EL EX PUGILISTA Y ACTUAL ENTRENADOR REPASA SU TRAYECTORIA

“Polo” Rodríguez: “El boxeo enseña a tener conducta”

Nacido en General Pinto, protagonizó 116 peleas pero siempre en el ámbito amateur. Como segundo, preparó a “Cuty” Barrera cuando obtuvo el título sudamericano y a “La indiecita” López cuando fue campeona nacional.

Hace más de 60 años que Leopoldo “Polo” Rodríguez está vinculado al boxeo. Como púgil protagonizó 116 peleas y luego, ya siendo entrenador, preparó a muchos jóvenes, entre ellos, grandes campeones del ámbito local, como Luis Dionisio “Cuty” Barrera y Anahí “La indiecita” López.
Aún hoy, a sus 74, sigue firme con su actividad y está terminando de acondicionar un gimnasio en la Casa del Pueblo, adonde trabaja de lunes a viernes entrenando a sus pupilos. Es que no hay nada que lo detenga porque esta es su pasión.

“Enseñar no es para cualquiera, el boxeo no es solo tirar trompadas”.

Boxeador
Polo nació en General Pinto, en el seno de una familia de chacareros. Tenía 13 años cuando Gerardo Aguilera, un amigo de su padre, lo invitó a practicar boxeo. “Yo era medio camorrero –recuerda–, a él le doy las gracias porque fue el que me encarriló, en todo”.
A los tres meses ya estaba peleando. Empató su primer combate, perdió el segundo, y luego comenzó a entrenar también con José Sotelo, que venía de Buenos Aires, quien le corrigió varias cosas que le permitieron obtener un triunfo en su tercera presentación.
Así fue el inicio de su carrera que se extendió hasta sus 24 años, haciendo 116 peleas, de las cuales perdió solo cinco. Tal vez su principal rival haya sido Mario Guilloti, con quien se enfrentó seis veces: ganó una, perdió otra y empató las restantes.
En cuanto a su estilo, Rodríguez señala: “Era contragolpeador. Yo caminaba el ring y pegaba bien, la idea era esquivar las que me tiraban y tirar cuando tenía una oportunidad. Así me enseñaron”.
A los 23 años se casó y a sus 24 dejó el boxeo.

“Todo tiene que ser un 100%, desde lo físico hasta lo técnico”.

Entrenador
El paso siguiente fue la formación de boxeadores. “Enseñar no es para cualquiera –asevera– yo empecé a hacerlo porque aprendí todo lo necesario, sé ver boxeo, me quedan las cosas buenas: no es solamente tirar trompadas, se boxea con todo el cuerpo, si un boxeador pesa 70 kilos en la punta del puño tienen que estar los 70 kilos, tanto en una mano larga como en una corta. Cuando aprende a sacar las manos, pasa a trabajar en la bolsa, después empieza a hacer guantes y si veo que le gusta caminar o es peleador, le voy indicando y lo voy corrigiendo para hacerlo mejor. Lo voy trabajando sobre su estilo”.
En 1978 se vino a Junín y acá también siguió entrenando. Empezó con el promotor Mario Arano entrenando, entre otros, a Luis Dionisio “Cuty” Barrera, a quien acompañó durante varios años, hasta que llegó a ser campeón sudamericano: “Cuty hizo una gran campaña amateur. Lo mismo que como profesional, cuando salió campeón sudamericano y le ganó al paraguayo Francisco Bobadilla en una pelea en el Club Los Indios”.
Pero Rodríguez también entrenó a muchos otros púgiles. Llegó a tener doce profesionales a su cargo, más otros 30 amateurs. Algunos de sus pupilos fueron Miguel Medina Burgos, Gonzalo Dehesa, Hugo Casanovas, los hermanos Ronan y Jonathan Sánchez de la localidad de Rojas, y sacó campeona provincial a “La indiecita” Anahí López.
Respecto de López, señala: “Estuvo conmigo desde los once años hasta los 20. Mi experiencia con ella fue grandiosa, porque la tuve de amateur, ganamos un campeonato provincial, como profesional se fue a Arano pero me pidió a mí como entrenador, hicimos algunas peleas hasta que hicimos la que se puso en juego el título argentino, que ganó en el Club Ciclista. También hicimos una defensa del título en Río Cuarto. Anahí es un muy buen valor”.
Según dice, la clave es el esfuerzo. “Todo tiene que ser un 100 por ciento, desde lo físico hasta lo técnico”, afirma, y luego ejemplifica: “Yo tengo un chico de 16 años al que tengo que echar del gimnasio porque se la pasa entrenando. Lo principal es el sacrificio, la dedicación. Uno puede tener toda la técnica, pero si se cansa, el rival lo come”.

El deporte
Muchos de los chicos que pasan por su gimnasio vienen de infancias duras. “Yo, que tengo edad y experiencia, porque estoy en el boxeo hace 60 años, los aconsejo”, comenta Polo.
Esa experiencia le permitió saber que, en última instancia, todo depende de los jóvenes: “He tenido grandes boxeadores que podrían haber sido campeones, pero dejaron el deporte. Cuty llegó a ser campeón porque entrenaba mucho y tenía una gran preparación física: él te pegaba igual en el primer round y en el décimo”.

“El boxeo ayuda a los chicos que tienen dificultades, enseña a tener conducta, porque uno debe luchar por lo que le gusta y dedicarse al ciento por ciento”.

Balance
Rodríguez considera que lo que pregona es más que un deporte. “El boxeo enseña a tener conducta, porque uno debe luchar por lo que le gusta y dedicarse al ciento por ciento”, analiza.
Según su mirada, esta actividad “ayuda a los chicos que tienen dificultades”, y es por eso que la abrazó con tanta pasión.
Y a la hora de hacer un balance, concluye: “A mí siempre me gustó subirme al ring para lucirme, quería que la gente me aplauda. Gracias al boxeo me conoce gente de todo el país, tengo muchas amistades, hay muchachos a los que he entrenado de chico y vienen y me saludan con cariño, eso es muy agradable para mí. Me dedico a esto porque me encanta y en mis boxeadores busco la perfección”.

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