El sector textil es uno de los principales afectados por la caída del consumo y la apertura de importaciones.
Eso se vuelve un cóctel difícil de digerir para una rama dominada por las pymes y abocada al mercado interno nacional que siempre padeció la competencia de las grandes marcas internacionales.
Los datos del Indec confirman el panorama: en agosto, en un marco de retroceso generalizado de la actividad económica (1,6% interanual) y de la industria en particular (5,6%), la textil fue la rama que sufrió el mayor desplome, de 16,6%. Y a su vez fue la que utilizó un menor porcentaje de su capacidad instalada en ese mes: 53,4%, casi 10 puntos menos que el nivel general.
“Las empresas toman sus recaudos, entonces producen menos porque se vende menos”.
Democracia dialogó con tres empresarios textiles de nuestra ciudad quienes brindaron detalles de la situación del rubro en Junín.
Marcelo Chale, empresario de la industria de la confección, fabricante de indumentaria para licencias con producción en Junín y Buenos Aires explicó que el volumen productivo bajó ampliamente de un año a otro.
“El panorama real para el sector es que hoy el volumen productivo bajó temporada contra temporada un 40%. Pensábamos que con la devaluación del peso se iba a recuperar el volumen porque analizábamos que nuestro peor enemigo eran las importaciones, pero después de la devaluación nos dimos cuenta que había un enemigo oculto que es la recesión”, indicó y en ese sentido manifestó que “las empresas toman sus recaudos, producen menos porque se vende menos”.
Más allá de eso, según Chale existe un tercer factor que afecta al sector: “es que al vender menos las empresas tratan de aumentar lo menos posible y esto hace que más allá de la baja del porcentaje productivo también los precios no acompañen a la inflación que tenemos en este momento. La situación es muy compleja”, afirmó.
Algunos economistas consideran que las características de la crisis económica generaron una “tormenta perfecta” para esta rama de la actividad con una caída en las ventas de productos por el menor poder adquisitivo e importaciones récord tanto en dólares como en cantidades (ahora se van a desacelerar un poco, pero hasta agosto hubo un alza del 30% pese a la suba del dólar).
Asimismo, la fuerte presión por el lado de los costos en los que esta cadena tiene plazos muy largos y afecta mucho la tasa de interés, también afecta la suba de la electricidad y del mismo modo los costos logísticos, por lo que el combo achica mucho el margen de rentabilidad y muchas empresas se ven en situaciones complejas.
“La industria viene cayendo pero en los últimos meses se dio un repunte, un poco por el dólar a $40".
Un dólar que ayuda
Sebastián Casanueva, mayorista dedicado a la fabricación de indumentaria deportiva, aseguró que el sector está complicado desde hace algún tiempo.
“Hace dos o tres años que la industria viene cayendo. Lo único que se dio en los últimos meses fue un repunte, un poco por estar el dólar en $40 pesos”, explicó a Democracia.
“Todo lo que sea importado, se vende mucho más caro y la gente eligió un poco más nacional. Una calza de marca importada valía $1000 y nosotros estábamos en $600. Y hoy está en $2000 y nosotros en $700. Es mucha la diferencia”.
En ese sentido, según Casanueva “favoreció al rubro”, pero aseguró que “la crisis desde hace tres años se nota en un 50%. Los salarios, el bajo consumo. Bajó la venta un montón y hubo que achicarse. La situación está delicada”.
Guillermo Fabrizio, empresario textil minorista de indumentaria y presidente de la Asociación de Confeccionistas, aseguró a Democracia que “si bien bajaron las ventas, siempre se vende. Yo tuve meses muy buenos este año debido al dólar, cuando se comparan marcas importadas y locales hay diferencias”, estimó en coincidencia con Casanueva.
“Es un punto que nos mantiene. Antes la gente se compraba jeans de marca y hoy por ahí busca otro precio. Pero en líneas generales la actividad viene complicada, la venta bajó”, concluyó.
"Antes la gente se compraba jeans de marca y hoy busca otro precio. Pero aún así la actividad viene complicada".
Panorama nacional
En el país, la principal textil correntina y una de las cinco más importantes del país por facturación, paralizará su producción en diciembre y suspenderá a sus 800 trabajadores.
La brasileña Alpargatas en las últimas semanas cerró dos plantas textiles y de calzado en La Pampa y Catamarca, que implicaron 300 despidos.
Y anunció que recortará 650 puestos de trabajo entre distintas plantas del país. Mafissa, la segunda mayor textil de Argentina, ya apagó sus máquinas, despidió a 400 trabajadores y se convirtió en importadora.
Por caso en nuestra ciudad, la firma ex Antonello es una de las que arrastra una situación compleja desde hace años.
COMENTARIOS