“No hay viejo que no pueda vivir un año, ni mozo que no pueda morir mañana”, señaló -citando a Ramón Menéndez Pidal- el director de la Fundación Ramón Areces, Raimundo Pérez Hernández, quien destacó, en el arranque, que el envejecimiento es un fenómeno “complejo y de múltiples derivadas”.
Un proceso sin “precedentes” que, según el profesor de la Universidad de Harvard, David Bloom, se produce con especial intensidad en países de ingresos medio.
El principal desafío no es que “no haya dinero para cuidar a los mayores sino tener instituciones que promuevan de forma sostenible la seguridad social y económica que requieren los mayores”.
Una de las ideas que planeó en toda la reunión fue apuntada por Bloom: envejecer debe ser un proceso activo, “no solo sumar años a la vida”, sino “sumar vida a esos años”, lo que “sería bueno para los Estados en términos económicos, fiscales y de todo tipo”.
Y es que es de enorme importancia que la longevidad vaya pareja a una mejor calidad de vida, pero es algo que “no se ha resuelto todavía”.
Aunque el envejecimiento tiene implicaciones en todas las facetas sociales, una de las primeras en que se piensa son las económicas, en especial la viabilidad de los sistemas de pensiones. El premio nobel de Economía Edmund Phelps fue quien mejor resumió las opiniones vertidas en el debate.
“Es mejor olvidarse de la jubilación obligatoria o voluntaria, que la gente siga trabajando hasta que le parezca, pero sin dejarlo de pronto sino de manera gradual”. Su compañero de Nobel Finn Kydland señaló que debido al envejecimiento la economía a mediados de siglo no crecerá tan rápido como lo habría hecho sin este fenómeno, a lo que Phelps agregó que “aumentar la productividad no es una solución a largo plazo” pues esta crecerá lentamente. Los 65 años como edad de jubilación “la tenemos indefinidamente desde hace cien años”, pero las circunstancias han cambiado, apuntó el profesor de Fundamentos del análisis económico en la Universidad Complutense José Ignacio Conde-Ruiz. Cuando esa edad se aprobó “solo el 45 % de las personas llegaba a ella, ahora la alcanza el 90 % de la personas”.
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CON IMPLICANCIAS EN TODAS LAS FACETAS SOCIALES
Envejecer: las personas deben vivir activas y mejorar la calidad de vida
Aseguran que el desafío no es que “no haya dinero para cuidar a los mayores sino tener instituciones que promuevan de forma sostenible la seguridad social y económica que requieren los mayores
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