El juninense Federico Capelli ya lleva unos 10 años viviendo en África, adonde viajó como misionero con la “Juventud con una Misión”, una organización cristiana de alcance internacional que colabora en tareas comunitarias.
En 2013 llegó primeramente a Sudáfrica, donde estuvo dos años y conoció a Belén Agazzani, oriunda de Pergamino, con quien partió luego hacia Uganda, donde se encuentran actualmente.
“Éramos los únicos argentinos en Uganda, y nos casamos en Argentina ya hace cinco años”, recordó Capelli a Democracia. Y continuó: “Tenemos un hijo que se llama Isaías, y vivimos en la ciudad de Soroti, en el este del país”.
Recientemente instalaron una granja, en la que enseñan nuevas tecnologías de cultivos a los lugareños y proveen de agua potable a la comunidad de la zona, ya que realizaron una perforación.
“A penas llegamos, nos prestaron una granja que tenía una plantación de naranjas abandonadas, donde empezamos de a poco, ya que siempre nos gustó la agricultura. Empezamos a probar técnicas para mejorar el cultivo y vimos que la gente se acercaba a nosotros”, indicó Capelli.
“Nos dimos cuenta que era una muy buena manera de ayudar a través de la agricultura, ya que el 90 por ciento de los ugandeses vive directa o indirectamente de la tierra. La mayoría siembra en su espacio o trabajan en grandes plantaciones”, aseguró.
“Su cultura es esa y plantan todo. Hay lugares por donde caminás por la vereda y encontrás que hay personas que siembran papas o maíz en la vía pública. Están muy acostumbrados a sobrevivir con eso, ya que no hay trabajo y mucha pobreza. Cultivan para sobrevivir”, expresó el juninense.
Fue en ese momento cuando se dieron cuenta que podían ayudar a la gente a través de la agricultura, enseñando nuevas tecnologías, que “en nuestro país están más avanzadas” y decidieron comprar un terreno en 2018 de 3 hectáreas y media, cerca de la ciudad de Soroti, donde “vivimos, y empezamos a desarrollar una granja demostrativa”, explicó.
“Tenemos diferentes unidades donde enseñamos a la gente a mejorar lo que ellos ya hacen en sus casas para que produzcan más y puedan salir de la pobreza extrema”, destacó.
Sobre las variedades que cultivos que poseen en su tierra, Capelli sostuvo que “tenemos 200 plantas de guanábana que ya estaba en Uganda, pero que es natural de Sudamérica. Se utiliza para muchas cosas, como para combatir el cáncer y además es muy rico el fruto. También tenemos 200 plantas de mangos”.
Este año, por ejemplo, “sembramos sandía y tuvimos algunas pestes, pero aprendimos mucho. Nos conectamos con gente del INTA de Argentina y pudimos combatirlas. Tuvimos algunas cosechas y a fin de año empezaremos a enseñarle a la gente cómo cultivarla comercialmente”, afirmó.
Además, “combinamos la agricultura con las gallinas y cabras porque el clima es favorable con las pasturas. Tenemos 40 cabras y hacemos un servicio a la comunidad: le prestamos los machos, ya que tenemos animales mejorados genéticamente, provenientes de Sudáfrica, que nos regaló una organización”, indicó.
Agua para la comunidad
Por otra parte -describió Capelli- “ahora estamos dándole agua a la comunidad, ya que perforamos un pozo para la granja y nos dimos cuenta que nuestros vecinos nunca habían tenido una canilla. Si bien tienen bombas comunitarias, algunos tienen que caminar un kilómetro para conseguirla”.
“Otros vecinos de en frente de casa toman agua de un bajo, donde hacen un pozo y la recogen que sale bastante limpia, pero puede tener enfermedades. La semana que viene vamos a extender una canilla para la comunidad, que dará agua limpia y gratis a unas 50 familias”, subrayó.
Y concluyó diciendo que “con la organización que estamos, también trabajamos medio tiempo, visitamos el hospital de niños, la cárcel y hacemos diferentes proyectos religiosos, pero siempre con un trasfondo humanitario”.
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