RECONOCIDO ARTISTA DE NUESTRO MEDIO

“Choko” Haedo: “Yo no podría vivir sin hacer música”

Ícono y referente de la música heavy juninense, durante más de 30 años mantuvo viva la llama del movimiento a nivel local. “Yo entiendo que hay que vender alegría y está todo bien, pero también hay que cantar verdades", afirma.

A finales de los años 80 “Choko” Haedo comenzó a tocar heavy metal, una música que en ese momento en Junín conformaba un movimiento incipiente que buscaba hacerse un camino y, ruidosamente, decía presente.
Pasaron más de tres décadas de aquel momento embrionario y hoy Choko sigue firme con su guitarra distorsionada a todo volumen, como un referente que supo mantener encendida la llama metalera en todo este tiempo.
Si ser un heavy metal en los 80 era peligroso, hoy forma parte de una declaración de principios, de la que Haedo es un estandarte. “El rock tiene que ser una molestia, cuando deje de serlo, no hay que hacerlo más. Creo que el heavy es el estilo que más continuó con la filosofía roquera”, asegura en un diálogo con Democracia en el que repasa su trayectoria.

Músico
Ernesto Fernández Haedo nació en Buenos Aires y se crio entre el Abasto y Congreso. Se mudó con su familia a Junín en el año 1986 cuando a su padre, que era médico oncólogo, le ofrecieron la jefatura del servicio de radioterapia en el hospital.
Para ese entonces, la música era una parte suya. “La trilogía KISS, AC/DC y Van Halen”, como él la nombra, lo había marcado a fuego.
Su primer peldaño como músico fue en el grupo La Descarga, que hacía “un estilo punk con punteos de guitarra”.
A sus veinte años formó Máquina Metálica, con Cristian Krekun. “Veníamos de un momento con bandas como The Cult, Mötley Crüe y apareció el trash, con Metallica, Sepultura, después Pantera, y nosotros íbamos más por ese lado”, recuerda.
Ya hacía algunos años que “había empezado a meterle mano a la guitarra, encajándole palanca, cambiándole los micrófonos, ya era un camino a seguir”.
Más adelante, Choko se fue a Buenos Aires y entró como cantante “a una gran banda”, que era Línea Venenosa: “Ahí teníamos un estilo similar a Máquina Metálica, pero más pulido, más elaborado. Éramos amigos de Andrés Giménez de A.N.I.M.A.L., tocábamos como soporte de Almafuerte, así que fue una etapa muy linda”.

Regreso a Junín
Por motivos personales se volvió a Junín. Acá se reencontró con Cristian Krekun y formaron Sorcery, “que fue la primera banda juninense de metal que tuvo un recorrido muy importante”, afirma. Sorcery llegó a estar número uno en Tiempos Violentos -el icónico programa de música heavy de la Rock & Pop- y hasta fue editada en Europa.
Finalmente, en el año 2008 formó Extremaunción. “Ahí encontré mi lugar, con un grupo de trabajo totalmente armonioso que mantiene sus integrantes desde hace doce años”, asevera, para luego profundizar: “Eso no es fácil, porque hay que ser muy humilde para mantener la armonía. El arte es un territorio muy sensible. Yo no podría vivir sin hacer música, hago esto porque no puedo no hacer música”.
Extremaunción, que está formada por Choko (guitarra), Kiki Santora (voz), Luciano Patiño (bajo) y Diego Arce (batería), editó tres discos: “Corre o muere”, “Maldito y “Más abajo que el infierno”.
Además, tienen un cuarto disco por grabar, que la pandemia dejó trunco. Pero no se conforman con eso y ya están preparando un live streaming “con todo lo que se le pueda poner y con material nuevo”.

Ser metalero
Al momento de definir su manera de componer, Haedo se define como “más frontal, más de choque”. Y agrega: “Cuando yo hablo de influencias es para tener una ubicación de lo que hago, pero siempre busqué la originalidad y nunca hice un cover”.
Un estilo que se lo dio el tiempo. Pionero del metal en Junín, afirma que en su larga trayectoria siempre hubo gente interesada en esta música: “Puede ser que el heavy metal en Argentina nunca haya explotado, pero siempre mantuvo su público. Hay géneros que suben y bajan, de repente nos invaden con alguno durante un tiempo y después desaparece, y el metal siempre estuvo. En otros países, el heavy en su lírica está muy vinculado a lo militar, a lo bélico, mientras que acá siempre fue muy crítico del sistema, desde V8 hasta Hermética o cualquier otra, no hay una banda que no lo haya sido, y eso molesta. Yo entiendo que hay que vender alegría y está todo bien, pero también hay que cantar verdades”.
Según dice, en Extremaunción son “un poco más abstractos en las letras”, porque Kiki es un compositor que “apunta más a lo simbólico”.
Contestatario o abstracto, directo u oscuro, Choko mantiene el mismo espíritu con que empezó en esto, hace ya más de treinta años: “Ser músico y hacer lo que querés es muy difícil, porque está por fuera de los estereotipos. Yo no toco la guitarra, yo soy la guitarra. No hago yeites, yo soy esos yeites. Y no toco música, yo soy música. Hago fotosíntesis con la música. Yo soy Extremaunción, soy los pibes por los que toco, me comprometo y me siento parte. Soy lo que digo y lo que hago. Soy el piercing que puse y la remera que vendí en la roquería. No sé si soy el mejor, pero te voy a dar el mejor sonido posible para que digas ‘cómo suena el Choko’. Yo soy esto”.

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