¿Qué opina de la intervención del Gobierno en Vicentin?
-Con todo este ruido que ha provocado lamentablemente el Gobierno, se ha perdido de foco el problema principal, que es que Vicentin, en casi todo el país, dejó un tendal de deudores. Especialmente los acreedores están en las provincias de Santa Fe, Córdoba y también en Buenos Aires. El camino que eligió el Gobierno es equivocado, porque está fuera de la ley. Decidió poner un interventor en vez de respetar el concurso de acreedores que está en marcha y, por otro lado, anunció que va a enviar al Congreso de la Nación una ley de expropiación. Ninguno de los dos caminos es bueno para generar confianza, ni siquiera para que los acreedores cobren. Por eso mi llamado, mi reflexión, es que quizás se puede cumplir con el objetivo de evitar que la empresa genere más daños, más costos sobre la producción argentina, y todo eso lo puede hacer el Estado sin expropiar, acompañando de una manera más virtuosa.
-La Justicia de Santa Fe puso un freno a la intervención de Vicentin.
-Por supuesto, y es algo que lamentablemente nosotros lo advertimos a muy pocas horas del anuncio del Presidente. No podía hacerse por fuera del concurso y el juez ha dicho que el supuesto interventor es simplemente un veedor, pero sigue manejándose el concurso con el administrador natural. También dijimos que faltaba allí la provincia de Santa Fe, los pequeños y medianos productores, las cooperativas. Se le puede dar a Vicentin una nueva dinámica si se da un proceso en el cual no haya apuro, y que el acuerdo al que se llegue luego pueda ser ratificado por el Congreso, y no al revés.
-La historia de las expropiaciones dice que finalmente el Estado ha perdido en todo esto y a veces ha ganado la propia empresa.
-Esto puede ser un riesgo, que alguien crea que está haciendo un bien con el Estado corriendo a auxiliar a la empresa y después termine, por errores que se cometan, en un juicio, que la empresa que hoy debe pagar sus acreencias a los deudores termine iniciándole un juicio al Estado. Una expropiación no garantiza tener una empresa testigo, porque el precio de los granos en la Argentina los pone Chicago o los pone China, tampoco se garantiza la soberanía alimentaria, porque esta es una compañía que produce aceite o harina de soja y se exporta en un 95%. En definitiva, a lo que sí eventualmente habría que encontrarle la vuelta es a que no se extranjerice la empresa es un objetivo razonable, que lo hacen muchos países del mundo. No se necesita expropiar para eso. Roberto Lavagna dio una idea que me parece correcta, que el Estado tenga una acción de oro, que bloquee cualquier pretensión de extranjerizar la compañía.
-¿Cómo ve el proceso en la Cámara de Diputados? ¿Puede aprobarse?
-Lo mejor que puede hacer el Gobierno es no enviar ningún proyecto de expropiación al Congreso ahora, porque si lo hace, va a fracasar. En la Cámara de Diputados el proyecto no se aprobaría si viene con los elementos que figuraron en un borrador. Uno de los elementos en el punto tres dice que el Estado argentino queda habilitado para tomar deuda en el mercado internacional, para pagar la expropiación de Vicentin. Expropiar no es tomar. Usted se imagina, en este momento, Argentina saliendo al mundo a tomar deuda externa para pagar Vicentin, cuando estamos reestructurando la deuda externa. Dicen los que saben que hoy la Argentina no pagaría menos de un 12% de tasa de interés en dólares para endeudarse, y algunos dicen que podría llegar al 20%. Lo mejor que puede hacer el Gobierno es no avanzar por ese camino. No sería un fracaso, sería reconocer que se pueden hacer las cosas mejor. Ojalá nunca llegue, en estas condiciones, un proyecto de expropiación al Congreso.
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