Un empleado gasta algo más del 25% de su sueldo en impuestos y servicios
Un cuarto del salario básico de un trabajador de comercio se va en las boletas de gas, electricidad, cable, internet, celular y tasas. Según un informe del Indec sobre consumo, en esta región las familias destinan un 23% de sus ingresos a alimentos y bebidas. La investigación indica que la mayoría de las compras se hacen en negocios especializados, y que casi el 20% del consumo masivo se abona con tarjetas de crédito o débito.
Días pasados se dieron a conocer los resultados preliminares de la Encuesta Nacional de Gastos de los Hogares que hizo el Indec, en la que se detalla qué porcentaje de sus ingresos dedican los argentinos a cada rubro de su economía.
El informe señala que las estructuras de gastos de los hogares de las distintas regiones muestran que existe cierta heterogeneidad en el país, diferencias que pueden ser asociadas a las características tanto territoriales como a las socioeconómicas de cada zona. El estudio está dividido en regiones geográficas y en la Pampeana –que es donde se encuentra Junín– los datos son muy parecidos al promedio general del país. Allí se indica que en el área que abarca las provincias de Buenos Aires, La Pampa, Córdoba, Santa Fe y Entre Ríos los gastos por pago de impuestos y servicios implican un 19,4% del total de sus ingresos: un 14,3% en el apartado denominado “Vivienda, agua, electricidad, gas y otros combustibles” y un 5,1% en “Comunicaciones”, que incluye equipos y servicios de telefonía fija y móvil, más servicio de correo.
En Junín, esos números son algo superiores. Por supuesto que esto depende de muchas variables que tienen que ver con los grados de ingreso, y con los niveles de gasto y consumo de los diferentes servicios.
Si se toma el sueldo básico de un empleado de comercio –una actividad que se destaca por la cantidad de trabajadores que engloba– que es de alrededor de 28 mil pesos mensuales de bolsillo, se puede realizar un cálculo estimado de sus gastos en tarifas y servicios que supera levemente el 25 por ciento.
Una factura de gas, en promedio, para esta época, ronda los $2500 mensuales, mientras que una de electricidad media está en unos $1500, siempre con un consumo domiciliario estimado (ver recuadro de la página 3). El servicio de cable, en promoción en conjunto con Internet, supera los $2000. Asimismo, un plan estándar de telefonía celular –que actualmente se considera un servicio básico– cuesta unos $600, y algo similar es lo que salen las tasas municipales de Servicios Sanitarios y CVP, que llegan un mes cada una. Entonces, teniendo en cuenta consumos básicos y tomando estándares conservadores, todo esto sumado da un gasto estimado por mes en tributos y tarifas de unos $7500, es decir, un 25,71% del sueldo básico de empleado de comercio que fue tomado como ejemplo.
Gastos y consumo
La Encuesta Nacional de Gastos de los Hogares (Engho), que relevó localidades urbanas de 2.000 y más habitantes a través de una muestra probabilística en 44.914 viviendas particulares entre los años 2017 y 2018, y cuyos resultados el Indec dio a conocer días pasados, indica que las erogaciones en alimentos y bebidas no alcohólicas representa el 22,8% del presupuesto de los hogares a nivel nacional.
Desagregado por región, la Pampeana –donde Junín está incluida– presenta unos valores similares, ya que los se destina a ese rubro implican un 23% de los egresos de cada familia.
También en esta zona el 14,3% del gasto de un hogar se dispone para vivienda, agua, electricidad, gas y otros combustibles; mientras que el 14% se asigna al rubro transporte, que incluye la compraventa de vehículos particulares, su mantenimiento (combustibles, estacionamientos) y el transporte público (taxi, tren, subte, aéreo y demás).
Es decir que más de la mitad de los gastos de los habitantes de esta región se destina a alimentos, vivienda y transporte.
Esto tiene sus variaciones respecto de las diferentes regiones. Mientras que la Patagonia y el Gran Buenos Aires son las muestran una menor proporción de gasto en alimentos y bebidas no alcohólicas del país, las del Noroeste y Noreste son las que tienen un mayor peso en este apartado.
Respecto al gasto en transporte que, como quedó dicho, incluye tanto el público como el privado, es levemente superior en las regiones de Cuyo y la Patagonia, fundamentalmente porque éstas representan una tasa de motorización (cantidad de hogares con al menos un automóvil) mayor al resto de las regiones. Por ende, tienen un gasto superior asociado a la adquisición de vehículos, su mantenimiento y funcionamiento.
