La óptica María Lorena Carozza, Delegada de Zona Sanitaria III del Colegio de Opticos de la provincia de Buenos Aires, al ser consultada por Democracia, se refirió a la proliferación de ventas de anteojos en lugares no autorizados.
Señaló que la delegación con asiento en Junín está a disposición de los colegiados, en cuanto a trámites, gestiones, consultas referentes a matriculación, denuncias, como así también cuestiones que le preocupan mucho como la venta ilegal.
Su función es ser intermediaria entre los ópticos de Junín y zona y el Colegio de Ópticos a nivel provincial. Aclaró que la Delegación todavía no cuenta con sede propia, por lo cual los matriculados se llegan hasta Óptica Carozza, ubicada en Remedios de Escalada de San Martín 25.
La jurisdicción de esta delegación incluye los partidos de General Viamonte, Chacabuco, Junín, General Arenales, Leandro N. Alem, General Pinto, Florentino Ameghino y Lincoln.
La matriculación se hace en el Colegio de Ópticos de La Plata, pero en Junín reciben orientación sobre la documentación que necesitan para ello.
Venta ilegal
Una de las preocupaciones que tienen los ópticos desde hace muchos años, es la venta de anteojos en lugares comerciales no autorizados para ello.
Al respecto, la óptica Carozza dijo: “Por suerte la gente ha tomado más conciencia, que comprar unos anteojos fuera de las casas de ópticas habilitadas perjudica la salud visual. Nosotros apuntamos al cuidado de la salud visual. Todos los anteojos que se compran en ópticas están debidamente controlados”.
“No podemos comprar un par de anteojos en un kiosco o en una casa de ropa, por ejemplo. Nosotros estudiamos para poder venderlo, por eso estamos matriculados en un colegio, dentro de un ministerio de salud”, explicó la delegada.
“Los anteojos que se venden en cualquier lado, no están aptos para el cuidado de la visión. A largo plazo trae problemas. Quizá en un mes de uso no pase nada, pero por su uso prolongado las consecuencias existen. La más visible son las cataratas”, dijo.
Acotó que el Colegio de Opticos, a todos los matriculados, les da una oblea, que debe estar pegada en la puerta o en la vidriera para que el cliente vea que es una óptica debidamente habilitada. “Eso es para que el cliente entre seguro al local y sepa que donde está comprando está todo controlado y que hay alguien detrás del mostrador, que sabe lo que le está ofreciendo”, destacó Carozza.
Anteojos pregraduados
Otra de las acciones que se está tratando de evitar es que la gente compre los denominados “anteojos pregraduados”.
“Ni siquiera en las ópticas se deben vender ese tipo de antojos, pero lamentablemente cuesta hacer entender a la gente. Generalmente el anteojo pregraduado se hace en planchas de ‘cristales’, que ni siquiera lo son, presentan muchas irregularidades, pueden tener burbujas o no son exactamente con la graduación que el paciente necesita. El pregraduado viene para ambos ojos la misma graduación y generalmente hay diferencia de un ojo a otro”, manifestó.
La óptica Carozza dijo que es imprescindible ir al oftalmólogo, quien hace la receta correspondiente, y entonces el óptico interpreta la receta y hace los anteojos.
“Lamentablemente, por cuestiones económicas, la gente no hace los anteojos con receta, como corresponde. El tema es que a la larga se perjudica la vista”, lamentó.
Sobre la falta de controles del Estado, en estos locales comerciales que no están autorizados a vender anteojos, la entrevistada dijo que eso se da porque el Colegio de Ópticos no tiene tantos inspectores para controlar.
“La solicitud de mayor control fue elevada hace unos años al Municipio, pero nos quedaron en contestar. Podríamos salir en conjunto: la inspección por parte del Colegio y los inspectores municipales. Nosotros no tenemos el poder de policía y no podemos secuestrar mercadería”, aclaró.
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