El investigador y docente Francisco Albarello propone en su libro "Lectura transmedia" repensar las prácticas de lectura contemporáneas para desafiar a aquellos que sostienen que se lee mal, menos o superficialmente, y señalar que se trata de formas diferentes de encuentro con los textos que enfrentan a los lectores al desafío de mantener la atención.
El autor del libro editado por Ampersand subrayó que ante un presente con proliferación de pantallas, "lo que no podemos hacer es negarlas y vivir con nostalgia del pasado", y se propuso estudiar qué implica leer en esta coyuntura en la que la dispersión se impone.
Alejado de una postura apocalíptica o pesimista, Albarello asegura que "una lectura transmedia es amplia y compleja, donde rol del lector es fundamental, ya que es un productor de contenidos que resume, comparte, remezcla y recomienda".
-El libro comenzó con su tesis doctoral. ¿Cuáles son los principales cambios desde ese momento hasta hoy?
-La presenté en 2010 y en ese momento la pantalla hegemónica en la que se leía era la computadora, sobre todo la de escritorio, eso ha cambiado sustancialmente a raíz de la proliferación de pantallas: el smartphone, la tablet, notebook, netbooks. Las pantallas están hegemonizando nuestra relación con la información en la vida cotidiana. El principal cambio es la proliferación de pantallas móviles y la conexión ubicua a Internet. Nos acostumbramos a leer y consumir contenidos en todo momento o lugar, y a interactuar con esos contenidos, compartirlos, comentarlos. Hay una evolución de la multiplicación de ventanas de acceso a la información y de terminales de escritura, de producción, de registro. Nunca antes tuvimos este modo de participación en la información, no solo en clave de lectura y de consumo sino también de producción.
Hoy el concepto de texto se ha ampliado, con una hibridación de formas verbales.
-¿Cómo definiría la lectura transmedia?
-Es un modo de leer con características particulares por efecto de proliferación de pantallas, incluye diversidad de tipos de textos, tanto escritos como visuales, sonoros, verbales, audiovisuales, lúdicos. Es decir, todo lo que es consumo de material mediático que de algún modo leemos. Ya hace mucho que lectura no se entiende como algo que solo hacemos con los textos o lenguaje verbal sino que también incluye lo icónico, lo visual, lo audiovisual. Hoy el concepto de texto se ha ampliado, con una hibridación de formas verbales.
-Plantea que las pantallas no nos convierten en lectores más perezosos o superficiales. ¿Por qué?
-Hay autores que valiéndose de los argumentos que le brinda la neurociencia sostienen que nos estamos volviendo lectores ociosos y superficiales y que estamos perdiendo la capacidad de la lectura concentrada y prolongada en el tiempo, característica de cuando el dispositivo de lectura hegemónico era el libro impreso. Esa postura está equivocada porque las conclusiones no son necesariamente negativas, ya que la lectura en pantalla tiene características distintas a la lectura en papel, es fragmentada y dispersa pero tiene otras ventajas, ya que permite conectar conceptos, y es más parecida al pensamiento humano, que trabaja por asociación de ideas.
-Hay un capítulo dedicado al chat y cómo establece una nueva relación con las palabras a través de las marcas de oralidad.
-Lo defino como una mezcla entre oralidad y escritura. Es llamativo que un dispositivo, como el teléfono, que fue creado para hablar, ahora lo usemos cada vez más para escribir. El chat es un texto oralizado o es una oralidad textualizada que tiene registros de la oralidad porque se escribe a la velocidad del habla pero tiene la fijeza de la palabra. Se trata de un género híbrido que es la forma de escritura y lectura más común en la actualidad.
-¿Qué marcas generacionales identificás en las prácticas de lectura?
-Hay un discurso generacional sobre la lectura que es de los adultos que dicen que los jóvenes no leen, que leen cada vez peor, con cierta nostalgia de un tiempo pasado que no va a volver. Esto siempre apareció ante un nuevo medio y en relación a los jóvenes porque son los usuarios naturales de las tecnologías nuevas. Los jóvenes tienen una relación distinta con la lectura, usan Whatspp para estudiar, compartir resúmenes, alternan con la lectura en papel con consultas de videos de YouTube. Combinan formas y estrategias de lectura distintas a las que desarrollábamos quienes nos fuimos adaptando a un uso transmedia.
-¿Cuáles son los principales desafíos para los lectores contemporáneos?
-Mantener la atención, ya que estamos cada vez más tentados de irnos por las ramas. Algunos dicen que vivimos en un ecosistema de tecnologías de la interrupción y en cierta medida es verdad. El desafío es encontrar un equilibro en este ecosistema de lecturas que nos permita sacar lo mejor de cada una de ellas. Lejos de miradas apocalípticas o pesimistas tenemos cada vez más posibilidades de interacción con la información. El desafío es discriminar la información importante, saber distinguir para hacer hincapié en aprovechar lo mejor de cada medio sin desconocer lo que nos condiciona, los aspectos críticos.
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