Edgar Aramburu fue y será siempre el modelo de profesor de fútbol por excelencia. Estuvo al frente de Independiente, BAP, Ambos Mundos, Rivadavia y River Plate, y, como entrenador predilecto de las inferiores, en cada uno dejó su sello distintivo, al acompañar el crecimiento y desarrollo deportivo y personal de miles de jugadores.
Actualmente, la cancha del Ambos Mundos, la institución que lo marcó a fuego, lleva su nombre, en conmemoración a su labor inimitable durante 30 años. En su entrevista con Democracia, Aramburu recordó los momentos salientes de su carrera profesional, con énfasis en los principios y valores, ejes que han guiado, desde la década del ´60, la formación de sus alumnos dentro y fuera de la cancha.
Una lesión y el inicio de su carrera
De chico, Edgar vistió la camiseta de Sarmiento, en donde se formó como jugador. Su anhelo, llegar al equipo de primera, se cumplió, pero la vida no lo quiso dentro de la cancha, sino todo lo contrario. En el primer partido disputado, ante el club BAP, sufrió una rotura de meniscos que lo obligó a colgar los botines. “El fútbol siempre fue mi pasión”, destacó Aramburu, que no se permitió alejarse del deporte, y, gracias a un amigo cercano, decidió seguir en contacto con el esférico. “El culpable de que yo haya sido técnico fue Osvaldo Zubeldía”, explicó. El histórico futbolista juninense tenía una relación estrecha con Aramburu, que lo recuerda como “un visionario, alguien que entendía mucho de fútbol”.
De ese modo, en el año ´62 Edgar estuvo al frente de un equipo por primera vez. Fue Independiente de Junín, y nada menos que la primera división. “Elegí ser director técnico porque siempre me gustó mandar”, expresó.
Con los chicos sí
Su debut en primera división no fue satisfactorio, ni como jugador, ni como técnico. Según explicó, “renegaba mucho”, puesto que “los jugadores adolecían de técnica, lo fundamental”. “El fútbol no es renegar, el fútbol es alegría”, destacó Aramburu, que, en consecuencia, decidió, a partir de allí, formar a los más jóvenes, donde se sintió cómodo y desempeñó toda su carrera profesional. “Quería estar donde a mi me gusta, y donde pretendo ser útil”, señaló.
Entre el trabajo continuo y la formación futbolística, la tarea del profesor fue ardua, pero reconocida aún 60 años más tarde. Aramburu considera que “un buen técnico no es el que gana más títulos ni más campeonatos, sino el que intenta potenciar al jugador que tiene”, y por ello ha despertado el interés de muchos jóvenes por el deporte, y ha formado a profesionales y grandes personas.
Profesor y docente
“El aspecto formativo debe ir de la mano de la docencia”, señaló Aramburu, que ha tenido como horizonte instruir a futbolistas desde temprana edad. “Me da mucha satisfacción y orgullo haber enseñado a los jóvenes”, afirmó.
El profesor sostiene que “a los chicos hay que inculcarles respeto”, y explicó que piensa a la enseñanza como aquello que “enriquece y potencia”, sobre todo a partir del ejemplo. En dicho sentido, afirmó que el técnico y docente carga con la responsabilidad de estar al frente de personas, cuyas habilidades, pero también su personalidad y valores, están en desarrollo. Dicha responsabilidad es, para él, mayor a la de un entrenador de primera división, dado que “lo formativo es el presente y el futuro”.
A menudo, se espera mucho de jugadores muy jóvenes, niños que corren tras una pelota, entablan amistades en su club, y visten la camiseta para divertirse. Al respecto, Aramburu detalló que es fundamental no perder de vista que “hay dos formas de entrenamiento: para jugar o para competir”, y que hay que pensar al fútbol como un aspecto integral y beneficioso para quienes lo practican. “Cuando entra un chico en el deporte, mañana habrá una cama vacía en el hospital”, agregó.
Contra todo
Aramburu visitó los vestuarios de los clubes más importantes de la ciudad, que no dejaron de ser clubes de barrio, donde muchos jóvenes se acercan al deporte y la recreación y se intentan alejar de realidades muy complejas. “He vivido mucho”, señaló el histórico profesor, que admitió haber sentido “impotencia” en numerosas ocasiones, a causa de la “desigualdad de condiciones” a la que se enfrentaban sus alumnos, contra la que luchó durante toda su carrera.
