Desde temprana edad, jóvenes de la ciudad eligen un futuro itinerante, y se emprenden en una nueva experiencia signada por la incertidumbre, pero también por el aprendizaje y la colección de momentos únicos.
Los proyectos son heterogéneos, y más allá de quienes sólo lo piensan como una chance de capitalizar conocimientos y recorrer el mundo con un estilo de vida distinto, otros ya escriben las páginas de una nueva historia lejos de sus raíces, y prevén un futuro en el exterior.
Democracia dialogó con jóvenes de entre 20 y 30 años, oriundos de la ciudad, que emigraron al extranjero en vistas de estudiar o trabajar, y hoy cuentan su propia experienciaa miles de kilómetros de sus orígenes.
Europa, destino popular
La tendencia es clara. El Viejo Continente es el más elegido como paradero y España es uno de los países favoritos para instalarse, fundamentalmente gracias a la apertura que brinda respecto al idioma.
Consultado por Democracia, Gerónimo Mársico, de 22 años, detalló que, tras su paso por Italia, actualmente vive en Valencia, al sur de España. Por su parte, Joaquín Screpese, de 22 años, llegó con su familia al país en 2021, y actualmente reside en Sagunto, un pueblo en las inmediaciones de dicha ciudad. Milagros Chicón, de 27 años, explicó que, tras su arribo en marzo, se instaló junto a su pareja en la misma zona.
Por otro lado, entre los jóvenes que eligieron otros destinos, Álvaro Mendez Cha, de 20 años, reside en Copenhague, capital de Dinamarca, desde hace varios meses. A su vez, Valentina Asan, de 27 años, se mudó a Italia hace 5 años y actualmente reside en Mantua, en la provincia de Lombardia.
No obstante, no todos prefieren cruzar el Atlántico para emprender una nueva experiencia. En diálogo con este diario, Débora Guido, de 26 años, destacó que se instaló en el Caribe hace 2 meses, y actualmente reside en Isla Mujeres, en el territorio de México.
En dicho sentido, también es notable cómo muchos jóvenes eligen los poblados o ciudades de pocos habitantes para instalarse, en búsqueda de un ritmo de vida distinto y oportunidades laborales. “Busqué algo diferente a Junín, pero no me gustan las ciudades demasiado grandes”, explicó Gerónimo, que inicialmente se alojó en Fermo, una pequeña ciudad en el centro este de Italia, para luego trasladarse a Valencia.
Por su parte, el lugar elegido por Joaquín, Sagunto, tiene poco más de 60.000 habitantes, y Milagros reside junto a su pareja en Albir, un poblado de 18.000 ciudadanos. En el norte de Italia, el destino en el que Valentina vive y trabaja es también una pequeña ciudad.
Es que los grandes conglomerados involucran distancias mayores y, por ende, más tiempo de traslado, lo que para un joven que trabaja o estudia y no tiene vehículo es un obstáculo. Respecto a Copenhague, Álvaro destacó que “no es una ciudad muy grande y movilizarse es fácil y rápido”, y Débora señaló que la vida en la isla "es súper tranquila, con la dinámica de un pueblo, y con el Mar Caribe a 3 cuadras a la redonda", diametralmente opuesto a Rosario, la ciudad en donde cursaba sus estudios universitarios antes de partir.
Una experiencia recomendable
Emigrar a temprana edad, generalmente en soledad, es, sin dudas, un desafío que, quienes lo emprendieron, hoy recomiendan notablemente. Es que estar a miles de kilómetros de distancia de las raíces puede significar una experiencia única, y los jóvenes que desde Junín se abrieron al mundo llaman a sus pares a hacer lo mismo.
“Se trata de salir de la zona de confort y tirarte a la pileta”, afirmó Joaquín, que destacó que “ayuda a autoconocerse, abrir la cabeza y cambiar hábitos”. Asimismo, Álvaro agregó que la posibilidad de viajar “es una experiencia que te completa y te nutre”, pero que en muchos países es importante estar formado académicamente y hablar inglés, porque “abre puertas y es muy necesario”.
Sin embargo, consultados por este diario, los jóvenes remarcaron que se trata de una elección personal, y debe ser ponderada en tanto tal en cada caso. Al respecto, Milagros señaló que tras la sala de embarque queda una familia, vínculos y, en definitiva, una vida, por lo que emigrar implica también "empezar de cero", y por ello se trata de un "desafío personal".
Por su parte, Débora explicó que, si bien es recomendable, “no es una experiencia para todos”, pero que fundamentalmente "permite crecer como persona y entender que el mundo es más chico de lo que se cree”, y por ello convoca a "vivir la experiencia y sacarse la duda”.
"A nivel personal me ayudó muchísimo a crecer como persona, conocer diferentes realidades y costumbres. Obviamente que tiene sus pro y contras, pero es parte de la vida", expresó Valentina.
Por otro lado, a menudo es el temor a lo incierto lo que actúa como contrapeso para lanzarse a aventuras de esta índole, y probablemente evite que muchos imiten a los que lo hicieron. Tirarse a la pileta es no ceder ante el miedo y la incertidumbre que situaciones límite como una emigración conlleva, y, en tanto tal, Valentina lo describió como un "sacrificio por un futuro mejor".
