La elección de una carrera para la formación profesional, si bien es una decisión personal, se ve fuertemente influenciada por el trayecto educativo y distintas construcciones que se van forjando en el medio en el que vive cada sujeto.
Como una forma de determinar perfiles profesionales y disciplinares, no necesariamente titulaciones y avanzar en una materia pendiente como lo es la correspondencia entre la formación profesional y aquellas necesidades que tienen las regiones del país, surge la determinación de las áreas de vacancia en el sistema de educación superior.
Danya Tavela, vicerrectora de la Unnoba dialogó con Democracia sobre la importancia de difundir la oferta académica en cada región así como las posibilidades de inserción en el mundo laboral y productivo, en el marco de su trabajo de investigación, presentado en mayo de 2018, “Áreas de vacancia, vinculación, pertinencia y planificación del sistema universitario”, editado por el Ministerio de Educación de la Nación.
Mundo productivo y oferta educativa
El trabajo pone en evidencia, según explicó Tavela, “que los requerimientos del mundo productivo están muy distanciados de las ofertas que hacemos en general las universidades”.
Dichos requerimiento no necesariamente tienen que ver solo con la demanda laboral sino también con los perfiles de emprendedores y la posibilidad de generar perfiles que puedan trabajar en la generación de conocimientos y demás, en determinadas áreas económicas.
“Uno puede decir que faltan ingenieros y en realidad lo que faltan son perfiles que puedan interpretar procesos constructivos y demás. En la publicación que realizamos con la Dra. Magalí Catino, trabajamos siempre perfiles profesionales, no titulaciones”.
La investigación publicada explora distintas regiones, para poder determinar el perfil productivo de cada región del país y luego cada provincia.
Específicamente sobre Buenos Aires, se desprende un gran número de “subregiones”. De hecho, la región noroeste, destaca, claramente vinculada a la producción agropecuaria.
Respecto de la Unnoba y la vinculación con el medio a través de su oferta educativa, Tavela destacó que “la Universidad tiene una gran oferta tecnológica y productiva desde la formación, aunque predominan muchos perfiles de estudiantes de derecho y ciencias económicas, que no necesariamente acompañan el perfil productivo de la región”.
Cuando se trabaja con una universidad puntual, según expresó Tavela, “es necesario avanzar en la difusión de las carreras y las posibilidades de inserción de esas carreras en el mundo laboral y productivo, porque lo que se sigue observando en la universidad es que si bien ha variado la tendencia (por ejemplo este año la segunda carrera en inscriptos es enfermería y el año pasado fue genética, agronomía y demás) todavía persiste una fuerte presencia de lo que solemos denominar carreras tradicionales como contador y abogado”.
"La Universidad tiene una gran oferta tecnológica y productiva desde la formación, aunque predominan perfiles de estudiantes de derecho y ciencias económicas, que no necesariamente acompañan el perfil productivo de la región”.
Cambiar la tendencia
Para Tavela, es destacable el hecho de que haya cambiado la tendencia en la elección de las carreras, en los últimos años.
“Sin dudas se quebró la tendencia”, aseguró y continuó: “Cuando recién comencé en la universidad, todos los años, las únicas carreras que crecían eran abogacía y ciencias económicas. Hoy eso cambió y crecen las carreras no tradicionales, aunque aún resta mucho trabajo de difusión y sobre todo incorporar en el colectivo y en la idea de las familias, porque la elección de una carrera es multifactorial. Es importante incorporar en la familia la posibilidad de conocer esas nuevas carreras”.
En ese sentido destacó el caso de la carrera de genética que solo se dicta en la Unnoba y en la Universidad de Misiones, dentro del sistema de educación pública.
“Es una carrera con una salida laboral increíble, con muchas posibilidades de desarrollo y falta, sin embargo, que se incorpore en el imaginario de las posibilidades”.
Claro que elegir una carrera no es algo que ocurre de un día para el otro, sino que tiene que ver, como se mencionó en un principio, con una construcción y formación de cada sujeto a lo largo de su vida que abarca no solo la educación secundaria sino también el nivel inicial.
“Cuando tenemos programas de colegios secundarios que no fortalecen la enseñanza en ciencias, indudablemente es muy difícil que se despierte esa inquietud en nuestros jóvenes”, aseguró Tavela y agregó: “Creo que además la enseñanza de ciencias debería comenzar en el jardín de infantes. Acercarse a la explicación de cómo funciona el mundo, a través de la física, la matemática, la química. Si se incorpora en los distintos espacios educativos, permite que prevalezca esta tendencia a la hora de la selección en el futuro”.
La Unnoba
Consultada sobre la situación de la Unnoba dentro de este panorama que se repite a nivel nacional, Tavela indicó que más allá de la gran oferta académica, “la universidad tiene que avanzar en hacer ofertas a través de generar nuevas alternativas con nuevos espacios de formación, es decir, pensar en la educación a distancia como una herramienta, pensar en la formación en oficios, trabajar en la generación de carreras a partir de los reconocimientos de trayectos formativos (RTF)”.
“La universidad tiene una base de oferta académica muy interesante, muy consolidada pero que indudablemente tiene que ir hacia una lógica de modernización de esa oferta”, concluyó.
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