Hace 10 años, el juninense Javier Schenone (47) descubrió el placer de viajar solo, a bordo de una motocicleta, por las rutas argentinas. En total ya suma 26 travesías y cinco acompañado por un compañero de escuela, el Cholo Lafit.
“Primero no entendía qué encanto le daba a la gente andar en moto. Tras un accidente de tránsito que sufrimos con mi mujer en auto, cobré unos pesos y me compré una moto choperita Suzuki GN 125, y desde ahí no paré”, explicó a Democracia.
“A mí no me gusta viajar acompañado, ya que soy loco de andar solo. No soy de los motoencuentros que van en conjunto recorriendo. Yo soy un aventurero en moto y no me considero nunca un motoquero”, apuntó.
“Me gusta descubrir de casualidad y me di cuenta que era para mí. A través del yoga y la meditación me pude ir conociendo más, en relación a andar y viajar en moto para conocer las sensaciones más lindas de la vida. Con mi mujer y amigos también lo hago en auto”, explicó.
Según indicó, recorrí la mitad de Argentina en dos ruedas y todo el territorio en auto, llegando hasta Machu Picchu, Perú.
Un viaje reciente
Durante este mes, Javier se dirigió hacia el norte del país atravesando ocho provincias en 12 días. “Este último viaje que hice fue el mejor en relación a la preparación y logística. Desde Junín fui hasta Calamuchita, donde están Facundo y Melina que se van a Alaska. De ahí me fui a Recreo, sur de Catamarca, y bajé por la bajada de El Portezuelo donde estuve tres días”, comentó.
“Luego me dirigí a La Rioja, donde tengo amigos, y al Valle de la Luna. Después me fui hacia El Rodeo, en San Juan por la ruta 150 que es nueva, con túneles y muy linda”, destacó.
“En Calingasta, a 5 mil metros altura, me apuné un poco y sentí mi vulnerabilidad, por lo que decidí ir a la capital sanjuanina. Como venía de zona de nieve en el Colorado, tenía siete camperas y el sol me agarró muy fuerte, con mucho calor”, adviritó.
“En Catamarca hice 100 kilómetros en las sierras de Humaya que fue una experiencia increíble y filmé unos videos”, afirmó.
Seguro de uno mismo
“Viajar en moto solo es estar seguro de uno mismo, a dónde vas, qué vas hacer y la sensación es indescriptible. Cada viaje se va mejorando, ya el físico se va acostumbrando y terminás siendo parte del rodado”, subrayó.
“No hay que ir muy tenso porque si no te contracturás. Estas prácticas de relajación con el yoga y la meditación me ayudaron a estar equilibrado física y mentalmente para poder lograr esto que hice de recorrer ocho provincias en 12 días que fue increíble”, concluyó.
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