Lalo Maneses se abrió paso en la vida con humildad. De a poco fue construyendo una carrera vinculada a la música que lo mantuvo vigente por casi sesenta años en los escenarios. Su padre y sus hermanos tocaban la guitarra y Lalo siguió el mismo camino. Fueron ellos quienes le enseñaron el instrumento y juntos tocaban en fiestas familiares y en las Navidades.
Siempre le gustó mucho el folclore, y formó parte de un grupo denominado Las Voces del Totoral. En una oportunidad, iba caminando por la calle y un grupo de adolescentes lo reconocieron y lo invitaron a formar parte de un grupo de rock. Por ese entonces ya habían aparecido los Beatles y los Rolling Stones, y Lalo empezaba a quedar impactado con esa música. Así se sumó a The Crazy Cats. “Entraron a vendernos por acá y por la zona, tocamos bastante”, recordó en su última entrevista con Democracia, publicada en la edición del 25 de noviembre del año pasado.
A los 18 se fue a Mar del Plata y de ahí a Buenos Aires, a probar fortuna con la música. “Hubo que pelearla, en esa época allá también estaban Rubén Aguilera, Armando Álvarez, Héctor Rubén, Tatín Morán, y con ellos tenía mucho contacto”, contó al diario.
Allí estuvo un año y después le tocó el servicio militar en Zapala. En el medio, en una salida, durante los carnavales, vino a Junín y tocó junto a Los Guajiranos, grupo del que después formó parte, cuando terminó la conscripción.
“El grupo hacía rock, pero tirando a melódico –explicó–, y a mí me parecía que no funcionaba en los bailes. Por eso propuse cambiar de nombre y de estilo: empezamos de nuevo como Constelación Cero y con otra propuesta”.
Constelación Cero fue una banda muy reconocida de aquel tiempo, que durante cinco o seis años marcó una época, tanto en Junín como en la región.
Luego arrancó con su proyecto, el Grupo Replay. “Hacíamos rock, ahí pude hacer algunos temas míos que están asentados en Sadaic. Además de hacer temas de Litto Nebbia, de Los Iracundos, de La Joven Guardia, cada tanto mechábamos algunos de Palito Ortega, que siempre gustaron mucho”, indicó Lalo en la entrevista mencionada.
La gastronomía
Además de la música, Lalo se dedicó a la gastronomía y, hace pocos meses, pudo concretar un sueño por el que trabajó toda su vida: la apertura de su propio espacio para eventos y presentaciones musicales.
Fue en Belgrano y Carlos Gardel, donde abrió El Rincón de Lalo. “Siempre quise tener un lugar como este –relató en la entrevista–, principalmente para las personas de mi generación, porque la gente grande tiene muy pocos lugares de recreación en donde poder ‘sacarse el óxido’, como suelo decir yo. Este es un lugar pura y exclusivamente para gente mayor”, indicó al ver plasmada su última realización.
Restos
Los restos de Eduardo Martín Maneses son velados en Dos Reis Hnos., Sala de la Merced, Rivadavia 765 2° piso. El cortejo fúnebre partirá hoy a las 15.30 al Cementerio Central.
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