Daniel “Keto” Barco sabe lo que es hacerse de abajo. Viene de un hogar en el que nunca sobró nada y, con trabajo y esfuerzo, pudo hacerse un lugar en la actividad comercial de Junín.
Algo similar a lo que ocurre con su querido Ambos Mundos, el club que preside desde hace un lustro. Él la considera una institución “muy humilde” que, con el empeño de sus socios y dirigentes, día a día logra dar contención a numerosos chicos, principalmente de la zona noreste de la ciudad. En definitiva, una entidad que también se supo ganar, con ese tesón de sus socios y seguidores, un espacio de reconocimiento en el deporte local.
“Ambos Mundos es un club muy humilde y de barrio”.
Primeros años
Keto nació en el barrio Pueblo Nuevo. Es el menor de dos hermanos, de un matrimonio constituido por un ferroviario y una peluquera.
Hizo la primaria en la Escuela N°2 y la secundaria en el Industrial, aunque luego se recibió de electrotécnico mecánico a la noche, porque hizo un curso que le permitió, a sus 14 años, ingresar en Mattiazzi, la empresa que hacía secadora de granos. “Tuve que trabajar porque en mi casa era importante una entrada más”, dice.
“Hoy tiene mejoras por todos los que trabajamos y quienes nos apoyan”.
El comercio
Pasó por algún otro empleo, hizo electricidad del automóvil, ingresó a la casa de electricidad Dilernio, donde permaneció nada menos que 31 años, hasta que pudo independizarse y poner su propio comercio: Keto’s Electricidad e Iluminación.
“Yo tenía vocación de vender –explica– me gusta el contacto con la gente, y la situación me llevó a seguir mi propio camino. Abrí en el año 2007 y la verdad que mi familia me apoyó mucho, lo mismo que los proveedores, los electricistas y la gente en general”.
Lleva más de cuarenta años en un rubro en el que “los cambios se dieron primero paulatinamente” y luego de manera más vertiginosa: “Al principio estaban las lamparitas comunes, después aparecieron las bajo consumo, los artefactos, la modernización, el sistema Led, la electricidad es un rubro que no para nunca de crecer”.
El fútbol
De chico Barco solía jugar al fútbol en la esquina de Comandante Escribano y España, en su barrio. Una tarde pasó por allí Juan Torelli, de B.A.P., que conocía a su papá, y lo invitó al club.
Empezó jugando de cinco, pero después pasó a ser enganche y delantero.
“Con mi hermano íbamos prácticamente todos los días a la sede de Ambos Mundos –recuerda– porque vivíamos a una cuadra, y mirábamos cómo jugaban a las cartas, al villar, al pool, al ping pong, entonces a los quince me fui al tricolor. Debuté en Primera a los quince en un nocturno y estuve muchos años allí”.
Más tarde pasó por Moreno, Rivadavia y numerosos equipos de la zona. En cuanto a sus lauros, obtuvo un torneo preparación con Ambos Mundos, y salió campeón con Moreno, BAP, en Alberdi, con Racing de Chacabuco, con Colonial de Ferré, entre otros.
También fue director técnico de River, Ambos Mundos, en Agustina, Rivadavia de Junín, Independiente y BAP.
Dirigente
Por amor a su club, desde muy joven estuvo vinculado a la dirigencia. A los 19 años ya era tesorero. A los 20 fue primer vocal y como el presidente tuvo que ser operado de urgencia, quedó como presidente interino durante seis meses. También formó parte de la Comisión de Fiestas con la que trajeron desde Sebastián, Ricky Maravilla y Miguel “Conejito” Alejandro, hasta Luis Landriscina o Riff.
Después de pasar por diferentes espacios, asumió la presidencia y va por su tercer mandato como máxima autoridad.
“Ambos Mundos es un club muy humilde y de barrio”, señala Barco, para luego ampliar: “Hoy tiene algunas mejoras producto de todos los que trabajamos y quienes nos apoyan. Llevamos un orden y destinamos el dinero a lo que decimos que va a ir, por ejemplo, la luz artificial de la cancha, la iluminación del predio, el merendero, el salón de fiestas, el mejoramiento natural de la cancha, el resembrado y arado, hoy estamos haciendo un quincho, cosas que son visibles”.
Pero el trabajo es muy arduo y cuesta mucho conseguir fondos para seguir avanzando. Según dice, “en Junín, los clubes más sufridos son Ambos Mundos e Independiente, porque el resto tiene otros recursos y diferentes posibilidades de ingresos”.
“En Junín, los clubes más sufridos son Ambos Mundos e Independiente, porque el resto tiene otros recursos y diferentes posibilidades de ingresos”.
Balance
Al repasar lo logrado, ve que en estos once años con su comercio pudo hacerse de un nombre propio en esta actividad gracias al apoyo de mucha gente: “Yo agradezco de corazón a quien me dio una mano. Hay proveedores que me dieron mercadería a consignación para que yo fuera pagando como podía. Lo mismo que los electricistas que me tienen confianza y afecto, y cuando me compraban trataban de cobrar rápido sus trabajos para traerme el pago a mí, para que pudiera salir adelante. Eso no me lo olvido jamás”.
Por todo eso, al momento de hacer un balance, también rescata sus raíces: “Mi padre falleció cuando yo era muy joven, a mis 22 años, y a mi vieja la perdí hace doce años. Ellos siempre me ayudaron y me hubiese gustado mucho que pudiesen ver lo que pude lograr. Para mí, haber alcanzado todo esto, es una satisfacción enorme. La gente me lo hace ver y eso es muy gratificante”.
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