La planificación urbana es uno de los tremas importantes de esta época. Tanto que en el debate de candidatos a intendente tuvo un desarrollo central, con varias preguntas para los postulantes. Interrogantes que hacían referencia al impacto de la construcción de la autopista en la Ruta 7, la gestión de un desarrollo sustentable que esté por encima de intervenciones aisladas, la demanda de vivienda y la política de suelo para direccionar el crecimiento de Junín.
Justamente, el desarrollo urbanístico ordenado es una cuestión trascendente y, al mismo tiempo, difícil de abordar, dado que las ciudades son unidades dinámicas y su crecimiento no planificado provoca desequilibrios que tienen consecuencias económicas, sociales y de viabilidad.
En los últimos años Junín se convirtió en una ciudad que fue desbordando sus márgenes originarias –que son las rutas 7 y 188 y la avenida de Circunvalación– lo que atenta contra el concepto de ciudad sostenible.
Desde la Asociación de Arquitectos consideran que es necesario pensar y planificar un modelo de desarrollo urbano para Junín, que apunte a hacer una ciudad compacta, a partir de una intervención activa del estado y aprovechando la gran cantidad de espacios todavía disponibles, que los profesionales estiman en más de un 17% del tejido urbano, sin contar las 50 hectáreas de los predios ferroviarios.
Ciudad compacta: ciudad sustentable
Pablo Navone, presidente de la Asociación de Arquitectos de Junín, hace hincapié en la necesidad de planificar la ciudad para que tenga un crecimiento sano. “Hay muchos instrumentos para hacerlo, lo principal es tener una idea general de para dónde tiene que ir. Esto no se trata solamente de una cuestión territorial o de un plano, sino que tiene que ver con el desarrollo productivo, lo histórico, lo social, la riqueza natural y muchas otras cuestiones”.
El vicepresidente de la entidad, Federico Alzari, agrega que debe buscarse el potencial de la ciudad, para luego direccionar en ese sentido los ejes rectores de la planificación. “Y después eso se va a ir reviendo con el paso del tiempo porque una ciudad es dinámica –añade–, tal vez hace veinte años nadie se imaginaba a Junín como una ciudad universitaria y hoy ya hay que repensarlo. Hay muchos factores que influyen en eso, por lo que es necesario ir viendo, si es necesario, un redireccionamiento”.
Esa discusión debe ser multidisciplinaria y allí deberían intervenir arquitectos, urbanistas, sociólogos, economistas, industriales y todos los que tengan injerencia en la comunidad.
Para los profesionales consultados, la planificación debería apuntar a una ciudad más compacta. Un trabajo realizado por la Asociación establece que el tejido urbano –delimitado por la Ruta N°7, la Ruta N°188 y la Avenida de Circunvalación– hoy tiene una capacidad habitacional de entre 350 mil y 400 mil habitantes, de acuerdo a los lineamientos del Código de Planeamiento Urbano, que es el que les permite hacer una hipótesis de la densidad posible. Esto quiere decir que la ciudad está capacitada para alojar a más de 300 mil personas y hoy, con menos de 100 mil, está desbordando hacia afuera de sus límites.
En ese marco, Alzari analiza por qué habría que ir hacia un modelo de ciudad compacta: “Hoy vemos que el crecimiento espontáneo de la ciudad se fue dando hacia el sur, mientras que en los otros puntos cardinales se ven las manchas y vacíos. Como modelo sustentable, la ciudad compacta es mejor, porque se optimizan los recursos. Por ejemplo, el transporte público tiene más sustentabilidad en ciudades compactas porque abarca una mayor cantidad de gente que si estuviera más extendida. Y lo mismo pasa con todos los servicios, como el agua corriente, las cloacas, la electricidad o el gas natural. Y todo eso, además, termina siendo más costoso si la ciudad se torna difusa”.
Tierras ociosas
Un argumento que se repite desde hace años en el ámbito local es que en Junín no hay terrenos fiscales. Y si ben esto es cierto, también lo es que sí hay tierras ociosas.
“Esto no se trata de tierras fiscales sino de un trabajo conjunto con el privado”, señala Navone, para luego profundizar: “Una buena planificación permite no segmentar la ciudad y trabajarla de manera orgánica, es decir, que la mixtura de usos sea una política real. No tiene sentido hacer un barrio de viviendas aislado, con la estigmatización que ello conlleva con el tiempo y demás, sino trabajar realmente la ciudad con la diversidad que debe tener, transformar el suelo ocioso en ciudad, con todo lo que ello implica”.