“Fuimos testigos presenciales de una pobreza digna”, expresó Aramburu al recordar las “adversidades que se presentan en las inferiores”. En una ocasión, sus alumnos usaron hilo con nudos para que sus zapatillas con suelas desgastadas se adhirieran al campo de juego, lo que, para el técnico, significó “ganarle a las desventajas económicas que había dado la vida”. Asimismo, el entrenador ha asistido repetidas veces al registro civil para que los jóvenes tuvieran documento.
Al respecto, señaló que “eso no se olvida nunca en la vida”, y que acompañar, aconsejar, enseñar y contener a sus alumnos significó un gran aprendizaje para su vida. “No solo fui un técnico, sino un padre para muchos chicos”, afirmó. “Leo todos los días el diario. Cuando no veo a ninguno de mis dirigidos en noticias policiales tengo una gran alegría”, señaló, porque considera que ello explica que sus prédicas “no cayeron en bolsillos rotos”.
El fútbol, por Aramburu
Los principios han dirigido la actividad del entrenador en su medio siglo de carrera profesional. “Mi prioridad fue siempre el deporte, el que practiqué y transmití”, señaló. El fútbol es, para Aramburu, “el fútbol claro, sin trampas, la competencia en igualdad de condiciones, el crecimiento constante, el deporte que mañana va a ser más que hoy”, y “no el resultado de competencias deportivas”, sino una disciplina con “raíces más profundas".
“Mi principio siempre fue el mismo: la persona es el cimiento del deportista”, señaló el profesor, que siempre se propuso transmitir sus conocimientos y experiencia a cada uno de los jóvenes que integró los equipos dirigidos. “Mi vida es fútbol, fue y es mi gran pasión”, destacó.
Por su parte, Edgar atribuye su vasto conocimiento del deporte, en parte, a las “grandes personalidades” con quienes compartió vestuarios y recorrió los pasillos de los clubes locales.
En perspectiva
Independiente, BAP, Ambos Mundos, Rivadavia y River Plate fueron beneficiarios del fútbol de Aramburu, quien, tras varios años sin ejercer la profesión, recuerda que fue siempre bien recibido en las instituciones. “En todos los clubes que estuve me trataron muy bien, me dieron posibilidades de proyectar, crecer y enriquecerme, y me dejaron las puertas abiertas”, reflexionó.
Al día de hoy, Edgar se vincula con el fútbol en tanto espectador. Explicó que va a la cancha de Sarmiento y nunca se pierde nada del deporte. “Desayuno, almuerzo, meriendo y ceno con fútbol”, afirmó.
Es cada vez más corriente que los futbolistas profesionales sean tapa de los diarios, estén en los portales y aparezcan en televisión por escándalos y situaciones que exceden al deporte. Es que, en su estado actual, el fútbol no enorgullece al profesor, que considera preocupante que se hayan cambiado “los valores por la violencia”, precisamente porque estos “ayudan a crecer y superarse”. “En vez de hambre de aprendizaje y superación, hay hambre económico”, observó Edgar, que considera que la tendencia actual “cambió la paciencia por la urgencia”, y es por ello que “los chicos no alcanzan a desarrollarse y ya están en contacto con empresarios”. Asimismo, recordó que “al tiempo se le gana con tiempo” y por ello afirmó que es fundamental “respetar las etapas de formación”, y “no perturbar el desarrollo del joven”.
Biografía
Datos personales
Nombre: Edgar Aramburu
Edad: 86 años
Ocupación: Ex futbolista. Ex director técnico.
Dentro y fuera de la cancha
1. Futbolista
Formado en el Club Atlético Sarmiento hace más de 70 años, Edgar proyectó una carrera profesional que se frustró con una fuerte lesión sufrida en su partido de debut en primera división. Pero el fútbol siempre da revancha.
2. Entrenador
La segunda oportunidad de ser reconocido fue la de dirigir, en donde triunfó e hizo historia. A modo de balance, Aramburu considera que lo más destacado de su carrera fue haber aprendido mientras enseñó a los más jóvenes.
3. Docente
El director técnico es, para Aramburu, también un docente, que forja valores y educa a las personas que se quieren convertir en jugadores. “Trabajar y formar, eso es lo importante”, destacó el profesor que ejerció la docencia por 45 años.
4. Referente
Su nombre está grabado en la cancha del club en el que desempeñó gran parte de su carrera profesional, Ambos Mundos. En la institución, el profesor es muy querido y no ha dejado de ser un exponente indiscutido.
5. Propulsor
Por su iniciativa, en 1978 se creó el primer centro médico deportivo de Junín, para formación, diagnóstico, tratamiento y control. El profesor se enorgullece del proyecto, porque permitió “descubrir problemas graves de salud”.
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