Según las estadísticas brindadas por la Asociación Civil Luchemos por la Vida, en el país hubo 7.274 fallecidos en accidentes de tránsito -en el hecho o como consecuencia del mismo, durante el 2018. Esto implica un promedio mensual de 606 muertos o 20 por día.
Además, hubo unos 120 mil heridos de distinto grado y miles de incapacitados. Desde la organización sostienen que las pérdidas económicas del tránsito caótico y accidentes superan los 10.000 millones de dólares anuales.
Cabe destacar que con 2.158 muertes, la provincia de Buenos Aires lidera el ranking del año pasado, seguida por Santa Fe con 626 y Córdoba con 439. En el último lugar, se encuentra Tierra del Fuego donde hubo 13 víctimas fatales.
En una comparación interanual a nivel nacional, se puede observar que durante el año pasado hubo 61 muertos más que en 2017, año en el que las víctimas fueron 7.213. Los accidentes de tránsito en el país, son la primera causa de muerte en menores de 35 años, y la tercera sobre la totalidad de los habitantes
Por otra parte, en un gráfico comparativo de los últimos 25 años se puede observar que la variación de muertos anuales es mínima. El mejor año es 2002 con 6.806 pérdidas -un promedio diario de 19-, y el peor es 1994 con 8.709 decesos. La mala noticia es que desde 2013 se venía registrando un ligero mejoramiento año tras año, pero la racha se cortó en 2018.
Según indica la misma Asociación, Argentina ostenta uno de los índices más altos de mortalidad por accidentes de tránsito. En comparación con otros países, la entidad registra los números de 2014, cuando nuestro país tenía 7.613, España 1.680, Holanda 570 y Estados Unidos 32.675.
Pero el dato curioso está en el porcentaje de disminución de muertos entre 1990 y 2014, que en Argentina se mantiene en 0%, mientras que los españoles disminuyeron en un 81 %, Países Bajos un 59% y los norteamericanos en un 27%.
“Muchos apurados, nunca llegaron a destino”
Según indica Luchemos por la Vida, la velocidad es uno de los factores principales de muerte por accidentes de tránsito. “Muchos argentinos consideran que no van rápido a 120 Km/h, cuando a más de 90 Km/h un vehículo es cada vez menos gobernable, aumentando así el peligro de muerte de sus ocupantes”, afirman.
“A mayor velocidad, mayor es la distancia que se necesita para detener el vehículo y más graves serán las consecuencias ante cualquier falla mecánica como el reventón de un neumático, una mala maniobra del conductor o cualquier imprevisto que se presente en el camino” destacan.
“La noche, la lluvia y la niebla son causas fundamentales para que deba disminuirse, aún más, la velocidad. Muchos apurados, nunca llegaron a destino”, exclaman.
Otra causa fundamental de mortalidad en accidentes de tránsito “es atribuible a las bebidas alcohólicas. Los impedidos para manejar no sólo son los ‘borrachos’: un sólo vaso de vino, cerveza o whisky, limita la capacidad de conducción, ya que produce una alteración de los reflejos para conducir”, sostienen.
Las bebidas alcohólicas hacen que las respuestas y las maniobras, ante cualquier eventualidad de la ruta, o la calle, sean torpes y lentas. Embota los sentidos disminuyendo la capacidad de atención normal; genera una falsa sensación de seguridad que predispone a excesos de velocidad y a todo tipo de violaciones a las normas de seguridad en el tránsito. Y es falso suponer que el café o cualquier otro estimulante, anulan sus efectos nocivos. Por lo menos en 1 de cada dos muertos en accidentes de tránsito en el mundo, está presente el alcohol.
Mejor, conducir de día
Desde la organización no gubernamental expresan: “Es ya un clásico -sobre todo en tiempo de vacaciones- conducir de noche. Las causas invocadas son múltiples: para llegar de día y aprovecharlo, porque de noche hay menos tránsito, porque no hace tanto calor. Cuando en realidad, al viajar de noche, se triplica el riesgo de muerte”.
“El sueño es inevitable y, en el mejor de los casos, disminuye grandemente los reflejos y la capacidad de reacción. El ritmo biológico normal de cada persona, hace que ésta esté acostumbrada a dormir de noche”, subraya en un comunicado.
“El conductor ideal, capacitado para conducir de noche con menos riesgo de quedarse dormido o dormitar, sería aquél que normalmente durmiera de día y condujera de noche. Se agrava mucho más si no hubo descanso, o si se trabajó durante todo el día”, resaltó.
COMENTARIOS