Los pronósticos de menos lluvias que las normales para los próximos meses sumaron más preocupación al campo. Es que el factor climático se agrega así a un escenario político que los ruralistas definen, de mínima, como inestable, con más dudas que certezas y “malas señales” del Gobierno nacional.
La campaña gruesa de granos, que comenzó en los últimos días con la siembra de girasol y maíz, atravesará sus primeros meses con lluvias menores al promedio para esta época del año debido al fenómeno climático de La Niña, lo que se presenta como el principal desafío para el desempeño del ciclo, y provocó recortes en las estimaciones de producción.
Este fenómeno climático, producto de temperaturas menores al promedio en el océano Pacífico ecuatorial, afectará a la región y contará con el agravante en la Argentina, de concretarse, del ya marcado déficit hídrico en vastas zonas del área agrícola nacional, como Córdoba, el norte del país y partes del margen oeste, según informes del sector.
El tema del dólar es alarmante porque no sabés cuál es el precio de los insumos, si va a haber insumos, cuántos dólares va a haber para la importación, afirmó Rodrigo Esponda (SRJ).
“Para esta campaña se está previendo que haya más de 75 por ciento de probabilidades de que entre octubre y diciembre transitemos un escenario climático tipo Niña, con lluvias por debajo de los promedios históricos. Vamos a tener menos agua de lo normal”, explicó el jefe de Estimaciones Agrícolas de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires (BCBA), Esteban Copati.
El aumento de las temperaturas y los días más largos que se avecinan agravarán el problema “porque va a haber una mayor demanda atmosférica y una mayor transpiración de agua de los cultivos en un contexto global de déficit hídrico”.
Este panorama llevó a que muchos productores adoptaran una estrategia de “trasladar las fechas, en el caso del maíz, de temprano a tardío”, dijo Copati.
Según proyecciones de siembra y cosecha de la BCBA, la implantación de maíz alcanzará las 6,3 millones de hectáreas (200.000 menos que en el ciclo 2019/20) y la cosecha será de 47 millones de toneladas (-4,5 millones).
El productor y dirigente rural de Junín Rodrigo Esponda (SRJ) afirmó a Democracia: “Los pronósticos dicen que podría ser un año neutro, tirando a Niña, con lo cual faltarían lluvias, pero creo que hay que esperar. Estas últimas lluvias han venido muy bien para el trigo y la cebada, que más allá de que sufrieron la seca, algo se van a recuperar. Para la ganadería la lluvia vino muy bien, en primavera, para recuperar los pastos. Y para la siembra del maíz también fue muy oportuna”.
Tensión política
Y sobre la tirantez política minifestó: “El clima político genera incertidumbre, sobre todo para pensar inversiones de largo plazo. En lo que tiene que ver con la gruesa no es selectivo, el productor no elige sembrar o no, tenemos que sembrar todos los años”.
Y amplió: “Por supuesto que nos gustaría que las políticas sean más previsibles, el tema del dólar es alarmante porque no sabés cuál es el precio de los insumos, si va a haber insumos, cuántos dólares va a haber para la importación. Ahora el día que está para sembrar, hoy salió el sol y llovió el fin de semana, los productores ya están regulando la máquina y pensando en producir. No pueden no hacerlo porque, de lo contrario, no tendrían con qué vivir”.
“La inversión va a seguir, el productor va a seguir enterrando, a la espera de que la clase política encuentre una solución para salir adelante, sin parches y con una perspectiva de futuro que nos incluya a todos”, señaló.
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