Psicóloga Micaela López.
PROYECTOS CUMPLIDOS Y PENDIENTES DE CARA A 2019

Balances de fin de año: buscar un punto medio para equilibrar entre lo positivo y lo negativo

Es común que lleguen en esta época del año ya que como asegura la psicóloga Micaela López, “los seres humanos nos movemos a partir de ciclos y el hombre ve la historia como continuos ciclos que terminan y empiezan”. Lo bueno y lo malo dependerá de dónde se ponga el foco.

Todo balance, todo momento de reflexión que se pueda hacer sobre nosotros mismos, ese tiempo de introspección siempre es conveniente, aunque no necesariamente tiene que hacerse a fin de año, asegura la psicóloga Micaela López (MP 10421).
Claro que lo más común es que los balances lleguen en esta época del año “ya que los seres humanos nos movemos a partir de ciclos y el hombre ve la historia como continuos ciclos que terminan y empiezan”.
Sin dudas habrá aspectos positivos y negativos y todo dependerá de dónde o en qué cuestiones se ponga el foco. 

Visualizar las vivencias como aprendizaje
En estos balances habrá cosas positivas y otras desfavorables, según la reflexión que haga cada sujeto, y dependiendo especialmente de dónde coloque la mirada.
Según la psicóloga López: “Si muestra una tendencia a realizar un recorrido de todo lo que hizo, focalizarse en los logros que alcanzó, en pensar y valorar los vínculos sanos con los que cuenta, si visualiza lo vivido como un tiempo de aprendizaje, se verá fortalecido y con ganas de continuar con lo que se viene realizando”. 
De lo contrario, “si uno muestra tendencia a la autocrítica, si juzga todo lo que no logró, y si a eso se le suma la culpa, puede resultar muy angustiante”.
En todo caso, según explicó López, “lo importante es poder pensar que nada es absoluto, que siempre habrá un resto incumplido que podría llegar a ser la meta para el próximo año”.

No es el fin del mundo
En muchos casos, al pensar el fin de año meramente como un ciclo que termina, es natural que paralelamente se piense en el futuro, en lo que está por venir. 
En ese sentido, si pensamos en proyectos,  López aconseja que “es importante plantearse objetivos posibles de realizar, con metas que dependan de uno mismo, y no de factores externos o con objetivos inalcanzables, porque en este caso puede llevar a la frustración”. 
La profesional explica que en ese punto, “se pone en juego la confrontación entre el yo actual (lo que logré, lo que tengo) y el yo ideal (lo que esperaba) y esta comparación nos hace más o menos satisfechos”. En líneas generales, más o menos felices.

Hacer todo “por elección” y no obligación
La preocupaciones a la hora de los balances se encuentran ligadas al plano emocional, con inquietudes afectivas, el recuerdo de personas que ya no están, y por qué no, mayores exigencias laborales, que trae en conjunto aparejado más stress y cansancio físico.
Según López, “también otras preocupaciones más asociadas a cuestiones que tienen que ver con la tradición, regalos, las compras,  reuniones familiares o con amigos. Incluso en algunos casos existen muchos mandatos sociales, como reunirse con familiares con los que no se frecuentan, buscando momentos de alegría forzada, como las que imponen las publicidades. A su vez presiones y expectativas de los otros puestas en cada uno, que son variables que pueden incrementar la preocupación y la angustia en esta etapa del año, el hacer cosas porque “hay que hacerlas” y no por elección”.
Pasado este tiempo de fiestas, reuniones, expectativas, balances, exigencias,  la tensión suele bajar,  pero hay que entender “que en realidad termina un año calendario, no termina la vida y lo ideal sería animarse a reflexionar  en diversos momentos del año,  sobre lo que queremos, sobre nuestros vínculos, sobre los proyectos”, concluyó López.