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La cabaña fue construída por Cristian Schwindt; su esposa Virginia elabora la pastelería centroeuropea que ofrecen.
EN EL CORAZÓN DE CERRITO COLORADO

El encanto de Villa Alpina: una casa de té con pastelería centroeuropea

Cristian y Virginia soñaron y llevaron adelante el proyecto que hoy es una cabaña de té, café y chocolate con elaboración artesanal de pastelería, quesos y dulce de leche.

Desde hace poco más de un mes, en el barrio Cerrito Colorado norte, abrió sus puertas la casa de té “Villa Alpina” apostada en una pintoresca cabaña rodeada de árboles que la adornan naturalmente e inspirando desde su interior un ameno y cálido ambiente que invita a pasar una tarde entre té, café, chocolate, strudels, tartas y galletas de nuez entre muchas otras creaciones de la pastelería centroeuropea.

Cristian se dedica a la pintura de obras y colocación de pisos, pero desde siempre cultiva una pasión, heredada de su abuelo: elabora quesos y dulce de leche. 
Virginia es empleada y ama la repostería, en la que incursionó de manera autodidacta.  De hecho en el 2013 comenzó a elaborar pastelería alemana para Vicenta.

Bienvenida a la calidez 
En parte por el gusto de Virginia por la pastelería europea, poco a poco se afianzó la idea de Villa Alpina y así llegó a convertirse en realidad. La casa de té es el espacio que Cristian Schwindt y su esposa Virgina Sica soñaron por muchos años y planearon para cuando se retiraran de su vida laboral, pero la ansiedad y sobre todo la felicidad tras la concreción de la cabaña que Cristian fue construyendo poco a poco, apuró los trámites.
“Villa Alpina funciona como una casa de té, aunque servimos  también café y chocolate, acompañado con pastelería centroeuropea que es lo que yo elaboro habitualmente y fue un poco lo que nos llevó a mi esposo y a mí a decidirnos por esto”.

Según cuenta Virginia, “la idea era abrirlo más adelante, con visión de futuro, para el día que nos jubiláramos, en pocos años, pero resulta que empezó a construir la cabaña, con material seco, y llegó un momento en que se fue cerrando todo en cuanto  a la construcción y nos llevó a terminarlo antes de lo previsto. En julio abrimos las puertas”.
El gusto de la pareja por muchos lugares inspiradores del país, como Trevelín en Chubut o Villa Alpina, en Córdoba, fue lo que los convenció respecto del nombre para la cabaña de té donde hoy reciben a clientes y amigos, cada viernes, sábado y domingo, a partir de las 16.

El encanto de la cabaña
La construcción en madera de la cabaña donde funciona Villa Alpina fue íntegramente construida por Cristian, con la ayuda de su hijo y la colaboración de algún que otro amigo.
En todo su espacio, en calle Las Chicharras, la casa está rodeada por árboles dando la impresión de un abrazo simultáneo que no puede más que embellecer su aspecto, llevando definitivamente a pensar en una casita alpina. 

Pero no solo el espacio en que se ubica, también la cálida ambientación dentro: el piano, la vajilla, las mesas y las sillas, algunas de más de cien años, todo forma parte de la invitación a pasar una amena tarde, en un lugar con encanto propio.

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