El Club Social de Junín, cuya sede funciona en el edificio ubicado en las calles Rivadavia y Remedios de Escalada de San Martín arriba hoy a los 130 años de vida.
La institución fue fundada el 26 de marzo de 1889 por un grupo de vecinos de Junín para organizar encuentros sociales como tertulias, charlas y juegos.
Su primera sede fue en las instalaciones del Distrito Militar y su primera comisión directiva estaba compuesta por Manuel P. López, presidente; Vicente Gandini, vicepresidente; Carlos Henestrosa, secretario; Julio Miravalles, tesorero y los vocales Esteban Cichero, Francisco Sosa, Francisco Otero y Andrómico Villafañe.
Tres grandes hitos de la vida institucional del club lo componen su fundación, la compra, en 1925, del edificio que ocupa la sede actual y la adquisición del predio donde está asentado el anexo, en avenida de Circunvalación y Mitre.
La obra de construcción de la sede social se adjudicó a un arquitecto de Capital Federal, quien importó de Sevilla, España, las mayólicas que forman parte de su estructura, con una particularidad poco vista en la ciudad: la representación de pasajes del Quijote de la Mancha que acompaña la arquitectura de estilo español.
La arquitectura del edificio de estilo español, fue reconocida incluso por el Concejo Deliberante de Junín, que lo declaró patrimonio histórico.
El club es presidido actualmente por Arturo Crosetti y ofrece el alquiler de sus salones y actividades deportivas para el aprendizaje de hockey, fútbol, destreza, tenis, yoga y gimnasia para adultos, entre otros.
El Quijote
En una entrevista realizada por Democracia en 2018, el escritor Roberto Cánepa Leiva destacó que “las cerámicas sevillanas del Quijote de la Mancha vinieron por barco entre 1926 y comienzos del 1927, en esa época ya estaba el material en Buenos Aires proveniente de España”.
Entre ellas distingue la escalera de la sede que es propiamente de mármol italiano y compone una mezcla de estilos.
“El mobiliario de madera primitivo era español”, explicó Cánepa Leiva, “el esterillado era una belleza, con cuero repujado y también motivos del Quijote de la Mancha. Creo que hay tres o cuatro sillones originales nada más en el hall”.
A qué se debió la elección del Quijote para la decoración y ambientación del Club que en un principio lo componían cien familias de la ciudad, según el escritor, “fue el criterio del arquitecto que estuvo a cargo de la obra”.
La armadura es otro objeto que llama la atención en el hall de entrada, pero Cánepa Leiva asegura que es una copia.
“Fue traída por el presidente Azpelicueta junto a un arcón donde anteriormente se guardaba la ropa. El arcón desapareció y a la armadura la arrojaron del piso alto y hubo que recomponerla porque nadie la quería”.
Elegir el Quijote de la Mancha, para el escritor “fue un homenaje a lo que significó aquello, como motivo de distracción o de gracia”.
“Los herrajes de la sede son españoles, las arañas, aún hay mucha cosa genuina”, destaca Cánepa Leiva sobre las reminiscencias que aún guarda el edificio y que invitan a un recorrido por aquellos años, con solo atravesar su puerta principal.
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