El ex boxeador Norberto “Canilla” García hoy es un referente en el entrenamiento de este deporte en Junín.
EX PUGILISTA Y RECONOCIDO ENTRENADOR

“Canilla” García: “El boxeo le puede dar todo al que no tiene nada”

Tuvo más de 90 peleas como amateur y una docena como profesional. Hace años que se dedica a preparar jóvenes. Preocupado por la realidad social, asegura que el deporte “es el único antídoto para derrotar a las adicciones”.

Hace más de cincuenta años que Norberto “Canilla” García está en el ambiente del boxeo y sabe bien que esta actividad es mucho más que un deporte. Por eso lo toma con una gran responsabilidad y compromiso.
Canilla es consciente de que aquí suelen venir los pibes de los sectores más vulnerables. Los que la pelean tanto en el gimnasio como en la vida. Los que se enfrentan golpe a golpe a una realidad que muchas veces los excluye y estigmatiza.
“Acá vienen muchos chicos humildes y son los que necesitan más ayuda –dice García– porque a lo mejor el pibe no comió bien, o no es acompañado por su familia o su entorno. Pero hay murallas de contención, como la educación o la religión, y el boxeo es un lugar encuadrado donde uno puede desplegar esa agresividad, pero con reglas”.
Y con ese norte, sigue abriendo todos los días su gimnasio, para darle una oportunidad a cada uno de los jóvenes que allí concurren.

“La persona más humilde, si hace las cosas bien, puede llegar muy alto”.

Boxeador
Ya le decían “Canilla” –apodo que le puso el recordado entrenador de fútbol Salvador Chiaravino por sus piernas flacas “como canillas de tero”– cuando arrancó a practicar boxeo con el “Torito” Sardi en la pista del Club 9 de Julio.
A los 16 años tuvo su primera pelea, en el Círculo Italiano. Enseguida le fue bien, empezó a encadenar varios combates como amateur y ganó algunos campeonatos consecutivos acá y en la zona. “Estuve dos veces en la selección argentina, no tuve la suerte de ir a México en 1968 ni a Múnich en 1972, por una pelea que me dieron perdida que, en realidad, había ganado”, se lamenta.
En total, hizo más de 90 peleas, de las que perdió tres o cuatro. Hasta que se lo llevó a Buenos Aires nada menos que Juan Carlos Pradeiro, y pasó al profesionalismo.

Profesional
Su carrera como profesional no fue de las mejores. Hizo una docena de peleas y perdió tres. “Mi principal problema fue el desapego al gimnasio –reconoce– no me gustaba entrenar. Hoy en día siempre digo que, en el gimnasio, yo soy el único vago, sirvo como mal ejemplo porque no quiero que los chicos cometan los mismos errores que yo”.
Canilla sabe que un deportista que no entrena, no rinde, por más condiciones que tenga. Y en aquellos años, si él no ganaba por knock out en el quinto o sexto round, después no llegaba al final de la pelea.
Un día Pradeiro y Tito Lectoure le dijeron: “García, usted es un buen muchacho y tiene los mejores antecedentes como persona, pero no sirve la forma en que está haciendo las cosas”.
Al tiempo regresó a Junín, hizo algunas últimas peleas y colgó los guantes.

“El deporte es el único antídoto para derrotar a las adicciones”.

Entrenador
De vuelta en su ciudad, se dedicó a trabajar. García cuenta que la inserción laboral es un gran inconveniente para los púgiles: “Una persona que practicó un deporte durante muchos años, cuando se termina la carrera no tiene estudios ni un oficio, entonces se complica. Por ejemplo, un boxeador entra en decadencia y, si no hace otra cosa, cuando le piden que pelee por diez pesos primero va a decir que no, pero después, cuando abra la heladera y no tenga nada y sus hijos tengan hambre, lo va a aceptar. Ahí viene el deterioro y eso te lleva a la perdición”.
En aquellos años empezaron a acercarse algunos jóvenes que querían aprender el deporte, y de a poco empezó a desempeñarse como entrenador. Tuvo su gimnasio en distintos lugares hasta que recaló en Primera Junta casi Jean Jaures, donde está desde hace varios años.
“A mí me importa que aprendan el deporte, pero siempre con respeto y educación. Es necesario que aprendan las reglas del boxeo” afirma. Y también incluye entre sus exigencias un buen rendimiento escolar: “Esto hay que tomarlo en serio. Si no va a la escuela, que no vengan. Ahora se puede hacer a la mañana, a la tarde, a la noche, no hay excusas. Yo a los 50 años hice la capacitación como gasista, así que siempre se puede hacer algo para no andar mal o por la banquina”.

“Acá vienen muchos chicos humildes y son los que necesitan más ayuda. Y el boxeo es un lugar donde uno puede desplegar esa agresividad, pero con reglas”.

El boxeo
Canilla reconoce a quienes colaboran para sostener su emprendimiento: “Gracias a mis alumnos tenemos de todo, que consiguen elementos y aportan para el gasoil cuando vamos a algún lado a pelear, y la gente que me ayuda. Hace poco estuvo el intendente y, más allá de cualquier disidencia, lo recibimos con respeto. A mí me ayudó mucho Mario Meoni. También me dio una mano Gustavo Traverso, Rosana Farías y antes Gustavo Ferrari, Julio Henestrosa, ‘Rulo’ Alberti, que me vieron como una persona confiable y honesta”.
Apasionado por su actividad, dice que le dejó muchos amigos: “El boxeo le puede dar todo al que no tiene nada, la persona más humilde, si hace las cosas bien, puede llegar muy alto, tener una escala de ascenso social y un sustento que le permita vivir”.
Y entonces trabaja para que sus pupilos anden por el camino correcto. “Por eso nuestro lema es ‘knock out a las drogas’, porque el deporte es el único antídoto para derrotar a las adicciones. Es muy difícil pero acá veo que, el que quiere, puede salir. Esto es remar contra la corriente, es como Don Quijote contra los molinos de viento, pero hay que seguir haciéndolo”.