Desde hace años, el escenario económico de nuestra ciudad se asienta, básicamente, sobre un trinomio conformado por la producción agropecuaria, el comercio y el empleo público. De esta manera, sobre estos tres rubros recae, en líneas generales, el mayor peso de la generación de recursos, lo que conforma un panorama en el que la industria se encuentra un poco más debajo en ese hipotético ranking.
Esto hace que, en épocas de cierta normalidad, el reparto de actividades en la economía local sea, en general, suficiente para absorber la oferta de mano de obra local. Sin embargo, cuando aparecen momentos críticos se advierten las dificultades para dar respuestas a las demandas laborales.
Por el Covid y sus consecuencias, 2020 fue un año muy complejo y eso repercutió en el empleo. Y si bien los referentes del área advierten que en la actualidad hay algunas búsquedas, el movimiento aún no alcanza los niveles previos a la pandemia. Por eso, al hacer un análisis más amplio, entienden que la industria podría ser un generador de puestos de trabajo. Pero ello requeriría la implementación de políticas públicas que la promocionen, algo que no se ve en Junín, aun cuando la ciudad tiene ventajas comparativas respecto de otras como para apostar a una producción manufacturera más fuerte.
Escenario laboral
En cuanto a lo coyuntural, los puestos más requeridos y más difíciles de cubrir son los vinculados a la informática, entre los que se destacan los de programación, aplicaciones móviles, manejo de redes sociales, e-commerce y otros.
Así lo ratifica el consultor de recursos humanos Gustavo Nani. Según dice, después de un año difícil ahora “hay una pequeña luz en las empresas” que se refleja en estos pedidos: “Siempre falta personal capacitado en metalmecánica y en ventas. Y cada vez se ve más faltante en la industria del conocimiento, sistemas de información, aplicaciones móviles, ahí se dificulta encontrar ingenieros o programadores”.
De acuerdo con su análisis, este déficit se explica en la situación general del país: “Hoy un programador cobra dos o tres mil dólares, no habla en pesos, y además puede trabajar para cualquier parte del mundo sin moverse desde su casa”.
La licenciada Susana Benedetti, que también tiene una consultora, coincide en que en los últimos meses se vio en el mercado laboral local “algo de movimiento, quizás algunas posiciones de reemplazo y algunas nuevas”. Según su experiencia, los puestos que más se buscan tienen que ver, entre los profesionales, con las carreras de administración de empresas, contador o ingenieros agrónomos; y en el comercio, “para atención al público y algunos relacionados con la tecnología, desde programación hasta manejo de redes sociales o e-commerce”.
Por otra parte, también se demanda personal capacitado en metalmecánica, así como operarios con conocimientos en rubros de la construcción. “El escenario laboral se encuentra en una meseta en los rubros básicos”, explica Nani, para luego enfatizar que sí hay búsquedas de trabajadores especializados. “Nosotros estamos teniendo pedidos de operarios con conocimientos en herrería, en albañilería, de plomería, porque en pandemia la construcción tuvo un crecimiento más que importante y en esos rubros es donde escasea el personal”, agrega.
Benedetti, que también es docente en la Unnoba de la materia Gestión del talento humano, advierte que hay algunos inconvenientes para conseguir personal calificado u oficios específicos.
Algo similar a lo que cuenta el empresario Ricardo de la Fuente, propietario de la industria Indelplas: “Nosotros tenemos muchas máquinas que necesitan una capacitación que está muy lejos de los planes de estudio de las escuelas técnicas. De hecho, tuvimos que traer tres empleados de Buenos Aires como operadores de máquina inyectora de plásticos, porque acá no hay alguien que sepa utilizar esa herramienta”.
De la Fuente cuenta que, a contracorriente de la situación general, en el último año su firma incorporó treinta empleados. Aun con ciertas dificultades: “Cuesta tomar a menores de 25 años porque están disociados culturalmente con la responsabilidad, el esfuerzo y el sacrificio. La mayoría no sabe matemática, si uno les dice ‘esta bolsa tiene 20 kilos, ponele un 5% de pigmento’, no saben cómo se calcula y eso no son casos excepcionales, es algo absolutamente común. Esa es una barrera muy difícil de superar”.
La industria en Junín
El caso de Indelplas permite dar cuenta de la potencialidad de la industria, ya que no solo incorporó personal, sino que ya adquirió un predio en Ruta 7 y 188 en el que planea, de aquí a tres años, construir una planta dos veces más grande que la actual y casi duplicar su plantel de empleados. “Lo importante no es solo que la empresa crezca, sino que se van a generar nuevos puestos de trabajo y, además, va a necesitar los servicios de las compañías que están trabajando con nosotros, ya sea transporte, correos, gráfica, es decir que hay un gran impacto indirecto también”, agrega de la Fuente.
