En los años ‘70, la performance de Guillermo Vilas en el circuito ATP de tenis generó una revolución en el país y miles de chicos se volcaron a este deporte. Y también lo hizo Hugo Tellieri, que por entonces era un adolescente que vivía en su ciudad natal: Los Toldos.
Al tiempo que el tenis empezaba a dejar de ser elitista, Tellieri se compró su primera raqueta en seis cuotas, que pagaba con su sueldo como cadete de una clínica.
“Yo no podía tomar clases porque no tenía dinero, entonces miraba y trataba de aprender cosas y aplicarlas en partidos que jugaba con amigos”, recuerda hoy. Pero en el club le vieron condiciones y le becaron seis clases, los sábados, para que pudiera aprender lo básico. Al mismo tiempo, pasaba horas mirando a los buenos jugadores del club, aprendiendo los mejores golpes de cada uno y autocorrigiéndose.
“Tuve chicos hace treinta años que hoy me traen a sus hijos, ese es un aliciente para seguir adelante y para darme cuenta de que voy por buen camino”.
“Arranqué a los 15 años, una edad a la que los buenos ya están compitiendo casi a nivel profesional, pero competí bastante a nivel local –cuenta–; inclusive, yo estaba en Los Toldos y venía a Junín a participar de los torneos de la asociación, jugué interclubes representando al Social y, además, estaba el Grupo de Tenis Junín, que incluía a las tres instituciones que en ese momento tenían tenis: Social, Junín y Golf, y con esa agrupación se formó un equipo con el cual llegamos a competir en la Primera con la elite del tenis nacional. Fue la única vez que Junín tuvo un equipo compitiendo a ese nivel. Eran los años 79 y 80, y yo estaba con Mario Garzillo, Mario Scévola, Alejandro Correa Urquiza, Sergio Comisso y algún otro que hacía de suplente. Fue algo muy satisfactorio y conocíamos mucha gente que, a la postre, fueron profesionales”.
“Vengo contento a trabajar cada día porque esto lo disfruto mucho”.
Profesor
El “Topo” –como lo conoce todo el mundo– empezó a dar clases de tenis a gente conocida en el Club Social de Los Toldos, y como vio que le gustaba, a partir de sus 17 años se dedicó exclusivamente a esa actividad. Entonces hizo el profesorado de tenis, en Olivos, un curso avalado por la Asociación, en el que sus docentes fueron Oscar Barral y Alejandro Gattiker. Después hizo otros dos seminarios de formación de entrenador y coach para nivel competitivo.
En septiembre de 1983, invitado por el profesor Raúl Cassia, se vino a trabajar a Junín. Aquí comenzó como ayudante en el Golf y en el Social. Al poco tiempo, ya había iniciado su propio camino como coach.
Siempre siguió dando clases en Los Toldos y fue entrenador en Vedia y Alberdi. En cuanto a su desempeño local, señala: “En el Golf estuve once años y en el Social estuve siempre, con alguna intermitencia, y hoy sigo dando clases allí. También estuve en Tenis Park, en Independiente, en BAP y desde el año 1995 también estoy en el Club Rivadavia, el otro club que conservo hasta la actualidad”.
Su profesión
Miles de chicos fueron sus alumnos. Si bien durante varios años hizo entrenamiento para competencia, desde hace un tiempo da solamente clases particulares y en escuelita. “No hago más entrenamiento para competición porque la infraestructura de los clubes de Junín no es acorde para hacer un buen centro de entrenamientos, ya que son muchos clubes con pocas canchas”, explica.
Hoy en día tiene más de 40 chicos entre los dos clubes, más las clases particulares.
Respecto de lo que hace en la escuelita, agrega: “Se aborda distinto a los chicos cuando aprenden, se trabaja con grupos para que no se frustren. Por eso el juego siempre es en equipos, para que, tanto la victoria como la derrota, sean compartidas. El individualismo que tiene el tenis hace que al chico eso le pegue mucho, por eso hay que intervenir para que el chico no deje el deporte. Todo lo que se enseña, se hace en equipo”.
“Aprendo de los chicos y voy evolucionando con ellos”.
Balance
El “Topo” asegura que “cada chico deja una enseñanza distinta”, y añade: “Yo aprendo mucho de los chicos y voy evolucionando con ellos”.
Y, según dice, el tenis tiene sus enseñanzas para los niños: “Como cualquier deporte, el tenis te ordena en la vida, porque hay horarios, entrenamientos, consignas, hay un reglamento y es muy importante aprender los límites, porque vive en una sociedad que tiene sus reglas. Además, en el tenis no existe la trampa, no está la picardía del fútbol, y eso hace que te deje bastante ordenado”.
Siendo un apasionado por el deporte blanco, la gratificación de Hugo es haber podido vivir siempre de esto. “Hago lo que me gusta, pude hacer estudiar a mis hijas y siempre intenté pasarla bien. Yo vengo contento a trabajar cada día porque esto lo disfruto mucho”, asegura.
Y al momento de hacer un balance, concluye: “Anduve por muchos lados, conocí mucha gente, tengo muchos amigos, tuve chicos hace treinta años, que ahora me traen a sus hijos y creo que ese es un aliciente para seguir adelante y para darme cuenta de que voy por buen camino. Con esto no voy a hacer una gran diferencia en lo económico, pero sí gané un montón de amigos”.
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