La fiscal María Fernanda Sánchez brindó una charla denominada “conversatorio sobre violencia en cuestiones de género”, organizada por la Comisión contra la Violencia y el Acoso Laboral de ATSA filial Junín y la ONG “Las manitos en el bolsillo, llevada a cabo el jueves último.
La doctora Sánchez es la titular de la Unidad Funcional de Instrucción y Juicio N° 6 del Departamento Judicial Junín y a través de una charla por Zoom se refirió al abordaje judicial de esta problemática.
En primer término, la doctora Sánchez agradeció a los trabajadores de la salud por la labor que cumplen en estos tiempos de pandemia, asimismo a la ONG “Manitos en el bolsillo”, con la que tratan de trabajar en forma conjunta.
La perspectiva
El tema abordado en esta oportunidad fue la perspectiva de género en relación con la práctica judicial. Poniendo el eje en este punto, la fiscal manifestó: “Hace mucho tiempo que venimos hablando de género y de perspectiva de género. Lo repetimos casi automáticamente quienes trabajamos en la materia, sin embargo, quizás nos ha faltado tiempo para detenernos y reflexionar sobre qué es la perspectiva de género”.
“La perspectiva es la mirada que tenemos hacia una situación o hacia un objeto. En la perspectiva de género, lo que nos interpela es ‘la mirada’ que tenemos quienes intervenimos por distintas razones en ese conflicto por el cual se requiere nuestra intervención. Y acá viene la complicación para los operadores judiciales, y hablo de ellos porque planteo el tema en relación con la práctica judicial. Sin embargo, esto es extensible a todos los organismos y los intervinientes sociales que pueden influir en esa situación de conflicto”, apuntó.
El cambio
“Hace 22 años que trabajo en el Poder Judicial y 3 que trabajo causas que tienen conexidad con conflictos de género. Mi visión en la práctica laboral ha cambiado radicalmente porque entiendo que en las cuestiones de género esa posición de análisis tiene que ser distinta”, explicó la doctora Sánchez.
“Me pareció muy importante esta cuestión: en todos los temas, en general, llega a la Justicia o a una Institución como una comisaría, un organismo policial o cualquiera del Estado un ciudadano que busca una respuesta del Estado, que merece ser escuchado y tener la respuesta que la ley ha previsto, pero en forma especial lo merecen las mujeres porque en materia de género tenemos que comprender que la intervención que nosotros tenemos en el conflicto no va a ser una intervención inocente. Si nosotros no resolvemos una causa o la resolvemos sin esa mirada, sin ese modo particular, corremos el riesgo en agraviar aún más a la víctima”, advirtió.
“Es el agravio, el dolor, la vulneración del derecho que esa persona ha sufrido por el propio hecho y la ausencia del Estado en la resolución de ese conflicto de esa persona. En el caso de la mujer, el Estado argentino se ha comprometido internacionalmente a evitar esas situaciones y nosotros como funcionarios del Estado somos corresponsables de esa responsabilidad asumida por el Estado”, señaló.
En equipo
“Ninguno de nosotros va a poder resolver la compleja situación en forma solitaria, aislada. Nadie. La Justicia no tiene herramientas suficientes, el poder Ejecutivo tampoco. Todos nos quedamos cortos. Y esto analizado en lo territorial, en el Departamento Judicial de Junín, se hace más palpable”, manifestó María Fernanda Sánchez.
“Y ninguno de nosotros tiene la respuesta adecuada y óptima a esa problemática que se nos presenta. Entonces, creo que la clave fundamental es unir esfuerzos porque precisamente la disminución del agravio que podemos generar por la falta de respuesta o por una respuesta inadecuada a esa víctima la vamos a disminuir si todos unimos nuestro objetivo de trabajo y agotamos las herramientas con las que contamos para abordar específicamente esa problemática”, propuso.
Los preconceptos
La doctora Sánchez, durante la charla por Zoom, retomó el concepto de perspectiva de género, “esta interpelación a mirar esta situación en forma diferente”.
