Como docente, Celso Rissolo dirigió la Escuela Municipal de Ajedrez y luego creo la Escuela Mercantil de Ajedrez.
RECONOCIDO DOCENTE DE NUESTRO MEDIO

Celso Rissolo: “El ajedrez es muy formativo”

Es un reconocido exponente de esta disciplina que, además de haber competido, se convirtió en un formador de camadas de deportistas. Creó la Escuela Mercantil de Ajedrez y es el responsable del “Peoncito”, un torneo de nivel internacional.

Celso Rissolo tenía seis años cuando empezó a jugar al ajedrez, impulsado por su padre que practicaba y competía en esta disciplina. Al poco tiempo, el gusto se transformó en pasión y terminó siendo un gran ajedrecista, primero, y un notable docente después.

Como profesor uno potencia lo mejor de cada alumno. Celso Rissolo. Profesor de ajedrez.

Con el ajedrez el chico aprende a pensar, analizar y razonar. Celso Rissolo. Profesor de ajedrez.

Fue -y sigue siendo- un incansable promotor de esta actividad, y como tal, le dio su impronta a la Escuela Municipal de Ajedrez, fundó la Escuela Mercantil de Ajedrez, tuvo a cientos de aprendices y algunos de enorme trascendencia nacional, y creó el Peoncito, un torneo de nivel internacional que puso a Junín en el centro de la escena de este deporte.

Primeros años en Junín
Rissolo llegó a Junín a los once años. Vino de Córdoba, cuando su padre, que era maestro mayor de obras, consiguió un trabajo importante en nuestra ciudad.
Aquí terminó la primaria en la Escuela N°7 y el secundario en la nocturna.
Empezó trabajando en el laboratorio de “Ridas”, una de las casas de fotografía más importantes de la ciudad. Después se desempeñó en el área de fotografía del periódico Semanario, donde permaneció quince años, hasta que cerró. “El director no quiso que me fuera y estuve trabajando en la venta de publicidad para la radio Fortín Federación -recuerda- hasta que ‘Quelo’ Pietrobón me ofreció la Escuela Municipal de Ajedrez”.

El ajedrez
Por entonces, Rissolo ya era un reconocido ajedrecista. A sus 18 compartió el primer puesto en una preselección para ir al campeonato argentino, al que finalmente no pudo viajar.
Aquí jugó primero en el Club Sarmiento y luego representó al Centro Español y al Círculo Italiano en las categorías Tercera, Segunda y Primera. Y obtuvo numerosos galardones.
Compitió durante varios años, pero cuando entró a Semanario tuvo menos tiempo y solo pudo hacerlo, durante algún período más, en equipos.

Las escuelas
Hermenegildo Pietrobón era el director de Deportes del municipio a principios de los 90, cuando le ofreció a Celso hacerse cargo de la Escuela Municipal de Ajedrez.
“Fue un trabajo progresivo y junto con otros profesores fuimos organizando un trabajo escolar y, tal como se hacía en la instancia educativa de Capital Federal, organizábamos un torneo todos los sábados a la mañana en diferentes lugares del que participaban las escuelas”, cuenta Rissolo.
Llegó a hacer torneos con la participación de más de 200 chicos. Había un certamen patrocinado por el Sindicato de Empleados de Comercio, en el que había más de cien jugadores permanentemente. “Era una romería de chicos”, grafica.
Además, los representantes de su escuela siempre obtenían varias medallas. en los Juegos Bonaerenses.
Fue el referente de la Escuela Municipal hasta diciembre de 2003. Cuando asumió el nuevo intendente se decidió por otra persona para ese puesto.
Entonces, con el apoyo del exdirigente Julio Henestrosa, creó la Escuela Mercantil de Ajedrez en el Sindicato de Empleados de Comercio: un espacio abierto, gratuito, para chicos de 4 a 16 años, que se mantiene hasta hoy.
“Es impresionante la cantidad de chicos que pasaron por las escuelas”, señala Rissolo, entre los que estuvieron nada menos que el séxtuple campeón nacional Diego Flores, Hernán Cattelli, Javier Chiponi y muchos otros.

El Peoncito
Después de participar de un certamen en Rafaela, Rissolo propuso hacer uno similar en Junín “pero gratis”.
Con el apoyo del entonces intendente Abel Miguel, en 1993 se realizó el primer “Peoncito”, al que asistieron 343 chicos. “Y fue todo gratis: desayuno, almuerzo, merienda y cena, alojamiento y trofeos para todos. Así arrancamos”, comenta Celso.
El Peoncito se hizo un torneo de nivel internacional, que se realizó ininterrumpidamente desde entonces y que puso a Junín en un lugar de privilegio dentro de la enseñanza de ajedrez para chicos.
“Esperamos poder hacer una edición virtual”, dice Rissolo, pensando en el transcurso de la pandemia.

Balance
Rissolo se apasiona cuando habla de la disciplina que abrazó con tanto amor durante toda su vida. Y más aún si se trata de la docencia. “El ajedrez trasluce lo que el chico vive en la casa, la educación que tiene”, sostiene, para luego profundizar: “Algunos son muy tácticos y otros son más estratégicos. Como profesor, uno potencia lo mejor de cada uno. Los chicos son distintos y uno va viendo qué les gusta y, con base en eso, qué les puede ofrecer uno. Después, cada cual toma su camino”.
Según su mirada, “el ajedrez es muy formativo”. Es que, según dice, esta disciplina hace que “el chico aprenda a pensar, a analizar y a razonar”. Y agrega: “Este es un deporte mental, y así como un atleta ejercita su físico, el ajedrecista tiene que trabajar intensamente para tener una buena capacidad de análisis y de cálculo”.
Y al momento de hacer un balance, concluye: “Es muy positivo, estoy contento porque los proyectos que emprendí fueron creciendo día a día y hoy sigo trabajando. Para mí es una satisfacción muy grande ver la cantidad de jóvenes que pasaron por la escuela”.