Avelino Fernández Vila

Avelino Fernández Vila, Su deceso

Falleció ayer luego de una larga enfermedad el señor Avelino Fernández Vila. Mueblero de profesión, siguió el mandato familiar de más de cien años en el rubro.
Dedicó su vida a una mezcla de oficio y arte.
Avelino Fernández Vila se crio entre el olor a madera y aserrín. Ya en 1921 su abuelo había empezado con una mueblería en Junín y luego fue su padre el que continuó con el rubro. Y allí estuvo él, desde siempre. Por eso abrazó el oficio y nunca pudo ni quiso dejarlo, aún en los momentos más difíciles.
Avelino hizo la primaria en la Escuela Nº 22 y la secundaria en el Nacional. A los nueve años ya tenía contacto con lustradores, carpinteros y ebanistas que trabajaban en la mueblería. Y con ellos fue aprendiendo los rudimentos de cada oficio. En los años 50 su padre tenía la mueblería frente al colegio Santa Unión, en la década del 60 se mudó a Álvarez Rodríguez 55 y en la del 70 abrió en Rivadavia y Alem, con un salón de 700 metros cuadrados, con subsuelo, planta baja, entrepiso y primer piso.
“Ese lugar era una belleza –recordó en una entrevista realizada por este medio Fernández Vila–, era una de las mueblerías más grandes de la Provincia, porque había una gran cantidad de muebles de estilo, con mucha ebanistería, tallados y demás. Esa esquina era una hermosura”. 
Ya separado de la sociedad familiar, abrió un lugar propio en Urquiza 78. Primero tuvo una fábrica de parquet, con una máquina que sacaba un metro cuadrado por minuto. “Me fue bien con ese negocio hasta que se suplantó el parquet –que yo trabajaba en pinotea y roble de Eslovenia– por maderas secadas en hornos en los aserraderos o por piso sintético”, comentó en esa oportunidad.
Y ahí buscó otra actividad, dentro del rubro, que fue el anticuario y la restauración de muebles y antigüedades. 
Asimismo, Avelino Fernández Vila disfrutó mucho de la música, ya que era un notable ejecutante de piano, autor y compositor. “Es un cable a tierra muy lindo”, nos dijo en el referido reportaje. Ya a los cinco años su madre lo mandó a aprender el instrumento. Se recibió de profesor y después estudió armonía. Tuvo una destacada actuación y llegó a tocar en la misma noche con Richard Clayderman, cuando el pianista francés vino a Junín. Así lo recordó en un reportaje que le realizó un cronista de Democracia: “Fue en el cine San Carlos, que estaba lleno de gente. Yo iba a tocar cuatro temas en el órgano y cuando arranqué, la gente pensó que era Clayderman, y en las puertas de arriba arrancaron los bornes para entrar. Estaba lleno hasta en los pasillos. Me ovacionaron y aplaudieron a rabiar, y terminé haciendo 16 temas. La gente respondió muy bien”. 
Esposo de Ana Nolla y padre y abuelo ejemplar, fue muy apreciado por quienes lo frecuentaron.

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