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Francisco Parodi, en San Fernando con un Piper en primer plano y otro de Austral de fondo.
EN LOS CIELOS ARGENTINOS Y DE PAÍSES LIMÍTROFES

Nació en Junín y se crió en Arenales: hoy pilotea aviones de pasajeros en Austral

Se trata de Francisco Parodi quien, a los 17 años comenzó con la carrera aeronáutica con el objetivo de llegar bien alto. A los 26 entró a la empresa estatal formando parte del equipo de comandantes que vuelan las aeronaves brasileras turbofán Embraer 190 de última generación.

Nació en Junín, pero se crió en General Arenales donde realizó los estudios primarios y secundarios, para luego mudarse a Buenos Aires a estudiar Ingeniería, una carrera que iba a quedar en segundo plano cuando descubrió el placer de conquistar los cielos.
En el aeropuerto de San Fernando inició sus primeros pasos en la aeronáutica. Tenía 17 años cuando realizó su primer vuelo bautismo y, desde ese momento, su vida cambió para siempre al saber qué quería hacer con su futuro.
Desde 2015, Francisco Parodi forma parte del equipo de pilotos de la empresa estatal Austral Líneas Aéreas comandando los aviones de pasajeros Embraer 190, que tienen una capacidad de 100 plazas en vuelos de cabotaje y a países limítrofes. 
Con motores turbofán, estas aeronaves de fuselaje estrecho son fabricadas en Brasil y usadas para vuelos regionales, también por aerolíneas internacionales como Lufthansa, Alitalia, Aeroméxico, Air Canadá. Copa Airlines y LOT. “Es una muy linda máquina”, resaltó Parodi en diálogo con Democracia. 
Sobre las rutas aéreas, explicó: “Cubrimos la Argentina desde Ushuaia a Jujuy con todos los puntos como Bahía Blanca, Córdoba, Neuquén y Mendoza junto con Aerolíneas Argentinas. Además llegamos a países de la Región como Chile, Uruguay, Brasil y Paraguay”.
“Estoy cómodo dónde estoy, es una gran empresa  que nos cuida mucho y nos trata muy bien. No tengo en mente hacer viajes internacionales, ya que me gusta siempre volver a mi casa, además de que estoy contento con Austral”, subrayó. 

Sus inicios
“Mi primo, que ya era piloto comercial, me llevó a la pista de San Fernando para mostrarme lo que era el mundo de los aviones; ahí hice mi primer vuelo, de media hora para descubrir las sensaciones porque no es lo mismo un avión con el que te vas de vacaciones con uno pequeño de dos pasajeros”, afirmó Parodi.
“A partir de ahí, me hice el estudio psicofísico para ver si estaba apto para volar una aeronave y comencé a hacer el curso de piloto privado de avión de un mínimo de 40 horas de vuelo. El tiempo depende de la capacidad que uno tenga de pagarlo: en ese momento, la hora de vuelo eran 120 pesos y hoy ronda los dos mil pesos”, destacó.
Para poder lograr su objetivo, en paralelo Francisco realizó distintos tipos de trabajo, entre ellos empleado de una fotocopiadora. “Ese curso me llevó alrededor de un año y medio a bordo de un Cessna 150”, recordó.

“Esa licencia me habilitaba a volar aeronaves hasta 5.500 kilogramos monomotores. Después fui rindiendo otros cursos como el de vuelo por instrumento para comenzar a pilotear otros tipos de aviones”, continuó.
“Después seguí con la carrera de ‘piloto comercial’ que son 200 horas de vuelo que hice en distintos aviones como los Piper Tomahawk y Archer; Cessna 182, 172 y 152, tratando de ir buscando algún trabajo porque todavía seguía pagando las horas de vuelo”, sostuvo.
“Este título ya te permite empezar a facturar por tu trabajo y yo seguí volando hasta las 400 horas para rendir el examen de ‘piloto aeroaplicador’. Con 100 horas más, un total de 500, ya sos ‘instructor’”, detalló.
“En ese tiempo di clases de vuelo en San Fernando y al mismo tiempo fumigaba para una empresa en la localidad de 25 de Mayo en un Piper Pawnee 235, que fueron mis primeros trabajos en el mundo de la aeronáutica”, agregó. 
“Obviamente seguí juntando horas y mi última gran licencia fue la de ‘piloto comercial de primera clase’, que demanda un total de 900 horas de vuelo”, resaltó.

Del fumigador a Austral
“Cuando tenía 26 años, hubo un llamado de la empresa Austral y me presenté entre 250 pilotos. Rendí varios exámenes, tuve una entrevista personal y quedé seleccionado entre los 25 aviadores que solicitaban”, exclamó Parodi.
“La empresa me tomó, firmé un contrato y tuve un período de prueba y adaptación. Pasás a los exámenes propios del avión, estudiando las características para luego rendir en un simulador. Es un proceso que te lleva dos meses”, aclaró.
“Luego dentro de la línea aérea se hacen 100 horas de vuelo acompañado de un comandante instructor, y copiloto de seguridad ya llevando pasajeros”, señaló. 

Los tipos de vuelo
“El vuelo de aeroaplicación se realizan muy cerca del terreno con la mayor apreciación visual posible porque no hay instrumentos. Sos vos y el campo y ante cualquier duda, sos tu propio jefe y no tenés con quién consultar”, agregó el aviador.
“Con respecto a la aeronave de línea que vuelo ahora, el Embraer 190 es un módulo muy automatizado que tiene muy buenas prestaciones y tecnológicamente es superior al resto que existen en el país”, confirmó.
“Tiene la filosofía de Boeing con buena performance en la parte aerodinámica, y son pioneros en este tema desde hace muchos años. La automatización del equipo mitiga muchísimo la posibilidad del error. Es muy seguro y dentro de los ‘jets’ me gusta mucho este modelo”, concluyó.

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