Hace poco más de tres años, Silvina Arán emprendió un humilde proyecto, con esfuerzo y a pulmón, que nació pura y exclusivamente de su corazón solidario y destinado al barrio donde vive, y donde viven los chicos a los que ayuda cada día desde el Comedor Los Totoreros.
Ubicado en el barrio del mismo nombre, en cercanías de la Escuela 17, de la mano de una mamá del barrio, Silvina, que también es mamá de cuatro hijos, comenzó a trabajar para brindarles el almuerzo a más de treinta niños que asisten al merendero.
Como muchas veces los chicos llegaban temprano, antes del mediodía, y se quedaban hasta entrada la tarde, se sumaron las demás comidas.
Un galpón, el comienzo
La historia del comedor empezó a forjarse en un galponcito de chapa y piso de tierra, sin agua y sin servicios pero que hoy ha cambiado por completo y planea seguir mejorando, con la ayuda de los voluntarios que acompañan y el paso firme de Silvina, la joven mujer de 37 años que sostiene y lleva a delante el comedor.
En los inicios tuvo la ayuda de su hermana y otra mamá, vecina del barrio, aunque hoy continúa por su cuenta, sumado a juninenses que deciden colaborar.
De a poco y con gran esfuerzo, el merendero se fue ampliando: hoy cuentan con agua, electricidad y se colocaron mesadas y piso en todo el salón.
Actualmente se encuentran trabajando en los baños, para lo cual se venden bonos para reunir el dinero necesario.
Necesidades
Justamente por las necesidades del barrio, es por lo cual Silvina hace lo que hace.
Quienes la conocen, aseguran es ella quien está todo el tiempo atendiendo a los chicos y cocinando, no solo merienda, sino también el desayuno, el almuerzo y hasta la cena, todos los días.
El comedor colabora no solo con la gente del barrio, sino también de otros barrios como Campo La Cruz, a quienes muchas veces se los ayuda con leche, alimentos o ropa.
Asimismo, se trata de cubrir necesidades de algunas familias que por necesidad acuden al comedor, más exactamente a Silvina.
“Yo hago esto por las necesidades que veo en el barrio. Además me gusta estar con los chicos”, cuenta esta mujer, humilde de espíritu y enorme de corazón, que tampoco se olvida de agradecer, constantemente a quienes la ayudan a llevar adelante Los Totoreros.
Actualmente, alimentos como carne, azúcar, puré de tomate, sal, jugo en sobre, verduras, cacao y galletitas son algunos de los que hacen falta para que Silvina pueda cubrir las necesidades de los chicos del barrio. También lavandina, detergente y escobas para la limpieza.
Cocina para todos
Muchas veces los chicos pasan varias horas en el comedor y es por eso que tanto Silvina como los voluntarios buscan generar actividades para que ellos sean partícipes.
Amasan, hacen tortas, pastafrolas, pan dulces y hasta huevos de pascuas para la familia, en fechas especiales.
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