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MÁXIMO ESFUERZO EN LA PANDEMIA

Médicos en primera línea de combate contra el Covid: “Necesitamos responsabilidad social”

Cansancio, cuidados extremos y el temor a tener que tomar la decisión más difícil de priorizar una vida sobre otra ante un eventual colapso del sistema son algunas cuestiones que enfrentan. En diálogo con Democracia, profesionales de la Región coincidieron: “Somos pocos para todo esto, necesitamos que la sociedad nos ayude”.

Hace algunas semanas, el coronavirus comenzó a desplazarse con mayor velocidad entre los distritos del interior y, en consecuencia, los contagios aumentaron en nuestra Región. Los médicos comenzaron a trabajar, de lleno y sin descanso, con pacientes Covid-19 positivos. En diálogo con Democracia, relataron sus experiencias en la primera línea de la batalla contra el virus que amenaza al mundo y se refirieron al cansancio físico y  emocional.

“Tememos tener que decidir quién ingresa a Terapia”
Alberto Quereda (52), médico terapista (UNLP), de la SATI, y director del Hospital Municipal de Chacabuco. 
“En la Terapia Intensiva del hospital tenemos terapistas, médicos que en algún momento de sus trayectorias hicieron Terapia Intensiva y yo di clases de manejo inicial de respirador. Es muy difícil alcanzar una capacitación en poco tiempo porque a nosotros nos llevó una residencia de cuatro o cinco años, sería utópico pensar que se pueda hacer en meses. Nuestro temor principal es el colapso de las Unidades Críticas y tener que tomar decisiones sobre el ingreso o no a Terapia Intensiva, por eso apelamos a la responsabilidad social: no hay estructura que pueda sostenerse sin responsabilidad social. 
No me genera temor el tratamiento del paciente pero sí llegar a esa circunstancia en la que no hay más aparatología ni sistema médico. Uno puede suponer que pueden tolerar mucha carga horaria pero está el tema de la carga psicológica, la parte más difícil es llegar a un momento en que haya que decidir quién ingresa a un respirador. Uno no estudió para hacer una selección, estudiamos para que viva la gente. Por eso está el Comité de Ética de Provincia, donde uno puede llegar a recurrir incluso, en algunos hospitales están planteando guardias de Comité de Ética y sistema de Triage para ver quién ingresa a una Terapia o a un respirador. No hay estructura médica, edilicia ni tecnológica que pueda suplir la responsabilidad social”.

“Hay médicos que se fueron a vivir a sus consultorios”
Guillermo Apizzato (30), médico (UNR) y director del Hospital Municipal de General Arenales.
“Esta situación genera estrés y cansancio psicológico, nos preparamos durante mucho tiempo, hoy tenemos que tener cuidado por el riesgo de exposición que tiene todo el equipo de salud y hay que evitar el contagio dentro de la institución. Tuvimos cambios de hábitos personales, hay médicos que se fueron a vivir a sus consultorios u otros domicilios, se separaron de sus familias. En mi caso, tengo una muda de ropa para trabajar en el hospital y, cuando llego a mi casa, entro por una puerta lateral, me desvisto y voy directamente a bañarme. Es una situación tensa porque uno sabe que está expuesto a contraer el virus en cualquier momento. 
Preocupa la velocidad en la que se están dando los contagios. La cantidad de días que requiere un positivo en una cama hace que si hay más contagios, y más necesidad de internación, no podemos tener capacidad de respuesta. Por eso pedimos colaboración y responsabilidad, somos pocos para todo esto. En los pueblos hay mucho relajamiento, no se cumplen las medidas de cuidado, se reúnen, no usan tapabocas, cuestiones básicas que nos van a ocupar una carga laboral muy grande. La población tiene que ayudarnos, todos estamos dando el máximo, muy cansados, y esto recién empieza”.

“La realidad nos está llevando por delante”
Pablo Corniglia (44), médico terapista (UBA), de la SATI, trabaja en el Hospital San Luis de Bragado.
“Estoy aislado, me contagié Covid trabajando, es muy arduo, tomamos la guardia a las nueve de la mañana y recién a las tres de la mañana podemos descansar las piernas. Es agotador, con alto riesgo de cometer errores. El recurso humano se vio desbordado y colapsado. Por suerte, ahora están incorporando nuevos médicos, gracias a ellos se puede suplir el trabajo de los que estamos contagiados. La demanda es terrible. En la guardia externa había médicas que no solo tenían que atender a pacientes con Covid, sino también hacer hasta 50 hisopados por día, se largaban a llorar porque no aguantaban la carga física y emocional de todo esto. Si esto no es colapso yo ya no sé qué es el colapso, hay gente que está haciendo el doble o triple de horario de lo que hacía, con un reconocimiento salarial muy malo. Cuando había cantidad moderada de pacientes en el hospital hablamos con las autoridades para que se baje de fase, esperaron diez días y llegamos a esto. Probablemente haya más contagiados de los que podemos testear, a eso responde el elevado número de muertes por Covid en Bragado. 
Creo que después de esto es necesario un cambio de paradigma, revisar qué tipo de salud queremos, hay que asegurarse de que la gente que se dedica a esto tenga un reconocimiento de sus capacidades. En cuanto a quienes subestiman al coronavirus, respeto que tengan ganas de pensar distinto pero la realidad nos está llevando por delante, los muertos son innegables. Si van al hospital, se van a dar cuenta”. 