Respecto de la influencia en el mercado laboral, el empresario local considera que, aun cuando el rubro agropecuario tiene una mayor incidencia en cuanto a la generación de riquezas, “la industria genera más puestos de trabajo que el campo”. Y profundiza: “Allí está todo muy tecnificado, con pocos empleados y tres máquinas podés trabajar una gran extensión de territorio, en cambio, la industria en Junín tiene más personal. Entonces, la producción industrial tiene un rol muy importante en la generación de empleo sustentable y sostenible”.
Y si bien hay una tradición manufacturera en la ciudad, esta no tiene el apoyo suficiente que necesita para poder hacer un aporte mayor a la economía local y regional. “Desde el municipio nunca hubo una vocación industrialista -afirma de la Fuente-, generalmente, los industriales no hemos tenido el mejor vínculo con los gobiernos locales, aunque yo debo reconocer que, en este momento, para el proyecto de Indelplas, la Municipalidad de Junín está colaborando fuertemente”.
Para Nani, “si hubiera una política de estado que apoye a la industria, sería importante para muchos rubros que están creciendo”.
En su análisis, el reconocido consultor local observa que Junín no tiene un desarrollo manufacturero como lo tienen otras ciudades y ejemplifica: “Salto, con 40 mil habitantes, tiene cuatro plantas industriales que aglutinan 2500 empleados. No tenemos frigoríficos como el de La Anónima o Soychú, también en Salto, con 650 trabajadores. Estamos en medio de la pampa y no tenemos un sector metalmecánico como el de Las Parejas o el del norte de Santa Fe. Nuestros mayores empleadores, además del Estado, son las clínicas, como La Pequeña Familia o el Sanatorio, y cadenas como Lombardi o Bringeri”,
En referencia a lo que pueden aportar los gobiernos municipal, provincial y nacional, Nani indica que hay modelos disponibles para ver qué se hizo en otros lugares. “En su momento San Luis fue un polo de fábricas de electrodomésticos -comenta-, Tierra del Fuego apuntó a los celulares, los televisores y la electrónica, y es algo así lo que faltaría en Junín. Que se trabaje con clusters dentro del Parque Industrial donde esté el fabricante de cubiertas, el de correas, el de tapa de cilindros y terminen armando un motor, por poner un ejemplo. Para que eso suceda, tiene que haber una política de Estado muy fuerte”.
Benedetti coincide en que “hay que poner el foco en ver cómo desarrollar la industria y la producción”. Como participante de una red colaborativa de emprendedores chicos, advierte que “cuesta mucho llegar a una escala de producción importante, porque falta apoyo”.
Según su análisis, al tener un sector agropecuario importante, se podría potenciar -por ejemplo- el rubro de los alimentos: “Una ciudad como Salto tiene industrias de este rubro que nosotros no tenemos, incluso teniendo la carrera de Alimentos en la Unnoba y todas las posibilidades para hacerlo. Y como este, puede haber muchos más”.
Ventajas comparativas
Los especialistas consultados por este medio coinciden en que, para potenciar la industria, Junín cuenta con ventajas comparativas respecto de muchas otras localidades.
“Es una ciudad muy accesible, hay recursos humanos preparados, está la Universidad y está estratégicamente ubicada”, resume Benedetti.
En el mismo sentido, Nani coincide en que nuestra ciudad “está estratégicamente ubicada, cerca de los puertos de Capital Federal y de Rosario”. A esto se suma el hecho de que la obra de la autopista en la Ruta 7 y la eventual puesta en valor del aeródromo permitirían que Junín se transforme “en una ciudad más que pujante en el noroeste de la Provincia”, ya que “no hay otras localidades que la puedan equiparar, salvo Pergamino”.
El otro factor beneficioso para la ciudad es la presencia de la Unnoba, “que tracciona cinco mil personas por año y es una máquina de sacar profesionales”, en palabras de Nani.
En tanto, de la Fuente remarca que en Indelplas hay trabajando “muchos egresados de la Unnoba” y que la empresa y la universidad desarrollaron proyectos en conjunto, aunque también observa que hay otro asunto para considerar: “Tenemos un problema cultural y es creer que sos ingeniero o no sos nada, se ha desvalorizado la posición de técnico y es una especialidad que hace mucha falta para la industria. Las tecnicaturas de Junín están desvalorizadas y despobladas de alumnos y ese es un tema clave”.
COMENTARIOS