Se sabe: además de los inconvenientes sanitarios, la pandemia por el Covid-19 trajo aparejada una sostenida crisis económica que afecta fuertemente a sectores productivos.
Sin embargo, este panorama no afecta a todos por igual y las consecuencias resultan dispares para diferentes rubros. Y así como hay muchos que están sufriendo un golpe muy fuerte, hay otros que se vieron favorecidos por un contexto de restricciones que generó ciertas necesidades.
Es así como la venta de tecnología, de electrodomésticos, de automóviles 0km, de muebles, así como la construcción y el sector agropecuario son algunos de los rubros que, de alguna manera, le escapan a la recesión.
En muchos casos, ese consumo está motorizado por los sectores más acomodados que apuestan a bienes durables como una forma de resguardo de capital.
Tecnología e informática
Juan Zaballa, socio gerente de ZG Multitec SRL, la empresa propietaria de la casa de ventas de productos tecnológicos e informáticos Hackers, cuenta que después de unas semanas de incertidumbre en el inicio de la cuarentena, luego la gente se volcó a la compra de tecnología, principalmente notebooks y televisores.
La llegada de las clases por plataformas de videoconferencias, el teletrabajo y otras actividades virtuales generaron un boom de consumo de productos informáticos. Y también el de las reparaciones, como explica Zaballa: “La gente agarró las máquinas que tenía en desuso para arreglarlas, por eso los talleres colapsaron también. Hoy en día nosotros estamos tomando pedidos de reparación de notebooks con un mes de demora para entregar el presupuesto. Eso no me había pasado nunca”.
Además, hubo un trabajo de intensificación en el comercio online, otra de “las vedettes” de la pandemia. “Empezamos a desarrollar una política muy fuerte de venta por Internet. Ya lo veníamos haciendo de antes y lo potenciamos, estamos entregando en todo el país”, agrega Zaballa.
Según su análisis, esta situación que vive el sector “es un veranito”, aunque sabe que es una realidad que se da solamente en algunos rubros. “Uno no puede festejando cuando al lado ve que hay otros que se caen a pedazos”, agrega.
La contrapartida de este panorama es que se vendió el stock y la reposición está demorando, porque las fábricas estuvieron bastante tiempo cerradas, trabajan con menos personal o en horarios reducidos, y porque escasean las materias primas. Es por eso que los proveedores están haciendo entregas parciales.
A su vez, estas distorsiones del mercado, sumado a ciertas conductas especulativas, hacen que también se vean afectados lo precios: “Cuando un bien escasea, el que lo tiene aumenta el precio. Yo tuve siempre notebooks, en algún momento estaban más caras, pero tenía. El tema es que por ahí los precios no eran los mejores. Hoy, por ejemplo, hay faltante de gabinetes. Aunque parezca mentira, que no haya algo que se hace con chapas, lo cierto es que no hay. Pero si uno busca en Mercado Libre, encuentra, porque los mayoristas a lo mejor no los quiere vender a los minoristas porque les conviene venderlos directamente a ellos”.
Electrodomésticos
La venta de electrodomésticos es otro rubro que le está dando pelea a la crisis. Así lo confirma Víctor Mafferetti, titular de la empresa que lleva su apellido: “Dado que la gente tiene pesos y no se quiere quedar líquida, y sumado a que estuvo encerrada, consumió electrodomésticos, herramientas eléctricas, máquinas de cortar pastos, motoimplementos. Es como que se dio un gusto y eso ayudó a atenuar el impacto de las primeras semanas en las que estuvimos cerrados y que fueron muy delicadas”.
Mayo y junio fueron meses de buenas ventas y luego ese impulso se desaceleró un poco, “pero siempre dentro de un panorama que no es malo”, dice Mafferetti.
