JUNTO A LAS FAMILIAS Y LOS COMEDORES DESDE HACE 32 AÑOS

Gabriela Fioriti: "Me siento gratificada por el trabajo realizado a diario"

La referente social trabaja incansablemente contra el hambre y la marginación. Su segundo hogar son los barrios, que recorre a diario tras su jornada laboral en la oficina. En diálogo con Democracia, describió la intensa tarea que emprende donde el desamparo y la falta de recursos se hace patente.

Hace 3 décadas que Gabriela Fioriti camina los barrios de Junín y participa como voluntaria en los comedores y merenderos.

Referente indiscutida, es una de las manos que más ayuda a las familias y distribuye las donaciones, en la lucha diaria frente a la precariedad y la falta de comida en los platos.

Tras haber sido destacada con el premio Alicia Bianchi, Fioriti dialogó con Democracia acerca de la labor que emprende a diario al salir de la oficina de AFIP, y que no reconoce feriados, ni fines de semana, porque está signada por la urgencia de las necesidades básicas.

Al día de hoy, estima que 23 merenderos juninenses y más de 500 familias son beneficiarias de su labor, tras la cual está su familia y los miles de juninenses que confían en su compromiso y le entregan sus donaciones.

Raíces

El dicho popular reza que la manzana no cae lejos del árbol, y el caso de Gabriela es uno de los tantos que lo confirma. De padres docentes, asistió a la Escuela de Campo N° 4, y en su casa nunca sobró nada, pero jamás faltó la empatía. Según explicó, su madre tenía “un espíritu solidario”, y ayudaba a sus alumnos, que muchas veces asistían sin comer al aula. 

“En mi casa ayudábamos a que los chicos desayunaran en la escuela, nadie quedaba sin comer”, recordó Gabriela. 
30 años pasaron desde que la referente decidió volver a sus raíces y recorrer los barrios más vulnerables de la ciudad para ayudar a las instituciones y las familias. Su impronta, y la pasión volcada en cada jornada, ha sido transmitida a sus allegados, que también se comprometen activamente con la causa. “En la familia todos vivimos para esto”, afirmó, entre lágrimas.

De la oficina al barrio

Desde el ´92, Gabriela trabaja en el área de recursos de la oficina local de la AFIP. Su ingreso al organismo es coincidente con el inicio de su tarea solidaria, que, explicó, le muestra a diario el “inmenso contraste” de realidades dentro de la sociedad.

“Amo el trabajo que tengo. Trabajar en la AFIP es mi vida”, afirmó. Es que su labor tras el escritorio ocupa 8 horas de su día, pero, aún así, al llegar a la casa se encarga de su otra ocupación, a la que destina parte de sus ingresos. A diario, Gabriela retira, clasifica y entrega las donaciones, y atiende las demandas y necesidades de los merenderos y las familias, sin que ello signifique descuidar a la suya. “Estoy presente en todo, no dejo nada de lado”, afirmó.

Asimismo, la referente explicó que la tarea solidaria “es un trabajo de hormiga”, que requiere de compromiso y entrega para evitar desatinos. “Me levanto y me acuesto pensando en cómo ayudar”, destacó.

Trabajar para el trabajo

La falta de oportunidades laborales es una realidad que atañe al país, y que tiene un efecto indiscutido sobre los niveles de pobreza e indigencia. “Me gustaría levantarme todas las mañanas, leer las noticias y ver que demandan decenas de trabajadores para diferentes puestos”, expresó Fioriti, que en los últimos 30 años nunca vivió una realidad similar.

Cabe señalar que el trabajo de Gabriela en los barrios de Junín no se agota en la entrega de alimentos, insumos, elementos del hogar o electrodomésticos, sino que, en tanto referente, entabla una relación estrecha con los vecinos, conoce sus oficios y los ayuda a conseguir trabajo. Según explicó, en muchos casos arma sus currículums y los entrega.

No obstante, Fioriti también reconoce que la educación es un pilar fundamental para los tantos niños y adolescentes que frecuenta a diario. “Para incentivarlos a que vayan, les cuento que van a desayunar y almorzar en el colegio”, destacó.

Una “ciudadana común”

El compromiso que Gabriela tiene con las decenas de familias y las instituciones de la ciudad ha conducido a que, comúnmente, se la vincule con la actividad partidaria. “Mucha gente cree que trabajo en el Municipio o tengo interés en la política”, afirmó.

