Con la nafta por las nubes, retorna el interés por convertir vehículos al GNC
En los talleres donde “pasan a gas” aseguran que crecieron las consultas por los precios. Por lo general, los interesados en volcarse a la conversión de combustible son aquellos que de manera cotidiana realizan largos trayectos en auto.
La pizarra de precios de las estaciones de servicio se modifica con los valores siempre hacia arriba y de un tiempo a esta parte una vez por semana. Así, el segmento de hidrocarburos líquidos exprime los bolsillos de los automovilistas cada vez que se carga el tanque. Ese hecho estaría llevando a los dueños de vehículos a decidirse por la conversión a gas y crece, por esa razón, la demanda en las casas de venta y colocación de equipos de GNC.
Quienes piensan en la transferencia de la nafta al gas comprimido hacen el siguiente cálculo: tomemos como referencia un litro de Súper, que acaba de pasar los 90 pesos. El tanque estándar de un vehículo naftero tiene una capacidad de 40 litros. El metro cúbico de GNC cuesta 33,36 pesos y en el tubo de 60 litros entran 15 cc. del fluido.
Resta agregar que el recorrido (siempre en ciudad) de 100 kilómetros se lleva, en promedio, 10 litros de nafta, mientras que de GNC, por igual cantidad de kilómetros, se consume menos de un tubo. La ecuación cierra por mucho a favor del gas, pues se trata de alrededor de 800 contra 500 pesos.
En los talleres dedicados a la instalación de equipos de GNC advierten el creciente interés por “pasarse al gas”, como suele decirse. Empujados por las constantes subas en las naftas, una buena cantidad de vecinos se puso en campaña para consultar precios de equipos y averiguar si el cambio puede resultar conveniente.
Desde Sol GNC, Sergio Ledesma afirmó a Democracia que “se está usando mucho la reinstalación y por ahí se están vendiendo más los equipos usados”.
“Hoy en día está colocando gente de buen poder adquisitivo que utiliza los tubos de quinta generación. Los de tercera generación ya fueron colocados en su momento y ya casi no existen”, sostuvo.
“Antes se destacaban los usados y ahora hay mayor demanda para los autos nuevos”.
Sergio Ledesma
“Hemos colocados en camionetas grandes, que antes no se veía y ahora se achicó el bolsillo para todos. Antes se destacaban los usados y ahora hay mayor demanda para los autos nuevos”, apuntó.
Los equipos de última generación, que son los que corresponden a los modelos de 2010 hacia adelante, y para coches medianos cuestan, en la Región, unos 90 mil pesos. En cambio, en autos de mayor antigüedad, la instalación del tubo es más económica.
Por lo general, los interesados en volcarse a la conversión de combustible son aquellos que de manera cotidiana realizan largos trayectos en auto.
En el sector se aclaró, asimismo, que la conversión es conveniente si el usuario realiza por lo menos 20.000 kilómetros anuales. “Recién a partir de ahí se empieza a amortizar el gasto del equipo”, se destacó.
Según estiman, para el quehacer cotidiano, de personas que van a trabajar lejos de su hogar y que van y vienen con la escuela de los chicos, se están recorriendo en auto aproximadamente 2.000 kilómetros por mes. Siendo usuarios de nafta Súper, tienen ahí un gasto de 18.500 pesos.
Esos 2.000 kilómetros estimativos cuestan con el sistema de GNC un poco menos de 10.000 pesos y es que con un tubo para 15 cc de gas se pueden llegar a transitar en ciudad unos 120 kilómetros.
Otros de los costos que hay que tener en cuenta a la hora de convertir el vehículo es el de la oblea anual, que sale 1.600 pesos, y la verificación hidráulica que vale 5.000 pesos (con oblea incluida) y se debe realizar cada 5 años.
La situación económica
Otro punto al que hizo referencia Ledesma es la actual situación económica que atraviesa el país a raíz de la pandemia.
“En otros momentos -con este aumento de la nafta- hubiera habido más cambios al GNC. Lo que sucede es que el poco dinero que hay la gente lo quiere guardar. En la actualidad estamos todos complicados, ya que no hay dinero. Pero estamos subsistiendo”, dijo. E informó que “se está trabajando mucho el cambio de la oblea cada un año y la prueba hidráulica cada cinco”.