Con cinco juegos de mesa editados, el espíritu creativo de Luis Marcantoni no se detiene y hoy continúa trabajando en la edición de uno nuevo, en proceso, a raíz de las demoras generadas por la pandemia.
“Empecé con esto hace 20 años, en 2002”, cuenta el juninense de 49 años, sobre sus inicios en el diseño de juegos de mesa y con los títulos en su haber como Led, La Pirápide del Faraón, ambos editados por Bisonte, y Nuevo Mundo, Conexiones y Conejos en el Huerto, los tres editados por Ruibal.
“Empecé solo y en el camino me encontré con mi esposa, María Celeste Barone”, cuenta. “Le gustan mucho los juegos, como a mí, y ella es diseñadora gráfica, así que resuelve los prototipos en cuanto al aspecto físico del juego”, destacó.
A través de un concurso de juegos para editar, en el que se presentó, Luis tuvo la oportunidad de editar sus primeros trabajos.
“Salieron como los habíamos armado y tuvieron muy buena recepción”, señaló sobre Led y La Pirámide del Faraón.
Más tarde llegarían, en 2016, Nuevo Mundo, y al año siguiente Conexiones y Conejos en el Huerto.
“Ahora tengo en proceso de cerrar diseño con el editor por Led Hexágono, que estaba pendiente previo a la pandemia”, contó.
Proceso creativo
Consultado sobre su proceso creativo, Luis consideró que hay mucho autodidacta.
“Se trata de probar conocimientos, deducir en base a otros. Yo soy inquieto”, asegura.
Y gracias a esa característica clave pudo indagar y conocer el mundo de los juegos de mesa, que tanto le apasiona, más allá de lo que existía en el país, ya que según considera, “Argentina nunca tuvo un mercado jugoso en juegos”.
“Vi cosas nuevas afuera y eso te motiva”, destaca sobre las propuestas que hay en la temática, en el mundo entero.
En detalle sobre el proceso señaló que los juegos “son un producto, tienen una particularidad, donde confluyen cuestiones técnicas y artísticas”.
“Es difícil clasificarlo y lograr ponerle rótulo a ciertas cuestiones. Tenés que lograr un combo con lo estético y lo mecánico”, explicó en cuanto al funcionamiento del juego, que luego puede generar una vivencia propiamente o ser un pasatiempo.
“Logré construir una ludoteca importada, interesante, grande, y así fui abriendo mi cabeza”, destaca, “eso me dotó de herramientas y materia prima para avanzar”, señala sobre algo que hoy le abre puertas en el mundo de los juegos de mesa.
Para crear un juego, “hay que tener en claro lo que uno quiere, hacer prueba y error, cuando se desarrolla un prototipo, es decir la versión alfa del juego. Uno eso lo estudia, lo evalúa”, detalló, hasta lograr el objeto final.
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