El cocinero juninense por adopción que le pone rock a las comidas de los famosos
Siempre estuvo ligado a la música y a la cocina, dos ramas del arte que van de la mano. Tuvo el placer de prepararle un risotto de berberechos a Diego Maradona, en uno de sus tantos eventos que hace con el servicio de catering. En Junín formó parte de Martillo de Plata.
Sebastián Iraola nació en Germania, pero es un juninense por adopción. Llegó a la ciudad para hacer los estudios secundarios y se quedó hasta que se fue a vivir a Buenos Aires, donde actualmente se encuentra metido de lleno en el mundo culinario.
Durante su adolescencia conformó varias bandas de rock, entre ellas la mítica Martillo de Plata con el Horacio Gambarte y Carlos Craviolatti y Psicodelias, la primera banda local del estilo ‘grunge’. “Después de Martillo, me dediqué a full a la cocina”, afirmó a Democracia.
A fines de los 90 supo combinar el arte de la música con la gastronomía en Capital Federal, donde comenzó a cocinar para las estrellas en grandes eventos y restaurantes. Entre ellas se encuentra Diego Armando Maradona a quien le preparó un risotto de berberechos.
Si bien hoy en día tiene muy poco tiempo para la batería, actualmente es responsable de un servicio de catering especializado en pastelería que se llama “Yema” y es el chef ejecutivo de una cadena que tiene cinco restaurantes.
Además, junto a Marcelo Cagnoli elabora embutidos “conocidos y nuevos que no se conocen mucho en el país”. Los domingos elabora exquisiteces para los invitados en el programa Debo Decir de Luis Novaresio. “Estoy muy ocupado de lunes a lunes”, apuntó.
“No concibo cocinar sin música”
“Empecé a estudiar en IAG de Buenos Aires porque me di cuenta de que con la música iba para atrás. Era un plan B, pero siempre me resultó fácil preparar comidas, más allá de que no vengo de una familia gourmet, pero tenía una tía que preparaba buenos platos”, dijo Sebastián.
“No concibo cocinar sin música, la llevo a todos lados. Por ejemplo, cuando estoy en eventos y veo alguna banda, me quiero subir a tocar. Las dos disciplinas tienen que ver con el arte. La cocina para mí no es rutinaria, ya que estoy todo el día creando cosas nuevas y no me puedo quedar con la misma receta toda la vida”, agregó.
“Siempre estoy buscando sabores y texturas nuevas acompañado de música y buena onda. Armo grupos para que las personas trabajen contentas en mi cocina y no lo hagan como se ve en Master Chef en el que trabajan a los gritos y con mala cara. En mi lugar se respira buena onda y con una sonrisa a pesar de que se pasan muchas horas”, exclamó.
Eventos y la farándula
De manera profesional, Iraola comenzó a cocinar en 1999 en el catering de la productora audiovisual Polka, con la cual preparó agasajos para los protagonistas y el backstage de las series Primicias, Gasoleros y Campeones. “Hacíamos dentro del estudio y en los exteriores”, recordó.
“Desde ahí pasé por un montón de cocinas como la del colegios de escribanos, Winery, pero al tiempo me dediqué más al catering que es lo que más me gusta”, subrayó.
“Estuve casi ocho años en una empresa muy grande con la que hacíamos un promedio de 13 eventos por semana, desde los 100 a 6 mil invitados por jornada, como por ejemplo en la ExpoAgro”, aseguró.
Con relación a programas de televisión, a ese mundo entró con el programa emitido por América TV. “Cuando la empresa gastronómica quebró nos quedamos en la nada. En ese momento ya estaba trabajando con Cagnolli en la elaboración de chacinados y nos quedamos con el espacio en la televisión, que ahora es nuestro”, afirmó.
“A partir de ahí empezamos en una vorágine que está buena, conociendo mucha gente: le cocinamos a Rodrigo de la Serna en el Teatro Ópera, le hicimos catering a Los Pericos y a otros famosos más. Después también he hecho los ‘renta chef’, que te contratan y vas a casas de gente a cocinar”, destacó.
“En el último restaurant, que estuve como jefe de cocina, estaba ubicado en Palermo donde trabajábamos con productoras audiovisuales. En una noche de evento, Maradona pidió que quería comer un risotto de berberechos, que tuve el placer de cocinarle”, recordó.
“Por ejemplo, en los camarines con Los Pericos, le conté al baterista (Topo) que cuando yo era chico dibujaba su batería negra con la que tocaba”, subrayó.
De Germania a Junín
“En mi primer año de secundario en Germania me hicieron cortar el pelo y a mí no me gustó porque era un rockero rebelde”, exclamó. En ese momento le dijo a su madre que su sueño era estudiar en el Industrial de Junín “para conservar el pelo largo”.
En Junín, con Mauricio Mansilla y Cristian Marcos, armaron la primera banda grunge de la ciudad llamada Psicodelias. “Tocando en el Colegio Nacional conocí al Cabezón Gambarte que nos hizo sonido y le encantó la banda”, afirmó.
“Un tiempo después, un 21 de septiembre, me lo crucé con Minujín en la terminal de colectivos y comenzamos a charlar. A la semana fui a la casa y armamos un trío con Santiago Lazarte que tocaba la guitarra. Después llamó a Craviolatti y volvimos a armar Martillo, ya que la primera formación fue con Gustavo Lazarte”, explicó.
“En Junín estudié batería con el Negro Meres, ya que en Germania comencé como autodidacta y también a tocar el bombo. Meres me ayudó a acomodar la cabeza y corregir posturas, que además es un genio”, concluyó.<