Apostar a esto dentro de un esquema de ciudad compacta, no implica modificar el Código Urbano, porque prevé instrumentos para ponerlo en práctica, ni tampoco requiere que se haga con construcciones en altura, ya que hay tierras disponibles. De acuerdo a un trabajo realizado por la Asociación, de las 2300 hectáreas que tiene Junín, hay 400 vacantes dentro del casco urbano, es decir, un 17,4%. Esto, sin contar las 50 hectáreas del predio ferroviario.
Por supuesto que este proceso debería ir acompañado de un impulso de infraestructura y servicios. “Eso también hay que planificarlo. Lo que transforma el suelo ocioso en ciudad es esa mirada abarcativa, y el tema de los servicios es fundamental”, asevera Navone.
Y Alzari ejemplifica: “Uno ve que el gas natural llega al barrio Rincón del Cielo, entonces estás teniendo un caño que lleva el servicio hasta allá, y por ahí en quinientos metros atiende a diez viviendas, y en la ciudad hay barrios que todavía no lo tienen, y si lo tuviera abastecería a más densidad poblacional. No es que allá no deberían tenerlo, sino que es el Estado el que debe establecer las prioridades”.
En tal sentido, el municipio podría intervenir en el mercado para que la especulación no termine ganando. “Uno de esos instrumentos, que está en la Ley de Hábitat, es el que te permite generar suelo urbano”, indica Alzari, y grafica: “Dentro de la ciudad hay campos sembrados, algo que no debería suceder, y allí el Estado podría acercarse a los privados que tienen esas hectáreas y –sin expropiar ni nada de eso– negociar con los propietarios que les va a dar servicios, los va a valorizar, a partir de ahí se quedará con algunos, para el dueño es negocio porque el valor de esas tierras se potencian, y al mismo tiempo el municipio se genera suelo propio para tener un banco de tierras que le permita entrar en el mercado y regular el precio”.
Ejemplos
Lo que se propone no es una novedad, ya que hay localidades que apostaron a la proyección y la organización.
Para Navone, un buen ejemplo de planificación es el de Rosario: “Hace treinta años generaron un acuerdo entre todas las fuerzas políticas en el que todos se comprometían –más allá de quién gobierne– a seguir una línea de desarrollo, que fue la apertura hacia el río, y todo lo que se fue planificando y haciendo se enmarcó en ese proyecto original, aun cuando hubo cambios de administración o de partido gobernante”.
Otro caso a considerar puede ser el de Trenque Lauquen. Ya el ex intendente Jorge Barracchia, que gobernó la ciudad de 1987 a 2002, había comenzado con un plan que todavía hoy lo siguen manteniendo: “Se trata de una política de generación de suelo urbano para poder intervenir en el mercado y tener una planificación concreta para el desarrollo de la ciudad. Ahí el Estado le ganó al mercado, generó suelo e infraestructura y direccionó el crecimiento”.
En nuestra ciudad, los proyectos El Palmar I y II son “un mal ejemplo” de crecimiento, según dice Navone: “Se hicieron a través de PH, en donde desarrollaron una especie de barrio cerrado que no lo es, lo que les permitió tener lotes chicos y, con eso, sacar el mayor provecho. Fue especulación lisa y llana. Y eso se hizo porque el Estado lo permitió”.
Decisión política
Para que la ciudad consolide definitivamente su casco urbano, y recién luego continúe creciendo hacia las zonas de quintas, con diferentes densidades, lo que se necesita es, principalmente, decisión política.
Así lo consideran en la Asociación de Arquitectos. “Esto no depende del secretario de Obras Públicas, debe ser una definición de quien gobierna y que debe transcurrir en el tiempo, porque un programa de estas características es a largo plazo”, subraya Alzari.
Ante esta demanda, los funcionarios de turno suelen responder que están atendiendo el día a día y eso les impide proyectar a largo plazo. Es por ello que Alzari cree que “se necesitaría una dirección o una oficina que se dedique específicamente a esto”, con un consenso suficiente como para que estas propuestas trasciendan a una gestión y se mantenga en el tiempo.
“Debe haber una decisión política para definir hacia dónde y cómo queremos que crezca la ciudad. Eso debe hacerse con planificación, para que la expansión no se dé de acuerdo al mercado”, sentencia Navone.
Es por ello que la entidad que preside apunta a dar esta discusión: “Siempre estuvimos abiertos y con ganas. Nosotros no opinamos de esta manera por un beneficio personal, sino que lo hacemos porque queremos un lugar más vivible. Considerando los tiempos que se vienen, como institución tenemos la responsabilidad de ejercer un rol muy activo en el desarrollo de la ciudad. Por eso estamos pensando seriamente en fortalecernos para poder trabajar en forma mancomunada con el gobierno de turno, e iremos tendiendo los puentes que sean necesarios para poder concretarlo”.
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