Según dice, esto se ve motorizado por un sector específico de la sociedad: “Algunos que tenían un ingreso estable hoy la están pasando mal, como el pequeño comercio, gimnasios, canchas de fútbol cinco, peloteros, hoteles, turismo, y no tienen capacidad de compra. También está el asalariado precarizado, que sigue cobrando más o menos lo mismo y queda afuera. Pero uno ve que acá, los tractorcitos para jardín los estamos vendiendo exactamente igual que cualquier año, porque el que tiene otros ingresos no negocia eso”.
En otro rubro que se ve esto es el de la mueblería industrial que también trabaja Mafferetti: “Bajaron drásticamente las ventas en los muebles económicos porque no hay financiación blanda para la gente humilde, y los que tienen acceso a los muebles de alta gama porque tienen buenos trabajos son profesionales, siguen comprándolos. Lo mismo que los de exterior para parques y quintas: eso, que es más caro, se sigue vendiendo medianamente bien”.
Aquí también el problema que se genera ahora es el de la reposición, principalmente en productos como cocinas, heladeras, freezers. “Todo lo que es de chapa se compra con entrega en diciembre, enero y hasta febrero de 2021, con precio abierto. Algo similar ocurre con la electrónica”, puntualiza Mafferetti.
Con una demanda superior a la oferta, los precios también suben. Aunque nunca falta el que especula: “Ahora hay faltante de elementos de fitness, como cintas para caminar y demás, y hay alguna empresa que se sentó arriba de la mercadería, aumentó un 30% y las están vendiendo directamente por Mercado Libre y a nosotros no nos entrega”.
Concesionarias
Para dar una idea de cómo están atravesando las concesionarias, Andrés Cogorno, gerente financiero del Grupo Opencars, asevera que “septiembre fue el mejor mes en los últimos dos años”.
Este escenario se vio favorecido por la brecha cambiaria: “Los autos están a precio de dólar importador, y la gente que tenía algunos dólares ahorrados pudiendo venderlo al blue salía favorecida y podía cubrirse con un activo como lo es un auto. Eso fue en el período mayo, junio y julio. Cuando se endureció el cepo la gente no sabía qué hacer con los pesos y desembocó en un mes de septiembre muy bueno para nosotros”.
No obstante, Cogorno enfatiza que aquí también el consumo está impulsado por sectores medios y altos. “Las gamas más bajas se están vendiendo poco -explica- porque ese segmento de posibles compradores no está llegando con los ahorros suficientes como para cambiar el auto; los que lo pueden hacer son los que tienen algunos dólares ahorrados, que son de sectores acomodados. Se trata de un consumidor que tiene cierta ‘educación’ o ‘gimnasia’ económica, porque el que no llega a fin de mes no está pensando en el auto, el que lo hace es el que tiene otro nivel socioeconómico”.
Producción agropecuaria
Para el presidente de la Sociedad Rural de Junín, Gustavo Frederking, el hecho de haber sido considerada desde el principio como una actividad esencial hizo que la producción agropecuaria se viera favorecida en el contexto de la pandemia.
“Hubo que adaptarse a los protocolos, con algunas dificultades propias de la pandemia, pero siempre se trabajó y no tuvimos limitantes”, comenta.
En ese marco, sostiene que “la cosecha se dio con total normalidad” y si bien “hubo algunos problemas con la hacienda”, estos no tuvieron que ver con la cuarentena sino por cuestiones climáticas: “La seca y las heladas que hubo hicieron fracasar al verdeo ganadero, lo que implica un perjuicio económico para los que tienen vacas”.
Para Frederking, todavía falta regularizar el mercado cambiario y sacarle restricciones al sector para que el resultado sea óptimo. “Cuando se nos sacan trabas, producimos más”, sentencia, para luego profundizar: “En la época de Guillermo Moreno, se produjo la menor siembra de trigo en muchas décadas, y cuando Mauricio Macri sacó las retenciones al trigo se pasó de ocho a 18 millones de toneladas sembradas de trigo. No entiendo cómo no lo ven eso los políticos. La previsión de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires indica que este año va a haber menos producción de trigo, maíz y soja que el año pasado, y eso es porque el productor no tiene cómo invertir, no hay créditos y con los impuestos está cada vez más asfixiado”.
