Si bien una parte importante de las consecuencias del actual escenario económico recae sobre la clase media, en los sectores más vulnerables también ven afectados sus ingresos y, por consiguiente, sus hábitos de consumo.
En ese marco, en el último tiempo se empezaron a realizar nuevas experiencias de clubes de trueque. Uno de ellos funciona todos los viernes en la sede de la sociedad de fomento del barrio La Celeste.
Mabel Moreno, su impulsora, cuenta cómo se inició esta propuesta: “Arrancó de la nada. Hablábamos de cómo se trabajaba en años anteriores, cuando participábamos de un club del trueque y llevábamos nuestra producción de canelones, fideos, tortas fritas. Y en esa conversación surgió la posibilidad de hacer uno. Una tarde fui a la sociedad de fomento porque iba a atender la Defensoría del Pueblo, y comenté que quería abrirlo en mi casa, y algunos integrantes de la comisión directiva me ofrecieron ese espacio. Y así empezamos”.
De esto ya pasaron tres meses. Al principio iban cinco o seis y actualmente concurren entre 40 y 50.
El sistema es el tradicional, con créditos que funcionan como dinero. Y también se intercambian los productos directamente. “Hay comidas, ropa, zapatillas, perfumes, cremas, artículos de limpieza, de todo –enumera Moreno–, algunos son artículos usados y otros que los producen o confeccionan los que participan del club del trueque”.
Luego de esta iniciativa se sumaron otras similares en diferentes barrios de la ciudad, como Ricardo Rojas, El Progreso y El Triángulo. “Esto se ve cada vez más por la situación económica, está muy difícil”, concluye Moreno.
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