El movimiento en la veterinaria de Alejandro Panet es constante. Todo el tiempo llegan perros y gatos con sus dueños para que sean atendidos. Entonces puede pasar que mientras una mascota está siendo auscultada y a otra le están cortando el pelo, dos se miran y olfatean en el local, al tiempo que ingresa una proteccionista con un perro de la calle para que sea revisado por el profesional.
Es que el compromiso de Panet en la actividad hace que se dedique con el mismo ahínco tanto a sus pacientes como a numerosos animales sin dueño que las protectoras traen aquí, porque saben de su dedicación y su pasión por su trabajo.
“Hay gente sola y la realidad es que una mascota acompaña”.
De Casares a Junín
Nacido en Carlos Casares, Panet llegó a Junín en 1999. Según dice, no le costó el traslado, ya que vivió en diferentes lugares: se crió en Casares, pasó por Buenos Aires, hizo la secundaria como internado en el Colegio Inchausti de 25 de Mayo, cursó la carrera en La Plata, residió en Vedia y durante cinco años administró en un campo en Alberdi.
Cuando ese campo se inundó y no pudo seguir adelante, se mudó a Junín, donde abrió su veterinaria.
“Me crié entre los caballos, mi familia tiene haras, siempre estaba con los animales, fui a un colegio agrotécnico, y entre veterinaria y agronomía, me decidí por la primera”, dice para explicar por qué optó por esta carrera.
Su veterinaria
Abrió su veterinaria en el año 2001. “Enseguida me fue bien, no sé por qué, quizás haya sido por el tiempo y la dedicación, puse muchas horas de mi vida en esto”, señala.
Ese esmero y las 12 o 14 horas diarias en la veterinaria, son su carta de presentación. “A la gente hay que serle sincero, honesto –comenta–, las cosas pueden salir bien o no, hay veces que se pueden solucionar los problemas que tienen los animalitos y otras no. Nosotros tratamos de que las cosas salgan siempre bien”.
Panet atiende gatos y perros. Ni aves, ni exóticos, ni ningún otro tipo de animales, porque eso requiere otra especialización. Inclusive, hasta hace algunos años hacía equinos, pero eso también lo dejó: “Yo me preparé para hacer producción y grandes animales, pero la vida me llevó a esto, por eso me seguí capacitando. Y la verdad es que no extraño lo anterior, porque además me gusta mucho el contacto con la gente”.
“Esa compañía ayuda un montón, inclusive a superar problemas”.
Los animales
Panet explica que en nuestra ciudad hay más perros que gatos. Y en cuanto a las patologías, “hay de todo”. Por eso deriva algunos casos específicos: “En lo que tiene que ver con lo neurológico hago lo más sencillo y después lo derivo, los casos cardiológicos se los paso a Victoria Tesolín, o lo traumatológico que tiene que ver con cervicales, columnas o toráxicas se lo mando a Pablo Zarrabeitía, que es un amigo de Pergamino”.
Una de las particularidades de su profesión pasa por hacer diagnósticos en pacientes que no pueden explicar sus síntomas. “Hay que escuchar al dueño y ver al animal”, sostiene Panet, para luego ampliar: “Muchas veces me doy cuenta de lo que tiene ya cuando entra, pero en otras no es tan sencillo ver lo que le pasa, pero están los métodos complementarios, tengo un colaborador muy especial que es Nicolás Correa que está siempre con nosotros, las resonancias las mandamos a hacer en Pergamino, y en cuanto a los análisis de sangre, todos los laboratorios de Junín están haciendo para mascotas”.
“Las mascotas están tan integradas que muchos las toman como un integrante más de la familia. Y eso es una presión extra para nosotros”.
Perros de la calle
La veterinaria de Panet es reconocida porque, además de tener sus pacientes, atiende numerosos perros de la calle.
“Yo no le esquivo a nada –dice Panet con naturalidad– trato de ayudar en lo que puedo, es lo que hacemos los veterinarios, y yo pongo mi granito de arena, intento hacer lo posible. Colaboro con la Sociedad Protectora de Animales, o a algunas proteccionistas que me traen perros de la calle, como la gente de Proyect Junín, y hago lo que puedo”.
Según su análisis, “en Junín hay muchos animales”, pero destaca que desde el área de Zoonosis municipal se hizo “un control importante” con el programa de castración que se implementó.
“El trabajo que hacen las entidades protectoras de los animales es impresionante, les dedican muchísimas horas”, subraya.
Balance
Apasionado por su trabajo, Alejandro Panet asegura que no podría hacer otro. “Me encanta, me da mucho placer esto”, enfatiza.
Y sobre la implicancia de los animales en la comunidad, agrega: “Hoy cambió mucho la sociedad. Hay gente que está sola y la realidad es que una mascota acompaña y, además, proporciona alegrías que a veces no se tienen con otras personas. Esa compañía ayuda un montón a la gente, inclusive a superar problemas. Uno acá ve historias que parecen increíbles. Hay personas que llevan a su perro al veterinario y no se atienden ellas con su médico, que pone la salud de su mascota por encima de la suya”.
Y concluye: “Las mascotas son una ayuda terapéutica. Además, están tan integradas que muchos las toman como un integrante más de la familia. Y eso es una presión extra para nosotros, por el sentimiento que la gente tiene hacia sus animales”.
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