Volviendo a los gastos en la región Pampeana, la Engho establece que, del total de los egresos en los hogares de esta zona, un 9,4% corresponden a recreación y cultura, un 7,7% a prendas de vestir y calzado, un 6,7% a salud, un 6,3% a restaurantes y hoteles, un 5,1% a equipamiento y mantenimiento del hogar, un 2,3% a bebidas alcohólicas y tabaco, un 2% a educación, y un 4,1% a otros bienes y servicios varios.
Dónde compran y cómo pagan
El informe del Indec asevera que el 69,4% de los gastos de consumo masivo que hacen los argentinos se paga en efectivo y el 19,4% se abona con tarjeta de crédito o débito.
La investigación detalla que la mayoría de los encuestados compra sus alimentos y bebidas en negocios especializados: carnicerías, verdulerías, panaderías, y demás. Este dato desagregado muestra que el 35% lo hace en comercios específicos, un 25,2% va a los supermercados, y un 19,3% en autoservicios.
Además, el 83,2% de los consumidores paga los alimentos y bebidas en efectivo.
En cuanto a los bienes y servicios no alimentarios, el 74,3% paga la telefonía móvil en efectivo; el 54,8% abona con tarjeta de crédito, de débito o hace un pago electrónico para los electrodomésticos; y los viajes de media y larga distancia también se suelen pagar con tarjeta: el 73,9% elige este método.
Estructura de gastos
Las estructuras de gastos pueden analizarse a través de las categorías y valores que los hogares asumen en determinados indicadores sociodemográficos. Estos indicadores están asociados al gasto en ciertos grupos de bienes y servicios y dan cuenta de las diferencias en las que distintos grupos de hogares destinan su presupuesto y organizan sus gastos.
Una de ellas es la estructura de gastos por “clima educativo”, es decir, de acuerdo al promedio de años de escolaridad de los integrantes de 18 años y más dentro del hogar. Es un indicador que se aproxima al nivel socioeconómico de los hogares y, por ende, a su nivel de vida e ingresos. Los hogares de muy bajo clima educativo gastan, por persona, la mitad del gasto promedio del país, mientras que los hogares de muy alto clima educativo gastan cuatro veces más que los hogares de clima educativo muy bajo.
En los primeros, el 36,2% del presupuesto familiar se destina a alimentos y bebidas no alcohólicas, mientras que, en el otro extremo, en los hogares con clima educativo muy alto, se asigna el 14,9%.
A medida que aumenta el clima educativo de los hogares y, por ende, el nivel de gasto de consumo, disminuye el porcentaje del gasto total que los hogares destinan a alimentos y bebidas no alcohólicas y aumenta el presupuesto dedicado a otros ítems, como educación, salud, recreación y cultura, o restaurantes y hoteles. El mayor gasto en transporte está relacionado con el incremento de la tenencia y uso de vehículos privados y el gasto superior en educación coincide con una elevada proporción de personas que asisten a establecimientos de gestión privada.
Otra categoría de gastos es el tipo de hogar. Aquí se ve que en los unipersonales las erogaciones en vivienda son proporcionalmente mayores que en los hogares con más miembros. Y en los unipersonales conformados por adultos mayores de 65 años o más, el gasto en el rubro salud es sustancialmente mayor al resto. Por el contrario, en aquellos en los que vive solo una persona menor de 65 años, el gasto en restaurantes y hoteles o recreación y cultura es proporcionalmente mayor si se lo compara con los hogares nucleares sin hijos.
Estos últimos representan cerca de la mitad de los hogares y tienen un promedio de 3,7 miembros. La mayoría de sus jefes están ocupados y más de un cuarto de su población asiste a un establecimiento privado, lo que explicaría el mayor gasto en áreas como educación.
Finalmente, el régimen de tenencia de la vivienda resulta determinante en la estructura de gastos de los hogares, ya que aquellos que no son propietarios y alquilan deben destinar una porción significativa de su presupuesto familiar a los gastos de la vivienda –principalmente el alquiler– y servicios asociados a ella.
El informe agrega que los hogares de inquilinos, que representan el 18,7% del total del país, destinan el 28,3% de su gasto de consumo a rubros relacionados con la vivienda: 13,8 puntos porcentuales más que la media nacional. En tanto, en los que son propietarios, ese porcentaje alcanza a un 10,7%.