Con el cambio de milenio, allá por 2001, los “cibercafé” fueron el gran atractivo de los juninenses que buscaban animarse a conocer y aventurarse en el nuevo mundo que provenía de Silicon Valley, California llamado “internet” creado en la década de 1990.
Los canales de chats como ICQ y MSN, las páginas webs con el buscador de Windows y la descarga de música, eran las atracciones principales de los cibernautas que pasaban largos días en un ambiente con computadoras, aire acondicionado, bebidas y comidas, navegando a una velocidad de 52 k.
Luego, con los módems, que ocupaban la línea telefónica con ruidos extraños, aparecieron las primeras empresas prestadoras del servicio para viviendas, pero los lugares de reunión siguieron siendo los ciber que fueron creciendo increíblemente, sumando más tecnologías.
Es cierto que la “banda ancha” dio la libertad para jugar desde la habitación, pero más allá de tener internet en tu propia casa, estos espacios llenos de ordenadores siempre dieron la posibilidad del encuentro, de compartir un juego en red con amigos entre charlas y risas interminables: en Junín fue el pool de la primera década del siglo XXI.
Tal es así que el Counter Strike puede considerarse como el precursor en esta modalidad de entretenimientos, en la que no se necesita tener una conexión online para disfrutarlo, ya que solo demanda tener una gran cantidad de computadoras conectadas entre sí en un solo lugar.
Casi 20 años más tarde, niños, adolescentes, jóvenes y personas grandes, siguen disfrutando de los encuentros coordinados y casuales rodeados de monitores con juegos que se disfrutan en equipo.
“Además del Counter, hoy juegan al Fortnite, Lol y lo que venga. Ahora que es verano, tipo 5 de la tarde empiezan a llegar los jugadores que se quedan más de dos horas. Se arma un grupo de amigos y vienen siempre. Los domingos son los días más fuertes”, explicó Gastón, desde el local Hackers.
“Yo creo que siguen viniendo porque acá se forma un lindo ambiente de amistades, donde ríen, toman y comen algo. Me parece que es otra onda que jugar por separado, cada uno en su casa”, afirmó.
“La hora libre cuesta 80 pesos, si no podés crearte una cuenta y cargarle los abonos que, por ejemplo, con 100 pesos tenés tres horas. Esto es más conveniente si querés venir más seguido, porque el tiempo que sobra queda guardado”, destacó.
COMENTARIOS