“Se está empezando a sentir el cansancio”
Claudio Escobari (40), médico clínico (UNR), trabaja en el Hospital Municipal de General Viamonte. 
“Trabajamos doce horas diarias, se está empezando a sentir el cansancio; el temor fundamental está en tener la baja de algún médico o personal de salud y el temor también pasa por empezar a cometer errores por cansancio. A nosotros nos toca el grupo etario de más riesgo, todos adultos, con más complicaciones y más días de internación. Esto implica una carga laboral altísima, por eso pedimos a la población que por favor tome conciencia. El punto de quiebre es cuando el personal de salud se infecta.
Desde el primer caso, el 90% de las patologías son Covid y creo que este virus va a modificar conductas de trabajo en cuanto a la protección del personal de salud a la hora de atender a un paciente: no estábamos familiarizados con el barbijo o las gafas. Estamos muy cansados, esperando que la curva de infecciones se aplane aunque sea un tiempo, que nos dé una o dos semanas de descanso para reorganizarnos, darle descanso al cuerpo y poder volver con mayor energía. La gente tiene que entender que el sistema de salud puede saturarse, no los culpo, somos seres sociales y son cuestiones difíciles de manejar pero cuando se satura el sistema, no hay posibilidad. Se nos ha complicado con las derivaciones: no hay derivación posible cuando todas las camas están ocupadas y eso genera un desgaste terrible para nosotros, laboral y psíquico”. 

“El recurso humano es totalmente escaso”
Analía Guilera (44), médica pediatra y neonatóloga (UNLP), jefa del servicio de Pediatría y Neonatología del Hospital Saturnino Unzué de Rojas.
“Los días de descanso son soñados, no tenemos. Soy pediatra y he tenido que salir a hisopar a personas adultas. Como somos pocos, nos vamos reestructurando, han llegado familias contactos estrechos de positivos, con síntomas, y los he atendido no solo a los chicos sino también a los padres para optimizar el equipo de protección personal. Estos días tuvimos que aislar a todo el equipo quirúrgico porque una de las integrantes empezó con síntomas, se hizo el hisopado y dio negativo pero, en ese momento, nos vimos muy perjudicados y, si había una urgencia, era muy poco el personal que teníamos. En ese equipo quirúrgico aislado también había terapistas, entonces se nos complica mucho con el recurso humano, no solo con terapistas y cirujanos, sino también con enfermeras. En este momento hay cuatro enfermeras aisladas de Maternidad y Pediatría porque una de ellas es positiva. Tenemos que hacer malabares para cubrir. Tenemos equipamiento, respiradores y camas nuevas pero el recurso humano es totalmente escaso.  La semana que viene el director del hospital, que es terapista, va a dar capacitaciones con todos los clínicos, para que, eventualmente, tengan que intervenir. Por lo general, está prevista la derivación pero hoy las de pacientes con Covid son muy difíciles de conseguir.  Nosotros tenemos miedo de contagiarnos, se dan situaciones de angustia, usamos el equipo de protección personal con mucha conciencia. Tenemos bronca por lo que hace la gente en la calle, nosotros nos cuidamos muchísimo para poder atender a todo el mundo. Yo ruego que no llegue el momento en que tenga que elegir a quién atender y a quién no. Si eso ocurre, tendré que replantearme si quiero seguir haciendo lo que hago. Es injusto tener que llegar a elegir cuando se ven en la calle conductas irresponsables. A los profesionales de la salud, que entregamos el alma en esto, la sociedad nos está dejando solos”. 

“Creo que hay que resistir”
Gimena Figgini  (42), médica clínica (UNR), jefa del Servicio de Clínica Médica de clínica Imec, de Junín.
“El ritmo de trabajo es acelerado para la mayoría de las profesiones y por los sueldos bajos uno debe tener más de un trabajo, lo que hace que en la vida diaria haya que correr. La diferencia hoy es que cada paso debe ser cauteloso y tranquilo para evitar cometer errores y tener riesgo de contagio.
Hace 18 años que hago ejercicio de la medicina y es la primera vez que la salud, en mi caso particular, se enfrenta a algo así. Incluso recordando a la Gripe A, no fue siquiera parecido.
Tengo la suerte de trabajar con personas maravillosas que hacen que el día a día sea llevadero y uno no entre en la desesperación por el cansancio y agotamiento que genera toda esta situación.
Los principales temores hoy tienen que ver con el cuidado personal y de otros para no contaminarnos ni contaminar a otros compañeros de trabajo, la utilización de la EPP correcta, por lo cual tenemos asesoría del equipo de la carrera de enfermería de Unnoba y también ayuda de nuestro personal y Jefe de Enfermería.
La otra preocupación tiene que ver con la disponibilidad de camas para los pacientes que requieran internación ya que nosotros atendemos también a personas de la tercera edad.
No tengo miedo de contagiarme pero si tengo respeto, el que se merece este virus. De hecho, tuvimos algunos contagiados pero no por contacto dentro de la institución con casos positivos sino por contactos fuera de ella hasta el momento.
El recurso humano a todo nivel es limitado, se conoce que cada vez es menor el número de médicos, incluso de terapistas. Y al tener contagio de profesionales y tener que aislar a contactos estrechos, el sistema existente colapsa, esto es así.
Creo que la sociedad cumplió con el aislamiento como se le indicó pero es una situación difícil de mantener en el tiempo cuando no ves a tus afectos, tenés niños pequeños, la gente necesita de eso. Pero creo que hay que resistir, como dice el dicho, “no hay mal que dure mil años” y se pide encarecidamente que continúen con el uso de tapabocas, el lavado de manos y el distanciamiento social”.

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