En la página de la revista, ajada por el paso del tiempo, se ve una foto de dos personas sonrientes, mirando hacia un costado, con un micrófono adelante y un título que dice: “No dan la cara, pero sus voces son tan famosas como Mirtha o Susana”.
Los protagonistas de esa imagen son el juninense César Benítez y la recordada María Muñoz, los locutores que a principios de los 90 eran las voces institucionales del Canal 9 de Alejandro Romay, la señal que por entonces tenía a las máximas celebridades en su pantalla.
Para ese entonces, Benítez ya había empezado a forjar una carrera extraordinaria dentro de la locución y el periodismo, que lo llevó a los medios más importantes y los lugares más variados: presentó noticias en el noticiero de Radio Mitre, fue becado en la CNN y fue la voz del estadio en La Bombonera; hizo presentaciones en bailantas y programas de música tropical, y también fue (y es) una de las voces institucionales de Canal 13; cubrió como periodista el atentado a la AMIA e hizo la locución comercial en carreras de Turismo Carretera para el equipo Campeones o los relatos de fútbol de Héctor Caldiero. Y siempre detrás de un micrófono. “Yo soy de perfil bajo, me gusta así”, explica ante Democracia en un diálogo en el que repasa su rica trayectoria.
“Siempre me gustó la comunicación, escuchaba mucha radio”
A Buenos Aires
César nació en Junín y se crio en el barrio Nuestra Señora de Luján. Hizo el primario en el Colegio Padre Respuela y el secundario el Industrial. En aquellos años suponía que iba a ser ingeniero y trataría de ingresar en el Instituto Balseiro, pero el test vocacional no dejó lugar a dudas: su inclinación eran las áreas humanísticas.
Se decidió por la locución. “A mí siempre me gustó la comunicación, escuchaba mucha radio, estudiaba de noche y siempre lo hacía con una Carina debajo de la almohada”, evoca.
Se fue a Buenos Aires y, con la preparación de Erardo Alegretti, entró en el Cosal, donde se recibió de locutor. Además, hizo la carrera de Periodismo en el Círculo de la Prensa.
Un largo camino
Su carrera profesional empezó haciendo reemplazos en Radio Buenos Aires y FM Rock & Pop. También hacía locución comercial, trabajando en el estudio Sonoart, que por entonces era de lo mejor.
Al tiempo tuvo programas de música tropical e inauguró bailantas como Fantástico de Once o Terremoto, ya que trabajó para el sello Magenta. Al mismo tiempo, hacía la locución comercial en las carreras de automovilismo para el equipo Campeones.
Fue en ese entonces cuando lo convocaron para hacer un casting, mediante el cual, ingresó al staff de locutores de Radio Mitre. También fue la voz de FM 100, un trabajo que le valió la obtención de un premio Martín Fierro. Y, como si fuera poco, se sumó a las transmisiones de fútbol de Héctor Caldiero.
En 1992 Mauro Viale lo convocó para formar parte del staff de lo que iba a ser Radio Libertad, y terminó siendo la voz de Feeling, la FM de esa emisora, conduciendo la tarde.
“Esta profesión va mutando y te permite desarrollarte. Siempre me gustó lo que hice; en este trabajo, cuando uno deja de disfrutar debe dar un paso al costado”.
De ahí pasó a ser la voz institucional de Canal 9. Al mismo tiempo fue columnista de Nuevediario.
En 1999, cuando Canal 9 fue vendido y pasó a ser Azul Televisión, César obtuvo una beca para trabajar en CNN, en la ciudad estadounidense de Atlanta. “Fue algo increíble”, asegura. Ahí trabajó en la radio y el noticiero televisivo.
Cuando terminó la beca, dos años después, debía regresar a Canal 9. El país, a finales de 2000 era un tembladeral y el canal se vendió cuatro veces en dos meses. Entonces llamó a Radio Mitre para ver si podía conseguir otro trabajo y, como todavía no podían incorporarlo allí, le ofrecieron ser la voz del estadio en La Bombonera. “Era la época en que Bianchi ganaba todo”, cuenta con entusiasmo.
Finalmente, regresó al noticiero de Mitre. Fue en plena época de los cacerolazos. Desde entonces, allí permanece. Además, es una de las voces institucionales de Canal 13.
“Disfruté mucho y estoy orgulloso de todo lo que hice”
Balance
En la actualidad, César se está recuperando de un accidente doméstico en Junín, ciudad con la que siempre mantuvo un vínculo muy cercano y a la que regresa cada vez que puede.
Tecnología mediante, hace desde aquí las grabaciones para Artear, manteniendo la pasión y rigurosidad de siempre, para la que nunca perdió de vista la importancia de la capacitación y actualización. “Esta profesión va mutando y te permite desarrollarte”, afirma, para luego añadir: “También tuve un afecto muy especial por la locución comercial. En definitiva: siempre me gustó mucho todo lo que hice; yo digo que, en este trabajo, cuando uno deja de disfrutar debe dar un paso al costado”.
Con todo, al momento de hacer un balance, concluye: “Volvería a hacer exactamente el mismo recorrido. Disfruté mucho y estoy orgulloso de todo lo que hice, de la gente que he conocido a lo largo del camino. Y cuando uno hace un paneo de todo lo hecho a través del tiempo, veo que lo disfruté. Estoy contento con el recorrido que hice. Y fui muy fiel a César Benítez, no me hice trampa en ningún momento”.
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