería ingresar al mundo del deporte, lo que más me gustaba”, señaló, y viró su rumbo de forma definitiva. 

En total, fueron 5 años de formación los que atravesó Andrade en la gran ciudad, y muchas noches lo hallaron en el Centro Nacional de Alto Rendimiento Deportivo (Cenard) donde se formaba, en paralelo, para ser entrenador de básquet y natación.

El debut en Ciclista

Próximo a terminar su carrera, un profesor lo convocó para integrar su equipo técnico como preparador físico. Se trataba de Roberto Volpi y del Club Ciclista Juninense. “Me llamó una noche al teléfono fijo del departamento, quería que fuese yo”, explicó Mario, que afirmó haber sentido “primero alegría y después un susto muy grande”.

De ese modo, entre 1997 y 2004 Andrade trabajó en El Coliseo, y los primeros meses viajó cada fin de semana a Buenos Aires para finalizar sus estudios, en los tiempos libres que los viajes y los compromisos deportivos le permitían.

“Fue una etapa hermosa”, destacó Mario, al recordar su paso por el club, y el trabajo a la par de numerosos entrenadores. Se trataba del TNA, y el fervor por el básquet en la ciudad era muy notorio. “Con Argentino y Ciclista se vivía el deporte a pleno”, agregó. Años más tarde, regresaría para la etapa en la primera categoría.

Un entrenador de carrera

Su paso por El Coliseo lo dotó de reconocimiento y, a partir de entonces, Mario Andrade comenzó a ser un nombre asociado al básquet, donde hizo carrera y recorrió distintos clubes. “Por cómo jugaba seguro no me iban a conocer. Era malísimo”, afirmó, entre risas. Aparentemente, sus dotes para la dirección técnica eran otros.

Dirigió inferiores, selecciones y mayores. Fue campeón incontables veces, ascendió, y viajó por todo el país. Su vasta trayectoria en el básquet local y provincial es incontrastable.

“Empecé como entrenador de mujeres”, explicó Andrade que, en paralelo, daba sus primeros pasos con los equipos masculinos de minibásquet de los clubes Ciclista y Junín. Los mayores no tardaron en contar con sus servicios, pero, aún hoy tiene en claro cuál es su oficio: “No soy entrenador de primera, soy entrenador de básquet”, advirtió.

Asimismo, el Torneo Regional marcó, sin dudas, un antes y un después en su carrera. Es que Andrade fue campeón con los clubes San Martín y Sarmiento, y actualmente dirige al conjunto de Los Indios en la misma competencia.

“Es un torneo muy particular, al que hay que adaptarse y saber jugarlo”, explicó el estratega, y advirtió que “los jugadores son semi profesionales, la mayoría trabaja y es necesario ser flexible con los horarios y entrenamientos”. 

En dicho sentido, en el club San Martín dejó una importante huella. Se consagró campeón con el primer equipo luego de 37 años que la institución no lograra un título y, tras conquistar el Torneo Regional, ascendió al Federal. En el club Sarmiento fue entrenador durante dos temporadas, y allí también logró el ascenso tras una gran campaña en el Regional. “Tengo muy lindos recuerdos de esos torneos”, destacó.

Desde agosto del año pasado, dirige al conjunto canario. Al respecto, afirmó que “el equipo está muy bien, está entrenando y es muy comprometido”, y, en cuanto a sus proyectos personales, destacó que quiere “disfrutar del básquet” como lo ha hecho, y trabajar a nivel local, para compatibilizarlo con su labor en el Tribunal Descentralizado de Educación.

De selección

Por su parte, estuvo al frente de la selección local y provincial, en un extenso período signado por los buenos resultados dentro de la cancha.

De hecho, con el conjunto de mayores obtuvo el tetracampeonato y el último título fue conquistado en Junín, por lo que pudieron cortar las redes por primera vez en la ciudad. En dicha ocasión, el equipo que se impuso ante Bahía Blanca estaba integrado por Franco Balbi, Diego Lorio, Mauro Araujo, Luciano Massarelli, Santiago Scala, Emiliano Basabe, Giuliano Marelli, Ammiel Márquez, Roberto Acuña, Joaquín Gamazo, Javier Corniglia y Renzo Diperna; y no conoció la derrota en toda la competencia.

“Había un proyecto de 5 años detrás”, explicó Mario, que oficiaba como director técnico del conjunto de primera y coordinaba los seleccionados de inferiores con sus colegas. “Un cuerpo técnico estable permite una lectura distinta. Uno puede ver las camadas de jugadores y proyectar para años subsiguientes”, señaló, respecto a su exitoso paso por el seleccionado local.

Además, destacó que “se entrenaba desde principio de año y había un largo proceso de trabajo detrás”, con diversas etapas de entrenamiento y selección de los jugadores. “Solíamos tener hasta 40 jugadores preseleccionados. Eso ayuda al chico a mejorar y saber que puede formar parte del equipo de su ciudad”, explicó.

Los títulos obtenidos con la selección local le otorgaron el privilegio de dirigir al conjunto provincial en las categorías U-15, U-19 y mayores. Al respecto, afirmó que el desafío reside en “trabajar con jugadores que no se conocen, a los que hay que preparar rápidamente para un torneo”, puesto que, a nivel provincial, se encuentran deportistas de diferentes ciudades y visten la misma camiseta.

“Hay que tener una mirada distinta, el trabajo no es el mismo al de un club particular”, señaló.

Las inferiores, su prioridad

“Para mí es muy importante la etapa formativa”, señaló Mario, que demuestra, periódicamente, una particular sensibilidad hacia los jóvenes deportistas. “Si me tocara dirigir inferiores nuevamente, lo haría con gusto”, destacó.

Conocedor de la materia y reconocido formador de la ciudad, afirmó que trabajar con inferiores “excede lo deportivo” y que, además, refiere a la formación personal. “El deporte te ordena, te genera hábitos, compromisos y responsabilidades”, agregó, y señaló la importancia de que “en las inferiores haya gente idónea y responsable a cargo”, porque “el deporte construye”.

Asimismo, observó que hay una “centralización de jugadores en pocos clubes”, lo que, consecuentemente, implica que “pocos equipos participen de las ligas provinciales para buscar una competencia que no se da en Junín”, y ello es un aspecto que destaca. “Si no hay competencia, para mí no hay mejora”, agregó.

Por su parte, afirmó que “en la carrera hay momentos particulares”, y que, a sus 48 años, no anhela dirigir a los más pequeños nuevamente. “Creo que renegaría un poco más, pero no tendría problema”, destacó, entre risas.

Y agregó: “Hoy me siento cómodo dirigiendo mayores, pero disfruté todos los momentos de mi carrera”.