“Es muy fácil repetir esa definición pero en el transcurrir de nuestra actividad se juegan otras cosas, se juegan las cosas que nos hacen sujetos de una sociedad en la que nos educamos, crecimos, nos formamos. ¿Por qué digo esto? Porque la violencia basada en género tiene raíz en la historia, en la cultura en lo socialmente compartido y hace poco tiempo la lucha de colectivos, la lucha activista, ha provocado el cambio de la legislación”, describió.
“Ese cambio de concepto esta vez vino al revés: los convenios internacionales se meten dentro de la actividad judicial y nos empiezan a exigir cambios en nuestra práctica, pero frente a esa imposición los operadores seguimos manteniendo prejuicios personales, estereotipos sociales que tiñen nuestra práctica”, advirtió.
“La ley dice que debemos trabajar para erradicar la violencia contra la mujer y que ante el análisis del caso, nosotros debemos ampliar nuestra mirada borrando todos nuestros prejuicios. Si pensamos que de acuerdo a patrones sociales, una mujer debe comportarse de esta manera y un hombre, de otra, y que partir de esa conclusión, analizamos el conflicto, esto que parece matemático en la práctica no es así”, apuntó.
Entonces, para la fiscal, la perspectiva de género impone “ejercitar permanentemente la idea de analizar el conflicto desde el lugar de la víctima, despojándonos de nuestros propios condicionamientos”.
Admitió que ese análisis es “muy difícil y exige un compromiso mayor que repetir leyes que están escritas, convenios internacionales, leyes nacionales, leyes provinciales”, por lo cual “el cambio radica en un trabajo permanente de equipo, porque solo el equipo puede indicar, muchas veces, cuando alguno de nosotros se desvía en el camino”.
“La perspectiva de género nos propone contextualizar el hecho, analizarlo en la historia personal de esa mujer que se presenta con esa realidad y con sus derechos vulnerados”, destacó.
Lo público y lo privado
La doctora Sánchez se refirió a la exposición de los casos ante la justicia y la demora en la resolución del mismo.
“En la etapa de juicios por estas causas, muchas veces con mis compañeros vemos que una mujer llega a juicio y se retracta. Es que la justicia tardó tanto en resolver, desde la denuncia hasta el juicio oral, que en ese camino de uno o dos años, como mínimo, la mujer se reconcilia con su pareja, o a esa altura ya sobrevivió de otra manera, quizá con otra pareja y no le interesa exponer en un debate público sus vivencias con el padre de sus hijos. Entonces, como operadores judiciales, se puede pensar que el caso se resolvió, pero la ley impone en mantener la acusación aún con la retractación de la víctima. Cuando uno se detiene a analizar la razón de esa imposición se da cuenta esto de lo público y lo privado”, reflexionó.
“Hasta hace muy poco las cuestiones de género, de la violencia de género, tenían que ver con cuestiones de la intimidad familiar, ‘cuestiones de alcoba’ se llamaban, donde se arreglaba la pareja y el Estado no se hacía cargo, hasta los casos de homicidios…, que se llamaban así, no femicidios como ahora”, dijo.
Por otra parte, la fiscal consideró que había víctimas que todavía, en lo personal, no estaban en condiciones de radicar denuncia alguna, que no podían porque se encontraban “inmersas en un círculo de violencia en las que ellas no se ven protagonistas, no se sienten protagonista como víctima de violencia, les parece que no es su caso, y ahí empieza a jugar la posible participación de amigas, familiares”, pero sin embargo los operadores judiciales no estaban aún muy convencidos de que una denuncia podía iniciarse sin la participación activa de la víctima en la denuncia por violencia de género.
“Como operadora del Estado tengo la obligación de tomar la denuncia, por ejemplo, de un familiar de la víctima porque la ley prevé que cualquier persona que tiene conocimiento de un hecho de violencia de género puede denunciarlo, sino también porque como funcionaria tengo la responsabilidad de buscar una respuesta, con el alcance que pueda, pero no puedo quedarme con los brazos cruzados. Es en este sentido en que debemos hacer hincapié en revisar constantemente nuestras prácticas e intentar avanzar, aunando esfuerzos, especialmente en lo local”, afirmó.
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