Ayer volví a mi barrio después de casi un año,
y me embargó la pena de verlo tan extraño;
En unos pocos meses: ¡Cuánto ha progresado!...
¡Tenemos luz eléctrica! ¡Tenemos empedrado!...
Sin embargo, todo esto no me causa alegría,
y algo noto que falta de lo que antes tenía;
Los chicos ya no juegan en la calle como antes,
huyendo si veían llegar los vigilantes.
El turco ya no tiene su boliche en la esquina,
ni en la casa de al lado vive ya mi vecina
aquella que a mi versos prestaba inspiración.
También la lavandera se ha mudado de casa,
y el mendigo andrajoso por la calle no pasa
apoyado en el puño de su grueso bastón.
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