merenderos en junin
EFECTOS ECONÓMICOS DE LA PANDEMIA

Por el nuevo confinamiento, ya se pone la mira en la asistencia social

Si bien la situación no es tan compleja como la de 2020, se cree que el encierro puede repercutir en los sectores postergados. Actualmente hay dos proyectos para hacer un registro de comedores y merenderos: se estima que hay más de 25 en distintos barrios de la ciudad. El Servicio de Asistencia Alimentaria tuvo un incremento de casi un 20%. Además, hay unas 2400 tarjetas Alimentar en manos de juninenses y se entregan unos 1600 bolsones de comida.

Los funcionarios y los referentes de distintos sectores que trabajan con los sectores más postergados entienden que la situación actual no tiene los mismos niveles de complejidad del año pasado, cuando los meses de cuarentena estricta y la caída en la actividad económica generaron un escenario de gran demanda en muchos barrios de Junín.
Según lo que pudo recabar Democracia, hay consenso en que la ayuda está más organizada y los resortes estatales están dando respuesta a las necesidades.
“Este año tenemos todo un poco más claro que el año pasado, cuando había más incertidumbre y se conformó la Mesa Social. Por ahora, no tuvimos un aumento muy grande de demanda de servicios porque las familias con las que trabajamos hoy tienen contención por diferentes lugares”, explica la secretaria de Desarrollo Social del municipio, Yamila Alonso.
Para la titular del Centro de Referencia del Ministerio de Desarrollo Social de la Nación, Paola Rizzo, “la demanda es sostenida, aunque las políticas pensadas desde los gobiernos nacional y provincial fueron muy oportunas para ir haciéndole frente a esta situación”.
No obstante, las nuevas restricciones decretadas por el Gobierno nacional hacen que se vuelva a poner el foco en el tema. “Si lo vemos en perspectiva, la situación no es igual que la del año pasado, la asistencia se estabilizó”, señala el padre Carlos Olguín, referente de la comisión social y de seguridad de la Mesa de Crisis convocada por el intendente. Y agrega: “Paralelamente, estamos atentos porque creemos que con este nuevo confinamiento la situación podría empeorar y la gente podría necesitar más asistencia. Ya hubo comunicación sobre este tema con Yamila Alonso y en cuanto detectemos alguna demanda, se trabajará para acudir en ayuda”.

Comedores y merenderos
La apertura de merenderos es un termómetro de la situación social. En tal sentido, la agrupación Don Ito hace años que viene trabajando en los barrios periféricos y, además de colaborar con varios comedores comunitarios, cada seis meses hacen un relevamiento para conocer la cantidad que hay. “Todavía no terminamos el último, pero hasta ahora vemos que hay entre 25 y 27”, explica Pablo Rodríguez, referente del grupo solidario. Según dice, el numero va fluctuando porque algunos abren y otros cierran. “Lo que sí vemos es que en algunos ha aumentado el número de niños que asisten”, agrega.
Otra particularidad que observan en Don Ito es que, en general, los primeros quince días de cada vez es menos la gente que acude a estos espacios, porque es el momento en que las familias perciben la Asignación Universal por Hijo (AUH) o se les carga el dinero en la Tarjeta Alimentar, “pero en la segunda mitad del mes vuelven todos”.
Otro punto que aclara Rodríguez es que en esta época de restricciones se vuelven a entregar viandas para que coman en sus casas y no generar aglomeraciones: “Se volvió a este sistema, deben ir a buscarlas los adultos, con barbijo y respetando las disposiciones”.
Lo cierto es que, según su mirada, la situación hoy “es complicada”. Y puntualiza: “Tuvimos una reunión con Desarrollo Social y planteamos que necesitamos más ayuda por parte del municipio. Lo vemos ausente en esto y otras cuestiones. Falta potenciar la ayuda social. Además, los precios están muy altos y si bien la Tarjeta Alimentar ayuda a paliar un poco el tema, después del 15 del mes todo se complica”.
Yamila Alonso comenta que “es un tema complejo poder ayudarlos desde Desarrollo Social porque al municipio lo controla un Tribunal de Cuentas y la mayoría de los merenderos son irregulares”. Con todo, afirma que lo que se hace, concretamente, “es darle una garrafa una vez por mes, cubriendo y estando a la espera de un programa nacional que se presentó el año pasado pero que nunca se llevó a cabo”.
Rodríguez sostiene que “no se están entregando” las garrafas. “Hay solo dos o tres merenderos que reciben ayuda, que son los favorecidos por el municipio”, asevera.

