CONSECUENCIAS DE LA PANDEMIA

Las Morochas: Un sector con una fuerte identidad, afectado por la cuarentena

Este tradicional vecindario erigió una mística propia en base a sus artistas y su pasión deportiva. Con los clubes cerrados y sin lugar para el arte, algo de su sello distintivo parece perderse. Pero su brillo sigue latente, a la espera de que termine el aislamiento para volver a emerger.

La pandemia del coronavirus también cambió las costumbres en el barrio Las Morochas. Por supuesto que este tradicional sector de la ciudad no perdió sus raíces y su fuerte identidad, con una atmósfera mística en el que la bohemia y el deporte se entremezclan en una conjugación de una gran cantidad de artistas que recorrieron sus calles con una enorme pasión por el básquet del Club Argentino y el fútbol de Mariano Moreno.
En tiempos de aislamiento social, preventivo y obligatorio, tanto las expresiones artísticas como la práctica del deporte quedaron en el último lugar de las actividades prioritarias, lo que le hizo perder a este sector algo de su sello distintivo.
No obstante, una recorrida por el sector permite advertir que su mística sigue allí, en sus calles a la espera de que se termine la cuarentena para volver a emerger.

Cambios en el barrio
Sonia Fotea vive en este barrio desde 1976 y observa que hay algunos cambios. El más coyuntural tiene que ver con las deficiencias en la recolección de residuos grandes, ya que falta que pasen más seguido a retirar los escombros y montículos. Y enseguida señala un cúmulo al lado de su casa y otro enfrente.
Pero hay otros cambios que son más de fondo. “Se nota que los clubes están cerrados, que los chicos ya no pasan para ir a jugar al básquet o al fútbol”, señala.

La gente ya no se reúne en la vereda, están todos adentro, el que tiene un perro sale una cuadra y luego regresa. Mirta Fotea. Vecina.

En el mismo sentido, Leonel Morán, que tiene aquí un negocio de venta de artículos de limpieza y alimento balanceado, observa que hay menos circulación: “Nosotros estamos a dos cuadras del Club Moreno, a dos del Club Argentino, a la vuelta del gimnasio Flex, otra profesora que da clases acá cerca también, y son actividades que se vieron afectadas y no se ve la gente que solía verse a la mañana en el recambio de las clases, o a la tarde a la entrada o salida de sus prácticas deportivas, inclusive saliendo del colegio Normal y Nacional, y de los jardines”.
El de los clubes es un tema central, siendo las instituciones que, de alguna manera, le dan vida a Las Morochas. “Este es un barrio popular en donde la gente se identifica mucho con los clubes del lugar. Hay una identidad muy fuerte ahí”, sostiene Roberto Ayerbe, presidente de Mariano Moreno.
Otra característica de este vecindario es que una buena parte de sus residentes son adultos mayores. “La gente ya no se reúne en la vereda, están todos adentro, el que tiene un perro sale una cuadra y luego regresa”, explica Mirta Fotea.

Respeto a las normas
Sonia Fotea remarca que en estos días ella está “contenta porque todos cumplen las reglas”. Su hermana Mirta agrega: “La gente respeta mucho, después de las 17 no se ve prácticamente a nadie, los negocios cierran a horario y todos circulan con barbijo”.
Por supuesto que extrañan los encuentros familiares y ambas lo hacen saber. “Nos cuesta el tema de la falta de contacto con nuestra familia, nuestros nietos, así que tratamos de vernos por las videollamadas, aunque no es lo mismo”, afirman. Aunque tienen esperanzas “en que esto mejore, para volver a estar todos unidos, que es lo principal”.
Sobre estos cambios, Morán observa que –sobre todo en los primeros días– “a la gente más grande le costaba un poco más mantener la distancia y esas cosas” que deben darse en el comercio. “Inclusive, al principio teníamos el acto reflejo de tirar la mano para saludar, y ahora eso ya no se hace, pero se entiende que es algo para cuidarnos”, puntualiza.
Y a propósito de las personas mayores, agrega que está trabajando “mucho con el teléfono” para brindarles a ellos un servicio: “Entonces nos hacen pedidos algunos que solían andar más en la calle y ahora nos lo piden por esa vía para que se los llevemos”.
Finalmente, señala que, al desarrollarse como agente de asepsia, tiene en su comercio la costumbre de usar alcohol en gel, limpiar los picaportes y desinfectar. Pero hay cambios que llegaron también para todos: “Veníamos con una cultura de reutilizar y reciclar, y estamos pasando a una época más descartable. Por ejemplo, se cambió la rejilla por el rollo de papel para ir descartando, y eso lo noto en muchos artículos”.

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