En dicho sentido, la referente explicó que su labor, y el estrecho vínculo entablado con los vecinos de la ciudad, le ha acercado “muchas propuestas en los últimos 30 años”, que decididamente rechazó. “No soy política, soy una ciudadana común”, aclaró, y recordó que ayudar es una tarea que hace “con el corazón”.

Cabe destacar que, para Gabriela, no pertenecer a un partido político le permite “poner límites”, es decir, ser crítica respecto a muchas decisiones e iniciativas, y trabajar en conjunto con diferentes sectores. En su caso, recorre los barrios hace una década junto a Manuel Llovet, concejal de Juntos, aunque ello no implica que no lo haga con otros referentes y funcionarios. “Recibir donaciones es mi felicidad”, afirmó.

“Me duele cuando la ayuda es solo para la foto”, lamentó Gabriela, y enfatizó que “es increíble que haya competencia” por entregar alimentos o prestar servicio en los barrios. “Yo estoy convencida de que todos tenemos que sumar”, agregó.

Necesidades

Las horas a diario en la calle, y el contacto con decenas de familias y comedores, la hace conocedora de las urgencias que tienen hoy los sectores de la ciudad que menos ingresos perciben.

Según explicó, consulta a las instituciones acerca de lo que necesitan, para atender las necesidades inmediatas. Al respecto, destacó que “todos los merenderos necesitan carne”, precisamente porque “es lo que menos se dona y lo que más cuesta”.

Asimismo, en las antípodas del comienzo del invierno, señaló también que “lo que pide la gente ahora es ropa de abrigo”.

Sin embargo, ayudar implica también un alto grado de responsabilidad, visto que “hay necesidades urgentes”, sobre todo respecto a lo alimenticio. “El plato de comidas no puede esperar”, recordó la referente, que diariamente realiza “un diagnóstico para entregar las donaciones acorde a las necesidades”.

Por otro lado, Gabriela también enfatizó en que no es solo lo alimenticio lo que debe ser atendido con urgencia, sino también lo que atañe a la higiene y la salud pública, “lo infraestructural, como las cloacas y el agua”, agentes que vulnerabilizan las poblaciones. “Yo misma recorro el barrio para reclamar y hacer presión para que funcionen los servicios básicos”, afirmó.

A pesar de que su mayor anhelo es que “no haya más comedores, y que cada uno tenga su techo y trabajo”, la referente reconoce que aún son necesarios cambios radicales para ello. “Estamos cansados de vivir con necesidades”, remarcó.

La confianza de una Ciudad

Gabriela es la persona en la que mucha gente de la ciudad confía, tanto para entregar sus donaciones como para recibirlas. Al respecto, destacó que es “muy legalista”, y que “esto pasa cuando se hacen las cosas bien”. 

Es preciso señalar que la confianza de los vecinos tiene su correlato en el compromiso asumido a diario por Gabriela, que afirmó que “requiere de carácter”, y, por consiguiente, “genera mucho desgaste”.

Retirar donaciones, clasificarlas, controlarlas, verificar su estado de conservación, y, a menudo, repararlas. Las horas del día no alcanzan, y no hay feriados, vacaciones, ni fines de semana. Para atender las necesidades básicas el tiempo es tirano, y Gabriela lo sabe, por ello considera a su labor un trabajo más. “A la noche me duele el cuerpo, estoy cansada, pero sonrío y me siento gratificada por el trabajo del día”, señaló.

Por otro lado, su rol también implica actuar de mediadora y conciliadora, así como, fundamentalmente, portavoz de las demandas y necesidades. Es un trabajo que no puede esperar y la referente agradeció “el respeto y acompañamiento de las instituciones” para lograr su cometido. “Saber que muchos chicos se fueron a dormir con la panza llena me emociona”, afirmó.

Entrega y compromiso son dos términos que, indiscutiblemente, acompañan su nombre. Gabriela Fioriti es quien, hace más de 30 años, trabaja de forma incesante en los barrios de la ciudad contra el olvido, la marginación, la precariedad y el hambre. “Es mucho el afecto que me produce esto”, dijo, entre lágrimas. Para acercar donaciones a la referente, se puede contactarla a través de sus redes sociales.

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