Asimismo, Milagros destacó que "merece la pena intentarlo", porque las dudas recién se disipan una vez comenzado el viaje, y no antes y, Débora afirmó que "si uno espera a no tener miedo, no lo va a hacer nunca”. Por su parte, Gerónimo expresó: “es una experiencia que siempre quise vivir, no podía perdérmela”.
Intercambio cultural
Viajar es también una oportunidad de conocer otras realidades y costumbres, y entablar amistades con personas de diferentes rincones del mundo, y a menudo también con otros argentinos. Es precisamente ese aspecto el que los jóvenes migrantes más destacan de sus experiencias.
“Sentir que el mundo es mi hogar es una sensación muy linda”, explicó Gerónimo, que señaló que “España es muy cosmopolita y hay mucha diversidad cultural”, lo que favorece “el intercambio de ideas y puntos de vista”, e, indudablemente, entablar nuevas amistades.
Al respecto, Joaquín señaló que una de sus principales metas fue “buscar diversidad cultural y aprender de eso”, y se mostró agradecido por haberlo conseguido. “Prácticamente ningún amigo mío es español”, agregó, y destacó que adquirió conocimientos de cocina, religiones, costumbres y vida diaria de otras culturas.
Asimismo, aunque para muchos pueda resultar incómodo, Gerónimo destacó que disfruta ser extranjero, sobre todo porque se siente “libre de juicios, puesto que es una cultura diferente”. Al respecto, Débora también señaló que “cada día te puede sorprender”, y enfatizó en la posibilidad de “conocer otras formas de pensar”.
Trabajo
En un mundo en crisis, aún restan oportunidades laborales para los recién llegados al país, sobre todo si son jóvenes. Así lo expresaron los juninenses que hoy recorren el mundo y, mientras perciben un sueldo, proyectan nuevas metas.
En líneas generales, se destaca la capacidad de ahorro y la posibilidad de viajar, aún cuando se trata de puestos de trabajo de baja jerarquía. Sea Europa o Centroamérica, el rubro gastronómico es uno de los destinos más frecuentes para los migrantes, que acostumbran a cambiar de trabajo rápido, como así de destino.
Por su parte, Joaquín trabaja en un bar en el municipio de Sagunto y destacó que vive el “día a día, pero con capacidad de ahorro, y eso ayuda”, y su situación es comparable con la de Débora,que, tras varios cambios de puesto de trabajo, se desempeña como mesera en un club de playa, y explicó que “no es difícil conseguir trabajo, y hay muchas posibilidades”.
“Cuando tengo algunos días libres voy a conocer otros destinos”, destacó Álvaro, que trabaja como bartender y mesero en la capital danesa y afirmó que vive “cómodamente”, con posibilidad de ahorrar para continuar viajando.
No obstante, hay quienes también piensan al puesto de trabajo como proyecto. Gerónimo es emprendedor, y junto a un amigo fundó una empresa de tecnología aplicada a la industria musical que se basa, fundamentalmente, en “vender música de forma masiva” mediante un software que crearon. En el caso de Valentina, instalada ya hace 5 años, trabaja en una empresa de electrónica, juega al básquet en la Serie C, y entrena a las inferiores.
A pesar de que la oferta laboral es considerable, Joaquín explicó que “cuesta conseguir trabajo si no se tienen los papeles, aunque no es imposible”, y destacó la importancia de las oficinas de empleo para tener trabajo de calidad. Por su parte, Milagros, que arribó recientemente a Europa se halla en proceso de obtener el permiso para trabajar y residir.
Lo que quedó atrás
Hay mucho que no entró en el equipaje y se quedó en suelo nacional cuando el avión abandonó Ezeiza. Familia, amistades, mascotas, vínculos, proyectos, puestos de trabajo y estudios; el destierro es también doloroso, aún cuando uno emigra por decisión propia.
“En el viaje se pierden las raíces”, afirmó Gerónimo, y Débora señaló que “si a un viajero le dieran la posibilidad de tener un superpoder elegiría sin dudarlo la teletransportación”, para estar presente en los momentos importantes, como “domingos familiares, cumpleaños o reuniones con amigos” pero sin alejarse de su experiencia en el exterior.
Por su parte, Joaquín llamó a desmentir ciertos mitos instalados respecto a la vida en el exterior, y señaló que, desde su experiencia personal, “no hay mucho que envidiar a España”, en cuanto a valores e idiosincrasia, y que, si bien “hay tranquilidad y seguridad, no sucede en todos lados”.
Los proyectos de vida son variados y, a pesar de su corta edad, muchos jóvenes ya imaginan un futuro itinerante, mientras otros anhelan retornar a sus raíces en algún momento. “Mi idea es volver a vivir a Argentina porque lo considero el país más lindo del mundo”, afirmó Joaquín, que, por el momento, apunta a “seguir viajando y aprendiendo”. En el otro extremo, Valentina destacó que su “pareja, el basket y el trabajo” están en Italia, por lo que imagina su futuro instalada allí.
En líneas generales, los viajeros se proponen engrosar su formación y enriquecer su experiencia. En su país de origen quedaron carreras universitarias que algunos anhelan continuar, y otros ya dejaron atrás. Por lo pronto, las expectativas se instalan en torno a las vivencias y el disfrute, y la incertidumbre del porvenir no se traduce en angustia, sino en ilusión.
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