Construcción
Tal como contó este medio el domingo último, la construcción es otro de los rubros que pueden levantar un poco la cabeza en medio de la crisis económica. Y así lo ratifica ahora Luis Hissuribehere, del corralón Don Emilio: “Se vio una reactivación interesante. Primero estuvimos cerrados, apenas abrimos no hubo tanto movimiento, pero a partir de junio se dio un volumen mucho mayor porque se empezaron a autorizar trabajos y la gente empezó a hacer reparaciones y ampliaciones en sus viviendas. Después comenzaron las grandes obras, de 400 o 500 metros, de departamentos, y eso trajo una mayor evolución”.
Según su análisis, “al no poder viajar, hay mucha gente que decidió mejorar su casa”, y en otros casos, como resguardo de capital. “Además, la depreciación de la moneda hace que la gente quiera ‘sacarse de encima’ los pesos”, añade.
Pero el problema vuelve a ser el mismo: las dificultades para reponer mercadería. Productos básicos dentro de la actividad, como piso cerámico, ladrillos, acero, chapas y cemento tienen semanas y hasta meses de retraso en la entrega.
Hay situaciones que tienen que ver con la pandemia. “Nosotros nos proveemos de acero con Acerbrag, una empresa de Bragado, pero la ciudad estuvo muy complicada por el Covid y eso genera complicaciones”, ejemplifica Hissuribehere. Aunque agrega que en otros casos “uno no sabe si es especulación o falta de mercadería”. Un escenario que se complicará aún más cuando se empiecen a autorizar grandes obras en el AMBA, “porque cuando eso arranque seguro van a mandar más insumos para allá”.
Es por ello que, más allá del buen momento, Hissuribehere ve un futuro de incertidumbre: “Hoy en día, para las pymes no es posible proyectar a mediano o largo plazo porque no se sabe cómo ni cuándo va a terminar esto. Ojalá que el Procrear ayude a seguir reactivando esto, nosotros somos siempre optimistas y confiamos que, de alguna manera, vamos a poder salir adelante”.
Mueblería
Para Juan Carlos Zanzarelli, que tiene una fábrica y venta de muebles, los buenos números de estos meses se explican en el impacto de la pandemia en la sociedad: “Tuvimos algunos meses en los que nos fue bastante bien. Al principio hubo cierta cautela, pero después se empezó a mover, inclusive más que antes de la pandemia. Fue un caso especial, como pasó con algunos otros rubros, porque el aislamiento por ahí le permitió a la gente ver que necesita un sillón más cómodo o cambiar las sillas. Además, al no poder hacer viajes, ese dinero lo volcó en el hogar, así que se fue vendiendo bastante bien”.
Casi calcado a lo que sucede en otros rubros, aquí también el punto central es la reposición. “Eso pasa con lo que no fabricamos nosotros -asevera Zanzarelli-, por ejemplo con los juegos de living que vendimos y queremos reponer, la empresa proveedora nos dice que hay demoras de 90 días y con listas de precios actualizadas, esto es: no lo venden si no se le manda el efectivo antes”.
Algo similar ocurre con alguna materia prima para la fabricación. Un caso clave es el roble, que trabaja Zanzarelli, que es importado. “Todavía se consigue al dólar oficial, pero si hay algún cambio, no se van a poder hacer muebles de esa madera”, señala. La alta demanda hace que tenga una demora de unos sesenta días en la producción, y que haya aumentos “cada quince días”, aproximadamente.
“Hasta ahora lo venimos pasando bastante bien, teniendo en cuenta lo que sufren los demás”, dice Zanzarelli respecto de la actualidad, aunque el futuro es más incierto: “Uno no puede pensar en lo que puede pasar el mes que viene, uno trabaja al día y se ve que en las últimas dos semanas el movimiento se paró bastante”.
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