-¿Qué lectura hace de la apertura de sesiones en la Legislatura?
-Claramente faltó autocrítica, se tomó un tiempo largo para hacer un diagnóstico y un tiempo breve para establecer un plan de gestión, por ejemplo, cuáles son las leyes que va a enviar a la Legislatura. Repartió culpas, como lo hace permanentemente. El único párrafo que, desde mi perspectiva, fue bueno fue cuando reconoció el trabajo junto con los 135 intendentes durante la pandemia. Pero después faltó mucha autocrítica, no habló del plan de vacunación y cómo se dio esta circunstancia de hacerlo con organizaciones vinculadas al Gobierno y todos los efectos negativos y las consecuencias que esto trae aparejado. No habló sobre las incertidumbres que hubo, económicas, sanitarias, sobre cómo afrontar la temporada de verano, cuándo se reiniciaban las clases.
-¿Cómo analiza la gestión de la pandemia?
-Hubo un mal manejo de la pandemia, tanto en materia sanitaria como económica. Los números reflejan la cantidad de contagios, la cantidad de muertos. Las consecuencias económicas, con todos los números de la economía derrumbados. No se resolvió la salud ni la economía. La cantidad de vacunas y de vacunados vienen siempre con retrasos, además del manejo de la vacunación, con los vacunatorios VIP. De la noche a la mañana nos encontramos con vacunados VIP, con estudiantes universitarios vinculados al Gobierno que aparecen vacunados. Nosotros esperábamos mucha más autocrítica del gobernador, una mayor transparencia sobre todo lo que ocurrió y que ese sea el punto de arranque sobre lo que hay que construir. Hay que construir sobre bases sólidas y lo primero que hay que decir es la verdad.
-¿Qué rol va a tener el radicalismo dentro de Juntos por el Cambio?
-La política es una película, no una foto. El radicalismo antes de 2015 era un partido con pocos intendentes, bloques legislativos muy débiles, pocos representantes en el Congreso de la Nación, una juventud radical desorganizada, un partido que había perdido la vocación de poder para transformar la realidad. Hoy el radicalismo es un partido de poder que quiere volver a ser gobierno. Entendemos la necesidad de sostener la unidad de la coalición opositora, porque es indispensable para poder construir alternancia y alternativa para que podamos volver al poder en 2023 con un gobernador y un presidente radical.
-¿Qué lugar piensa que puede tener María Eugenia Vidal?
-Lo tiene que resolver ella y su fuerza política, que es el PRO. Por supuesto que es una exgobernadora y tiene siempre un lugar importante en la mesa de Juntos por el Cambio, como lo tiene hoy el presidente del radicalismo y lo va a seguir teniendo.
-¿Qué representa la lista que encabeza al Comité Provincia?
-Somos la lista de la renovación partidaria. Nuestra lista la integran radicales de toda la vida, pero que decidieron comprometerse con el presente y el futuro del partido, por ejemplo, Gastón Manes. Veintisiete de treinta y dos intendentes radicales acompañan nuestra lista. La única intendenta mujer de la Cuarta, Erica Revilla, es la candidata a vice de nuestra lista. Es la lista de la identidad, la permanencia, la pertenencia y la conducta partidaria; valores centrales. El radicalismo está vivo porque a lo largo del tiempo hubo hombres y mujeres que se quedaron sosteniendo los valores y las ideas.
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