Podría decirse que Samuel Tonarelli lleva el deporte en la sangre: su padre fue un gran ciclista, él jugó muchos años al fútbol y también hizo algo de ciclismo y triatlón, y hasta sus hijos practican vóley y natación. Pero su pasión también está en la docencia y es por ello que se convirtió en un destacado profesor de educación física y entrenador.
Según dice, el deporte es más que la actividad física, porque ayuda a enseñar y compartir valores fundamentales para el desarrollo de los chicos.
“El deporte enseña valores, respeto, el cumplimiento de las reglas”.
Primeros años
Tonarelli se crió en el barrio Belgrano. Hizo la primaria en la Escuela 16 y el secundario en el Industrial.
Desde chico estuvo ligado al deporte, ya que jugó al fútbol en el Club Jorge Newbery. Hizo todas las inferiores y llegó hasta la Primera. “Estuve en la época de esplendor de Newbery. Yo era muy participativo y colaborativo en el juego”, evoca.
El servicio militar lo obligó a dejar el fútbol y cuando terminó la conscripción se fue a Ituzaingó a hacer el Profesorado de Educación Física: “Yo había tenido a Sergio Lippi y me gustó mucho su forma de trabajar, y eso me hizo querer seguir esta carrera”.
Allá compartió su tiempo con Luis Artime y sus primos Javier y “Luifa” Artime. También trabajó en la casa de deportes de la familia y en una escuelita de fútbol.
Cuando se recibió pudo quedarse en Buenos Aires. Tenía posibilidades de trabajar nada menos que con Carlos Timoteo Griguol o con Jorge “El Indio” Solari o su hermano Eduardo, pero decidió regresar a Junín luego de la muerte de su padre, el reconocido ciclista Aquiles Tonarelli.
“En BAP logramos que los chicos se identifiquen con el club”.
Docencia
Una vez aquí, arrancó en la colonia del Club Banco Junín y, desde entonces, no paró de trabajar en colonias.
Luego de cinco años en el Club Banco Junín, pasó a la del Club Banco Provincia, en la que permanece hace casi 25 años. Más adelante lo convocaron del Club BAP porque el entonces presidente de la entidad, Javier Pepa, quería reflotar la colonia. “Me pidió que las coordinara y ya es el cuarto año consecutivo en el que estoy ahí”, agrega.
En el ámbito escolar, empezó en las escuelas N°1 y N°2 de Arenales. Después obtuvo horas en el primario del San Jorge y luego en la secundaria, que es donde está actualmente. Además, dio clases en el Jardín 901 durante 20 años. También pasó por la Escuela N°11, por el Comercial y ahora está en la Escuela Agraria.
El fútbol
En el fútbol comenzó en 1989 en BAP con Aldo Riera, en Primera división y en la cuarta. Después lo llamaron de Moreno para ir de profe del “Gallo” Melillo, también en la Primera, en un torneo en el que el club terminó segundo en la Provincia, detrás de Olimpo de Bahía Blanca.
Pasada esa experiencia, estuvo dos años más en las divisiones inferiores de Moreno y luego pasó a las categorías formativas de River, con el “Bocha” Boianelli y Marcelo Brignardello.
En 1997 volvió a BAP, el club con el que está más identificado ya que lleva más de 20 años en las inferiores: hoy tiene a su cargo desde la escuelita hasta la predécima, adonde concurren unos 60 chicos.
“A mí me gusta mucho trabajar con los chicos”, afirma Tonarelli, para luego ampliar: “En el club nosotros continuamos con lo que se les enseña en el jardín o en la primaria, hacemos muchos juegos que son adaptados al fútbol. Y de a poco vamos incorporando la pelota y la iniciación deportiva. Buscamos que sigan con el aprendizaje motor, apuntamos a las experiencias motrices: que el chico reconozca sus movimientos, algo que se perdió mucho, porque nuestra generación lo aprendió en la calle, en la vereda, en el campito, ahora eso no se puede, por eso lo hacemos en el club y en la escuela primaria”.
En ese camino, asegura que en BAP lograron “que los chicos se sientan identificados con el club y tengan un gran sentido de pertenencia” con la institución.
“En un buen grupo hay participación, compañerismo, cooperación, eso hace que todos tiren para adelante. La clave es formar buenos grupos”.
Valores
Para Tonarelli, lo esencial en el deporte pasa por el conjunto. Que el todo sea más que la suma de las partes. “Tanto Sergio Lippi como Aldo Riera me inculcaron la importancia de la formación de grupos –explica–, y eso es lo que yo busco cuando trabajo, tanto para los clubes, las escuelas o las colonias. Cuando hay un buen grupo hay participación, compañerismo, cooperación, y eso hace que todos tiren para adelante. La clave es formar buenos grupos. Nosotros tenemos un equipo de fútbol senior y ahí también es fundamental, comprometerse, ir a practicar, compartir un asado, porque eso hace a la fortaleza”.
Según dice, esa es la tendencia en la educación física actualmente: “Hacer hincapié en el trabajo mixto, en formación de grupos, en integración”.
Samuel considera que esa unión debe darse entre los que conducen y entre los dirigidos. Y concluye: “Si hay un buen clima, las cosas salen mejor. Porque el deporte enseña valores, como los que ya mencioné, y también el respeto a las personas y el cumplimiento de las reglas”.
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