Mapeo de la Mesa Social con los merenderos de Junín

Registro de comedores
En ese contexto, el bloque de conejales de Peronismo Juninense presentó un proyecto para hacer un registro de merenderos y comedores comunitarios.
La edil Maia Leiva señala que el objetivo de esta iniciativa es “saber cuántos son, conocer cuántos chicos, chicas y adultos asisten, cuáles son las condiciones de esos niños”, de manera de poder implementar políticas públicas específicas. “Y también para coordinar el esfuerzo -añade- porque hay mucha gente solidaria que colabora, al margen de las organizaciones, y a veces llega mucho a unos y poco y nada a otros”.
Según sus estimaciones, “hoy son más de 26 merenderos” los que hay en Junín.
El proyecto se va a incluir en el orden del día de la reunión de la Comisión de Salud del Concejo Deliberante. También debe pasar por las comisiones de Legislación y Presupuesto. 
Alonso indica que está estudiando la propuesta: “En principio me parece interesante, pero hay que verlo porque muchos están de manera precaria, en lugares usurpados, entonces el municipio no puede ayudar con mercadería y esas cosas a los lugares que no están registrados porque es un llamado de atención en nuestras rendiciones”.
Mientras tanto, en la Mesa de Salud que coordina Olguín ya están trabajando en un registro de características similares, en el que, hasta ahora, contabilizaron 19 merenderos.
“La idea es hacer un mapeo de la asistencia que se está llevando a las familias -explica-. Ya lo tenemos en marcha, aunque sabemos que hay algunos más que van a ser incorporados. Es una realidad muy dinámica porque algunos se abren y otros cierran. Y la situación suele ser bastante precaria en lo estructural, puede ser un garaje, a veces sin calefacción, y la idea es coordinar toda la actividad”.

El SAE
Hasta el mes pasado, el Servicio Alimentario Escolar (SAE) incluía 9017 cupos en Junín. A partir de mayo el gobierno provincial dispuso un aumento y otorgó otros 1651 cupos, por lo que hoy son 10.668 los que se están entregando en las escuelas. Esto significa un incremento de casi un 20 por ciento.
“El SAE no es para todos, sino que está destinado a familias con vulnerabilidad social y a chicos con problemas nutricionales -explica Alonso- al principio esto era para las escuelas donde había comedor, pero al suspenderse la presencialidad, se pudo hacer esta ampliación y se definió la entrega de módulos de alimentación”.
Esto hizo que subiera la demanda de familias. “Pero no hay para todos”, aclara la secretaria de Bienestar Social: “Por eso, cada una de las escuelas, que conoce el universo de los niños que asisten a los establecimientos, es la que aplica los criterios para entregarlos o no”.
Como ente ejecutor, la tarea del municipio es la de hacer la licitación, comprar los productos y entregarlos en tiempo y forma. “Obviamente, trabajamos con la Jefatura Distrital porque cada escuela tiene un cupo asignado que viene de la Provincia, eso no lo decide el municipio. Y si alguna tiene más demanda y otra menos, se redistribuye”, agrega Alonso.
La funcionaria municipal remarca que “ahí, definitivamente, hubo un incremento en la demanda” y fue por eso que se gestionaron más cupos. Tanto es así que se estima que antes de la pandemia en los comedores de las escuelas se alimentaba a algo más de tres mil chicos y en todo este tiempo se pasó a asistir a más de diez mil. “Y en realidad, estamos asistiendo a las familias, porque el chico que iba al comedor se llevaba el alimento en su panza, pero ahora se da un módulo que va a la familia”, detalla Alonso.

Tarjeta Alimentar
La Tarjeta Alimentar extendió su universo de beneficiarios llegando a madres con hijos de hasta 14 años, “lo que viene a dar alivio a muchísimas familias”, señala Paola Rizzo.
Si bien en nuestra ciudad se entregaron alrededor de 2400 plásticos, el hecho de que se haya expandido el ámbito de influencia hará que sean muchos más los alcanzados por este programa.
“Por el contexto de pandemia no se va a enviar la tarjeta física, se va a depositar directamente con la Asignación Universal, así que todavía no tenemos la cantidad exacta”, indica Rizzo, para luego profundizar: “Es importante destacar que es una política que, además de transferir dinero para la alimentación de las familias, también genera un circuito muy importante en la economía local, porque todos los comercios de barrios, los emprendedores y hasta la economía popular que tenga un posnet para pasar la tarjeta, hacen girar esa rueda. Es un objetivo indirecto que no hay que perder de vista”.

Otros programas
Respecto a otros programas con los que se busca mitigar el impacto económico negativo que está generando la pandemia, la Secretaría de Desarrollo Social del municipio entrega unos 1600 módulos de alimentos en diferentes barrios a familias, adultos mayores y otros registrados en el área de Discapacidad.
“También asistimos con carga de gas a la gente que tiene garrafa, el servicio de atmosférico para los que no tienen cloacas, en invierno entregamos frazadas, estufas, subsidios económicos, es decir, hay otras asistencias además de los bolsones de comida” enumera Alonso, quien estima que con todas estas iniciativas se atiende a más de dos mil familias.
Por su parte, Rizzo explica que en el CDR se le da mucho impulso al programa Pro Huerta, que se desarrolla en conjunto con el INTA, “que tiene el objetivo directo de que las familias o pequeñas comunidades puedan generar su propio autocultivo y, en muchos casos, la comercialización de estos productos”.
Para Rizzo, “las pequeñas comunidades son los lugares de abordaje territorial por excelencia, porque ahí se despiertan las necesidades, se puede charlar de otra manera y buscar soluciones”.
Finalmente, más allá de los programas brindados por el estado nacional o municipal, hay otras propuestas que surgen de las instituciones intermedias o las solidarias, como la que lleva a cabo la Agrupación Don Ito, que detalla Pablo Rodríguez: “Nosotros seguimos haciendo recorridas barriales por comedores comunitarios donde llevamos las preparaciones que hacen los chicos del Centro de Contención. Y, a su vez, en algunos merenderos abrimos talleres barriales de producción de pastas y panificación: en Los Solcitos, en Rincón de Luz, en Don Ito y en Todo por Ellos”.

COMENTARIOS